Dos singulares campeonatos se están preparando por estos días en Alemania. El primero, que ya lleva más 50 años celebrándose, premiará a la nariz más grande del mundo. En este los jueces miden el largo y ancho de cada apéndice nasal y el concursante tiene derecho a hacer caras con el objeto de estirar o agrandar su volumen. A lo largo de las últimas cuatro décadas los organizadores han hallado monstruosas napias. El segundo, buscará el sofá más horrible del mundo, donde se medirá no solo el estado de conservación o la combinación de colores, sino el olor que les quedó después del tiempo de uso. ¿Será posible?