En el deporte, como en la vida, hay de todo. Ningún atleta se parece a otro, aunque a veces quieran imitarse. En el baloncesto, disciplina en la que los roces son constantes, los contrastes llaman muchísimo más la atención.
Parece que este no será un Torneo Nacional de Ascenso (TNA) para disfrutar de partidos en los que participen dúos antagónicos. O sea, los menos y los más, por azares del calendario están jugando casi todos en llaves diferentes.
Así, el granmense Ernesto González Oduardo aparece en las nóminas entregadas a JR (por cierto, con algunos vacíos en las casillas de los datos) como el «benjamín» del campeonato. Apenas ha echado para atrás 15 almanaques.
Y en la zona central está el «abuelo» del certamen, pues el ya cercano 16 de agosto el camagüeyano Bárbaro W. Abreu Betancourt, tendrá que apagar nada menos que ¡49 velitas!
Hurgando en los listados oficiales de los 16 equipos «maldije» que fueran distribuidos por zonas, porque, si no avanzan Matanzas, Sancti Spíritus y Holguín, no podremos ver a los «rascacielos» frente a frente, ni a estos tratando de atrapar al «enano» de la justa.
El «guerrero» yumurino Luis Alberto Hernández Morales y el espirituano Jerman Luis Clark Clemer tienen que inclinar la cabeza hacia abajo para ver al resto de los competidores. Son ellos los más cercanos al techo de las instalaciones, gracias a sus 2.08 metros.
Confieso que diera hasta mi salario del mes —atrevido, ¿verdad?— por presenciar cómo el «gavilán» holguinero Adonis Fonseca Rodríguez se las ingeniaría para burlar a esos dos gigantes, con sus escasos 1.60 metros.
Menos mal que no fui a Pinar del Río el fin de semana pasado, porque a mí no me gustan los abusos, y no imagino al «peso pluma» de los Metropolitanos Dariel Sotelo (57 kilos) frente al «mastodonte» de vueltabajo, Yosvani Pérez Pozo, quien pesa 130 kilogramos.
Pero no se preocupen, les contaré la historia del choque de la «rastra contra la bicicleta», cuando los pinareños les devuelvan la visita al segundo elenco de La Habana, los días 6 y 7 de septiembre.
Uno no solo va a los partidos a ver canastazos, ingenuidades defensivas, poca originalidad en las combinaciones ofensivas o balones arrebatados impunemente. Hay otros detalles que merecen que uno se dé una vuelta por las sedes del actual TNA, torneo que de seguro tendrá reservada alguna que otra sorpresa.