El argentino Lionel Messi salió en camilla del duelo Barca-Atlético de Madrid. Autor: AP Publicado: 21/09/2017 | 05:01 pm
Casi al cumplir diez años como técnico al máximo nivel, el portugués José Mourinho estuvo muy cerca de mover los hilos, al menos temporalmente, de la selección nacional de su país. Pero el sueño se le rompió en apenas 48 horas y después del cruce de declaraciones oficiosas entre todos los implicados en la operación, resulta casi imposible definir responsabilidades en el desenlace.
Nunca existió una petición formal de la federación portuguesa al Real Madrid. Por ello, el club «merengue» evitó negar, al menos públicamente, la posibilidad de que su estratega cumpliera con el anhelo de rescatar a los suyos.
Finalmente, fue Paulo Bento el elegido, y en contra de su voluntad, Mou se quedará en Madrid «de vacaciones» —como él mismo definió—, mientras la selección lusa se juega la clasificación a la próxima Eurocopa en dos trascendentales partidos.
No obstante, la postura de quien es ahora la estrella suprema de los banquillos, generó las más disímiles opiniones dentro y fuera del «madridismo». El tema amenazaba con convertirse en el asunto más polémico de lo que va de Liga, pero el checo Tomas Ujfalusi se encargó de silenciarlo sacando al argentino Lionel Messi en camilla del duelo Barca-Atlético de Madrid, ganado por los catalanes el pasado domingo.
Casi terminaba el partido cuando el recio defensa colchonero encontró el tobillo del crack argentino. Dos semanas de baja para la «Pulga», la expulsión directa para el checo, y un mar de criterios encontrados.
Unos exigen la necesaria protección para los genios, otros piden la sangre del verdugo, y muchos reclaman atención para un mal tan añejo como el fútbol.
Enseguida saltaron los antecedentes, como aquella brutal entrada de Goikotxea que quebró a Maradona cuando vestía de blaugrana, una imagen icónica en esta materia. Pero no habría que ir muy lejos, pues —con mayor o menor alboroto mediático— de las dos primeras jornadas del torneo español salieron renqueantes Cristiano Ronaldo y el «Kun» Agüero.
Lesionar al mejor jugador del mundo tiene un precio que, desafortunadamente, dista mucho del castigo y la repercusión por mandar a la enfermería a quien nunca mereció una portada.
Ni la pronta recuperación de Messi, ni las inmediatas disculpas, salvarán a Ujfalusi del escarnio público. A fin de cuentas, no atentó solo contra la belleza del juego. También puso en riesgo una de las inversiones más rentables del fútbol mundial, y eso, en ciertos círculos, preocupa más que duele.