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Voces del silencio (I)

Sus personajes en la serie Los gatos, las máscaras, las sombras ponen en el centro del debate público asuntos que nos conciernen como individuos y como sociedad. Así, los actores Bryan Jardines y Yeissy Zubiaur reflexionan sobre la importancia de abordar en la televisión las complejas dinámicas de poder y violencia de género

Autor:

Félix A. Correa Álvarez

En Los gatos, las máscaras, las sombras, los actores Bryan Jardines y Yeissy Zubiaur interpretan a Chelo y Amelia, dos personajes que se adentran en las complejas dinámicas de poder y violencia de género, problemáticas que, aunque silenciadas, siguen marcando profundamente a la sociedad.

En una conversación con Juventud Rebelde, ambos actores conversan sobre la importancia de abordar estos temas en la televisión y cómo, a través de sus personajes, esperan generar una reflexión en la audiencia que vaya más allá del entretenimiento.

Bryan Jardines (Chelo)

—Chelo es un personaje que enfrenta múltiples formas de violencia. ¿Cómo te preparaste para interpretar una historia tan compleja y cargada de emociones?

—La aceptación de una persona trans dentro de la sociedad sigue siendo muy compleja, ya que aún vivimos en un entorno con actitudes conservadoras y prejuicios hacia las personas lesbianas, gais, bisexuales, transgénero e intersexuales (LGBTI). Por ello, prepararme para un personaje como este implicó un gran reto.

«Al no ser una chica trans, tuve que adentrarme en este mundo para comprender a profundidad cómo viven su día a día. Además, contaba con un tiempo limitado de preparación, por lo que me dediqué a investigar la personalidad de una persona cariñosa, pero a la vez fuerte ante las dificultades de la vida. 

«El proceso no se basó solo en mis percepciones, sino también en las vivencias que me compartieron chicas trans, las cuales fueron clave para construir el personaje. Siempre tuve presente que estaba representando a una comunidad enorme, con historias y luchas reales, similares a las de Chelo.

«Asumí esta responsabilidad con el compromiso de visibilizar a la comunidad a través de la actuación, sin caer en el llamado “cliché”. Fue un desafío complejo, pero creo que logré transmitir la esencia del personaje con respeto y autenticidad».

—La historia de Chelo muestra cómo, incluso cuando una persona trans cumple con todas las expectativas sociales —es trabajadora, solidaria y amorosa—, sigue enfrentando rechazo y exclusión...

—Estoy totalmente de acuerdo en visibilizar estas situaciones en la televisión y en todos los medios de comunicación posibles. Es fundamental que la sociedad tome conciencia de las dificultades que enfrentan las personas trans en su día a día, ya sea en la calle, en el trabajo e, incluso, de manera más lamentable, en su propio hogar.

«Haciendo énfasis en nuestra televisión cubana, como mencionaba antes, vivimos en una sociedad con actitudes conservadoras y prejuicios hacia la comunidad LGBTI. Por ello, es esencial dar visibilidad a estas realidades para que aquellas personas que aún mantienen rechazo o que, de algún modo, ejercen violencia
—intencionada o no— contra este grupo, tomen conciencia y, poco a poco, se
eliminen los prejuicios, el rechazo y cualquier forma de maltrato. Nadie debería ser discriminado o violentado por su identidad, su forma de amar o simplemente por ser quien realmente es».

—¿Cómo esperas que este capítulo ayude a generar empatía y conciencia sobre la realidad de la comunidad trans en Cuba?

—He de confesar que al principio tuve muchas dudas sobre cómo el público recibiría esta historia… todos sabemos por qué. Sin embargo, me sorprendió enormemente la aceptación y comprensión que tuvo. Como actor, fue muy emocionante ver cómo cada sentimiento que transmití en la historia llegó al público y fue tan bien entendido.

«Pude leer muchos comentarios y publicaciones, y me alegró ver la sensibilidad con que se aborda el tema. Aunque aún queda por ver qué sucederá con Chelo en su segundo y último capítulo, estoy seguro de que la historia dejará una huella en el público, ayudará a generar conciencia sobre estas realidades y a conectar con el personaje. Tal como vi reflejado en los innumerables comentarios, muchas personas no solo han entendido su historia, sino que también han sentido la necesidad de defender a todas las “Chelos” que puedan existir».

Yeissy Zubiaur (Amelia)

—En la construcción de Amelia, hay un choque entre lo que ella desea y lo que la sociedad le ha enseñado a aceptar. ¿Cuánto crees que pesa la educación en la normalización de relaciones de poder como la que ella vive?

Estoy muy feliz y agradecida de que la historia de Amelia haya logrado invitar a la reflexión, asegura Yeissy Zubiaur. Fotos: Elena Palacios

—La educación desempeña un papel fundamental en la normalización de relaciones de poder como la que vive Amelia. Desde pequeña, creció bajo la influencia de su madre, quien, debido a sus propias experiencias de vida, le inculcó la idea de que la estabilidad y el bienestar dependían de ciertos sacrificios, como aceptar dinámicas de poder en sus relaciones personales.

«Si bien la educación moldea la forma en que una persona percibe y enfrenta la vida, llega un punto en el que cada individuo, ya formado sicológica y socialmente, decide qué hacer con su destino. En el caso de Amelia, aunque su relación con François (el francés) tenía un componente de interés, también existía afecto y, sobre todo, una fuerte responsabilidad hacia su familia. Su madre reforzaba esta visión al recordarle que debía ser paciente, dándole consejos que justificaban las desigualdades en la relación.

«Por lo tanto, la educación no solo influye en la normalización de estas dinámicas, sino que también puede convertirse en una carga que impide romper con ciertos patrones. Amelia, en algún momento, quiso liberarse de ese peso, pero el sentido de deber hacia su madre y su hermana la mantenía atada a esa realidad».

—El desenlace de este personaje es un recordatorio de las consecuencias devastadoras de la violencia sexual y de pareja…

—Muchas mujeres me han comentado que han vivido situaciones similares, aunque no necesariamente con un extranjero. La violencia que se muestra no solo es física y sicológica, sino también sexual, algo que al principio puede no parecerlo, pero es evidente que Amelia lo sufre. Lo más importante es que esta historia genera conciencia sobre el abuso y la opresión en relaciones de poder, y cómo estas situaciones afectan la vida de las personas.

«Me ha emocionado mucho que tantas mujeres se hayan identificado con el capítulo. A través de Amelia, espero que se visibilicen temas como el consentimiento, la autonomía y la liberación, y que esto abra un diálogo sobre cómo estas relaciones impactan emocionalmente, ayudando a las mujeres a reflexionar sobre sus propias experiencias».

—Después de interpretar un papel tan fuerte y complejo, ¿qué aprendizajes te dejó Amelia sobre la violencia de género?

—Siempre digo que lo más significativo es que el espectador reflexione. Tal vez no encuentre una solución inmediata, ya que son procesos complejos, y cada persona reacciona de manera distinta ante las situaciones. Pero si logra reflexionar, eso ya es un avance. Si alguien que esté pasando por una situación similar se identifica con la historia y piensa: «Yo soy Amelia, puedo estar pasando por esto, ¿qué opciones tengo?», eso es un paso importante. La solución no tiene que ser exactamente la misma que se presenta en la serie, pero llegar a esa reflexión es un avance significativo y, sobre todo, el primer paso para reconocerse.

«Si alguien llega a darse cuenta de que está viviendo algo similar, está en el camino correcto. Tal vez no tenga la solución aún, pero reconocerla es fundamental. Estoy muy feliz y agradecida de que este capítulo y la historia de Amelia hayan logrado invitar a la reflexión. Eso es lo que más me interesa, que el espectador recapacite e incluso se identifique. Luego, cada persona tomará su propio camino, guiado por la vida y el destino».

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