Alberto Contador, ciclista español. Autor: Reuters Publicado: 21/09/2017 | 05:17 pm
El pasado jueves, el mundo del ciclismo amaneció con otra lamentable noticia. El Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS por sus siglas en francés) decidió vetar las victorias conseguidas a partir de 2005 por el ex ciclista alemán Jan Ullrich, teniendo en cuenta su implicación en la Operación Puerto, un entramado de dopaje que un año después salpicó a varios nombre ilustres del pelotón.
Un día antes, desde Francia, trascendieron informes sobre la detención de Patrice Ciprelli, esposo y entrenador de la emblemática pedalista gala Jeannie Longo, todavía activa a sus 53 años y con un palmarés a cuestas que incluye 13 títulos mundiales y uno olímpico. Tan cercano como el pasado año, Longo ganó por enésima vez el título francés en la prueba contrarreloj.
El arresto de Ciprelli y el registro del domicilio de la pareja en Alpe D’Huez tuvo como motivo una investigación de la Fiscalía de Grenoble que le señala haber comprado EPO (Eritropeyetina sintética) a través de un sitio web, presumiblemente para aumentar el rendimiento de su cónyuge y discípula.
Pero el caso más esperado y sonado estalló el lunes 6 de febrero, fecha escogida por el TAS para dar su veredicto sobre el positivo por clembuterol del ciclista español Alberto Contador durante el Tour de Francia de 2010.
Después de 19 meses luchando por su inocencia, el mejor ciclista de la última década recibió como castigo dos años de suspensión que, gracias al carácter retroactivo de la sanción, terminará a principios del próximo mes de agosto. No obstante, Contador se perderá el próximo Tour y los Juegos Olímpicos de Londres.
El veredicto adoptado por un panel de tres jueces tras la apelación conjunta de la Agencia Mundial Antidopaje (WADA) y la Federación Internacional de Ciclismo (UCI) a un fallo absolutorio de la Federación española, ha dejado una estela de opiniones y destapado no pocas interrogantes.
El filete maldito
La sospecha ha sido suficiente para una condena injusta y extrema para algunos, necesaria para otros, pero injustificadamente dilatada para todos.
La trama de esta historia sui géneris es larga. Todo empezó el 21 de julio de hace dos años, cuando las muestras de orina aportadas por Contador durante un día de descanso del certamen francés dieron positivas a la presencia de clembuterol, una sustancia prohibida por la Agencia Mundial Antidopaje (WADA).
Desde entonces el pedalista, nacido hace 29 años en la localidad de Pinto, ha afrontado la más difícil de sus carreras: la de defender su credibilidad.
El primer tramo de la ruta lo cubrió con éxito. La tesis de que la sustancia prohibida llegó a la orina de Contador a través de un filete de solomillo contaminado que el ciclista consumió en medio de la carrera fue suficiente para que la Federación Española le librara de toda culpa.
El desenlace no les hizo mucha gracia a los dirigentes de la WADA y la UCI, quienes decidieron recurrir el veredicto ante la máxima instancia de justicia deportiva. Pospuestas una y otra vez las audiencias, durante el pasado noviembre las partes involucradas presentaron sus argumentos basados en estudios científicos, opiniones de expertos y declaraciones de los implicados. Incluso Contador se sometió con fortuna a una prueba con el polígrafo (detector de mentiras) con el objetivo de demostrar que su coartada era verdadera.
Ante los ojos de la justicia, sin embargo, nada podía sostener su teoría. El dictamen de casi un centenar de páginas establece como muy poco probable que el clembuterol hallado en las muestras proviniera de un filete contaminado. Pero, a pesar de que durante el proceso se valoró la posibilidad de una autotransfusión por los restos de plastificantes en las muestras de orina, las investigaciones no lograron demostrar que el ciclista cometiera un acto premeditado de dopaje. Más bien se limitaron a apuntar hacia la ingestión de algún suplemento alimenticio con esa sustancia entre sus ingredientes.
Fuego cruzado
Durante todo el tiempo que esperó por su sentencia, Contador confió en que se impondría su inocencia. Así, siguió sumando títulos como el del Giro de Italia, que ahora le fue «borrado» junto a su triunfo en el Tour de 2010.
Sus esperanzas estaban cifradas en algunos antecedentes como los del jugador alemán de tenis de mesa Dimitry Ovtcharov, varios futbolista de la selección nacional de México, o el también ciclista danés Philip Nielsen. En todos los casos argumentaron la ingesta de carne contaminada durante competencias en México y China —países en los que frecuentemente se utiliza el clembuterol para cebar reses—, y fueron exonerados.
Sin embargo, esta vez el TAS echó mano a un estudio realizado por un experto del Laboratorio Antidoping de Lausana, el cual concluye que la posibilidad de que una res engordada con clembuterol en Castilla y León, de donde se presume que es la procedencia del «cuestionado» filete, es tan solo del 0,0065 por ciento. O lo que es lo mismo, una entre 15 485 reses. Además, recuerda que en España se detectaron 143 casos de ceba ilegal con esa sustancia entre los años 1999 y 2002, y apenas cuatro entre 2003 y 2009.
Tanto para las máximas autoridades de la UCI como de la WADA, con la resolución del caso se ha hecho justicia, aunque ambos organismos tildan el anuncio como una fecha triste para el ciclismo y el deporte. En su momento, esos organismos recordaron la existencia de un reglamento que sanciona con dos años de suspensión a los positivos por clembuterol, independientemente de la cantidad de sustancia detectada.
También en sus consideraciones lamentan la injerencia de los políticos españoles, encabezados por el entonces presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, quienes se lanzaron en una campaña pública en defensa del ciclista. «Ello, inevitablemente, nos obligó a recurrir la primera sentencia», explicó el australiano John Faley, presidente de la AMA.
En el otro extremo se levantaron las voces en contra, encabezadas por el mismo Contador, quien de inicio rechazó la propuesta de la Federación Española de un año de sanción, y se escudó en los artículos 296 y 297 del reglamento del Código Mundial Antidopaje, donde se establece que ante la ausencia de responsabilidad o negligencia por parte del deportista, la sanción se puede ver reducida o incluso suprimida.
Varias organizaciones deportivas y algunas de las principales figuras del pedal como el belga Andy Schelk —sombra más cercana de Contador en el pelotón—, o ex pedalistas como el mítico Eddy Merckx, han lamentado la sanción, atacando su dureza y cuestionando el dilatado proceso que le antecedió.
La próxima meta
Después de muchas especulaciones, Alberto Contador disipó los temores y confirmó en una rueda de prensa que la sanción no le hará bajar de la bicicleta. Con el orgullo herido y su credibilidad en duda, adelantó que estudia junto a sus abogados defender su inocencia en las instancias que sean necesarias.
Pero las repercusiones de su caso no serán muy fáciles de borrar. A pesar de que su responsabilidad quedará siempre en entredicho, Contador tampoco ha sabido despejar todas las dudas sobre su culpabilidad.
Así, la sentencia se erige como un mensaje claro de la determinación de las entidades que luchan contra el flagelo del dopaje, empeñadas en hacer cumplir las reglas, a pesar de las posibles atenuantes.
Otra cosa es cuestionar la validez o no de estas leyes, sobre todo cuando no existen por el momento procedimientos capaces de probar con total eficacia la infracción del deportista.
Al final, solo Contador sabe cómo llegó el clembuterol a su orina. De momento, depende de la fortaleza de su mente y de sus piernas que quede en el olvido a su regreso —se prevé su participación en la próxima Vuelta a España— cualquier rastro de duda. Y eso solo lo logrará consiguiendo una cantidad similar de triunfos como la que hasta ahora ha eslabonado, pero todos con total transparencia.
Para el ciclismo, el gran reto será enjuagar su imagen, cada día más dañada por tales contratiempos. De los 17 pedalistas que en los últimos 11 años (de 2001 a 2011) llegaron al podio del Tour de Francia, siete dieron positivo en algún momento de su carrera, o se vieron implicados en escándalos de dopaje como la Operación Puerto. En la Vuelta a España fueron 12 de los 23 medallistas, y en el Giro a Italia 14 de 24.
No hay dudas de que, a pesar de los esfuerzos, el pelotón sigue estando enfermo.
El español más joven en conquistar el Tour de Francia
Alberto Contador nació el 6 de diciembre de 1982, y debutó en el ciclismo profesional a la edad de 20 años como parte del equipo ONCE. Su primer triunfo en el circuito ocurrió en el año 2003, al imponerse en la prueba contrarreloj de 19 kilómetros correspondiente a la Vuelta a Polonia.
Cuatro años más tarde Contador se convirtió en el español más joven en conquistar el Tour de Francia, en gran parte gracias a la expulsión del danés Michael Rasmussen, tres días antes de finalizar la carrera.
En junio de 2008 el ciclista nacido en la localidad de Pinto se proclamó campeón en el Giro de Italia, y meses más tarde completó el doblete al imponerse también en la edición de la Vuelta a España de ese mismo año.
Así, se convirtió en el único pedalista español que ha triunfado en las tres grandes carreras ciclísticas del mundo, una hazaña que solo han protagonizado los franceses Jacques Anquetil y Bernard Hinault, el italiano Felice Gimondi y el belga Eddy Merckx.