A Harry Cox le gusta coleccionar objetos que son descartados para luego restaurarlos y darles una nueva oportunidad de ser útiles. De paso, se evita muchos gastos en compras. Uno de sus últimos rescates fue una aspiradora de marca American-Sturtevant, de 1904, que se encontraba arrinconada en su trabajo. Esta vez Harry no tuvo que someter el equipo a ninguna reparación. A pesar de sus 109 años, la aspiradora estaba enterita. Así, logró destronar a Bill Whitwam, dueño de una Hoover Senior de 1929. Solo que su esposa, una limpiadora compulsiva, se niega a usar el pesado y ruidoso aparato, y exige que le compre el último modelo.