Sadie Sallers fue buscada varias horas por sus familiares y empleados del geriátrico donde vive, hasta que su hijo la encontró ¡haciéndose un tatuaje! La dulce abuelita quiso estar bien a la moda y le pidió a su nieta que la llevara a un estudio de dibujo para dejar impreso en la arrugada piel de su hombro izquierdo, un corazón. A la señora, que apenas puede andar, nada la detuvo en su empeño y según comentó planea continuar dibujándose la piel. Por su parte, Sadie dijo estar muy feliz con su nuevo y primer tatuaje y que nada le importa lo que piensen los demás al respecto. El próximo promete ser más transgresor, ha dicho la señora.