Si usted lee o escucha el nombre de Félix Mario Savón Dranguet, no vacilará en asociarlo con un boxeador. Y la razón lo acompañará, pues se trata del hijo del multicampeón olímpico y mundial, Félix Savón.
Félix Mario, de 60 kilogramos, se proclamó recientemente monarca nacional de los 45 Juegos Escolares, en la categoría 13-14 años. Con sus cuatro triunfos, fue pieza clave en el título de Ciudad de La Habana.
—¿Siempre te gustó el boxeo?
—No, mi primer deporte fue el béisbol y comencé a jugar pelota desde los nueve años. Era segunda base, pero no tan bueno, y me fui el año pasado.
—¿Entonces cómo llegas al boxeo?
—Yo tenía un Playstation (consola de videojuego), y me divertía mucho con el boxeo. Un día quise llevarlo a la realidad y me apunté en el gimnasio Las Canchas, del municipio del Cerro, con el profesor Jorge Jo. Luego, en la casa, le pedía a mi padre que se pusiera los guantes y él siempre me complació. Además, me llevó a entrenar en varias ocasiones con el equipo de la EIDE Mártires de Barbados. Así conocí a mi actual técnico, Ernesto Aspurrúa. Mi papá me aconseja y me exige mucho, y no se pierde ninguna de mis peleas. Por eso, trato de combatir bien para que se sienta orgulloso de mí.
—¿A quién le haces más caso?
—Papá me cedió por completo a mi profesor. Pero cuando estoy en la esquina, él también me da algunas instrucciones. Estoy seguro de que iré mejorando poco a poco y terminaré siendo un gran campeón, como Félix Savón.
—Sé que tu mamá, María Magdalena Dranguet, sigue mucho el béisbol. ¿Qué piensa de tu «fuga» hacia el boxeo?
—Ella no aprobó el cambio de deporte, pues dice que ya sufrió bastante con mi papá. Pero ya se ha ido adaptando y me apoya. Vio mis victorias en los tres torneos provinciales de Ciudad de La Habana y en la Copa Mártires de Barbados, donde fui el boxeador más combativo.
—¿Tus principales armas?
—La pegada y la preparación física. Pero debo mejorar la técnica. Dime, periodista, ¿ya me parezco a mi papá?