Los dos partidos frente a los mexicanos fueron muy provechosos para el inexperto equipo cubano. Autor: Raúl Pupo Publicado: 21/09/2017 | 05:03 pm
Aunque sobraron ganas de ambos lados, sin anotaciones se saldó el segundo y último partido de la serie amistosa entre las selecciones sub 17 de México y Cuba disputada en el capitalino estadio Pedro Marerro.
El triunfo por 2-1 de los visitantes el pasado lunes le daba al duelo sabor a revancha, aun cuando el mayor interés de ambos técnicos se centraba en probar piezas y esquemas con vistas a sus venideros compromisos internacionales.
Después de los primeros diez minutos de puro nervio, cada equipo enseñó sus armas. En medio del dominio alterno, los mexicanos exhibieron mejor dominio del balón y superior capacidad para moverlo al primer toque en espacios reducidos. En suma, se mostraron como un equipo más hecho, a pesar de que a veces les costó encontrar alternativas cuando fueron presionados.
En cambio, los discípulos de Israel Blake ejercieron la velocidad como punta de lanza, siendo muy predecibles en cada escaramuza: balón largo al espacio, y algún que otro centro que apenas encontraba piernas para definir.
Entre las notas en rojo del estratega cubano debiera estar la atención de las marcas en jugadas a balón parado, un aspecto que pudo estropear —sobre todo en la primera mitad— el buen resultado. Y así lo califico porque no es un secreto que el fútbol mexicano, en cualquiera de sus categorías, nos supera en calidad y experiencia.
Muy provechosos resultaron estos dos partidos, los primeros desde que se logró la clasificación a la final de la eliminatoria mundialista en la región de CONCACAF, pues se acercaron al nivel que encontrarán nuestros muchachos en ese certamen.
Allí pelearán por uno de los cuatro boletos a la cita universal de la categoría el próximo año, un sueño inalcanzable desde hace casi dos décadas.
Mayores a prueba
A pocos días de conseguir el pase de ronda, la selección cubana inicia hoy su aventura en el grupo H de la Copa del Caribe, con un exigente duelo frente a Trinidad y Tobago.
Los jugadores bajo el mando de Raúl González Triana emergieron con un triunfo y dos empates de la anterior fase, y salen al césped del estadio municipal Pierre-Aliker de Fort de France, Martinica, para intentar revertir los resultados adversos de sus más recientes duelos con los trinitarios.
Según las estadísticas del sitio web de la CONCACAF, los dos pulsos precedentes ante sus rivales terminaron con sendas derrotas por 0-3 y 1-3, ambos correspondientes a la eliminatoria mundialista y jugados en noviembre de 2008.
Tras este choque, los cubanos tendrán el domingo como oponentes a los anfitriones, y el próximo lunes cumplirán su último compromiso frente a Granada. De ubicarse entre los dos primeros de la llave conseguirían el boleto para la Copa de Oro de la CONCACAF, y además pelearían por el cetro junto a los dos primeros lugares del grupo I, que integran Antigua y Barbuda, Guadalupe, Guyana y Jamaica.