La cadena de récords mundiales en la natación parece no tener fin, pues el fin de semana cayeron otros dos en puntos diferentes del planeta.
El brasileño Felipe Franca logró el viernes la hazaña en los 50 metros estilo pecho, al cronometrar 26:89 segundos en el Trofeo María Lenk, celebrado en Río de Janeiro. Menos de 48 horas después, el adolescente japonés Ryosuke Irie logró 1:52.86 minutos en los 200 metros estilo espalda durante el duelo Australia-Japón desarrollado en la isla continente.
Franca, de 21 años, batió el anterior tope de 27:06 segundos que estaba en poder del sudafricano Cameron Van der Burgh. Por cierto, Brasil no tenía un récord en piscina larga desde 1982, cuando Ricardo Prado alcanzó el los 400 metros combinados en Guayaquil, Ecuador.
«Estaba esperándolo. Desde el año pasado estaba por lograrlo», sostuvo el nadador brasileño, oriundo de Suzano, en el estado de Sao Paulo, quien utilizó uno de los últimos trajes salidos al mercado.
Franca intervino en la cita estival de Beijing 2008 y llegó en el lugar 22 de los 100 metros pecho. Irónicamente, la distancia en la que ahora batió el récord no está contemplada en el programa olímpico.
Mientras, el nipón Irie se mostró muy sorprendido con su actuación. «No pensé que pudiera moverme tan rápido», dijo a la televisión australiana.
Su nueva marca rebajó en 1:08 segundos el registro anterior (1:53.94 minutos), establecido por el estadounidense Ryan Lochte en la final olímpica de Beijing.
Fueron estos los récords cinco y seis quebrados en las tres últimas semanas. Antes, los franceses Alain Bernard y Fréderick Bousquet batieron las primacías de los 100 y 50 metros libres, respectivamente, durante el campeonato nacional de su país. Luego, las jóvenes rusas Yuliya Efimova y Anastasia Zueva destrozaron en Moscú los de 50 metros pecho y espalda.