Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Un neozelandés se encontró en la embarazosa situación de no tener dinero al momento de pagar las dos bolsitas de confituras y el paquete de papas fritas que había comprado. Pero por lo menos tenía algo que ofrecer. De ahí que le preguntó al tendero si podía remunerarle con marihuana. Sin embargo, para su desgracia la transacción se interrumpió bruscamente, pues el distraído aficionado a las golosinas (y a las hierbas) no había notado la presencia de un patrullero en la puerta del lugar, por lo que fue arrestado y ahora aguarda que la justicia le retorne el cambio por su pago. Aunque por supuesto, la espera será inusualmente laaaaarga.

De que los hay, los hay. Infractores del tránsito, que no otra cosa. Aunque seguramente ninguno igualará la osadía de un taiwanés que fue filmado mientras manejaba una moto y comía —con palitos— un plato de fideos al mismo tiempo. Según dio a conocer el camarógrafo que grabó al pillo y luego publicó el video en Internet, mientras lo filmaban, el motorista dijo: «Estos fideos huelen riquísimo, pero estoy montando una motocicleta, ¿qué podré hacer?». Pues ¡rezar para que no te atrapen!, porque la indigestión que te provocará la multa si la policía te echa el guante, no te la cura ni el médico chino.

El ruso Vladimir Kirov secuestró un ómnibus público para cumplir a tiempo una misión cuestionable: impedir la boda de su ex novia. Mas si usted ya está suspirando y pensando «qué romántico» déjeme darle más detalles: Kirov amenazó a punta de pistola al chofer y a la concurrencia, y carente de toda tolerancia a la frustración, efectuó una alocada carrera a través de la ciudad de Vologda, perseguido por patrulleros que, por fortuna, lo interceptaron a solo unos pasos de la ceremonia, que casi termina como la fiesta del Guatao. Por favor, agentes, enciérrenlo y ¡que calle para siempre!