Una actriz deportista

La carismática joven de 24 años es transparente y precisa en la manera de hablar, se muestra atenta y humilde a pesar de que su nombre hoy se encuentra en ese grupo de frescos rostros que representan la nueva élite de la actuación en la Mayor de las Antillas.

Al ser partícipe de esa peculiar forma de desdoblarse en un escenario a una edad tan corta, se podría afirmar que la artista hubiera comenzado su preparación en la niñez. Sin embargo, Ana Flavia Barrios Valdés llegó al mundo de la actuación por puro azar cuando hace nueve años cursaba el 9no. grado en la Escuela de Iniciación Deportiva Ormani Arenado Llonch, de la provincia más occidental del país.

Aunque de pequeña la pinareña del municipio de San Juan y Martínez disfrutaba pararse frente al espejo a bailar e imitar a actrices y cantantes famosas, confiesa que «entró en el mundo de la actuación por casualidad.

«En el año 2013 terminé un ciclo en la Escuela de Iniciación Deportiva (EIDE) de Pinar del Río, donde durante ocho años fui atleta de gimnasia rítmica, y debía continuar los estudios en un preuniversitario urbano u optar por otra carrera que tuviera que ver con el deporte.

«Me enteré dos semanas antes de que se realizarían pruebas para ingresar a la Escuela Nacional de Arte (ENA) y por curiosidad me presenté. No tenía preparación alguna desde lo académico en cuanto a actuación. Estudié de forma autodidacta para estos exámenes y mi sorpresa fue inmensa cuando me dieron la noticia de que había aprobado. Comencé en la ENA en 2014.

«Agradezco la formación que recibí en esta escuela con un excelente claustro de profesores. En este proceso también le debo muchísimo a mi madre por su dedicación a mi carrera. El apoyo de la familia es muy importante; cuando se tiene eso, se tienen muchas batallas vencidas. Me gradué hace cuatro años y opté por continuar mis estudios en la Universidad de las Artes (ISA)».

Talento joven de las tablas cubanas

Aunque mantiene su afición por la gimnasia y dedica gran parte de su tiempo libre a seguir el deporte, especialmente, a deleitarse con las participaciones de las actuales gimnastas mundiales, el amor que adquirió por el teatro supera todo.

Consagrada a la esfera cultural en matutinos y actividades docentes desde pequeña, Barrios llegó a desplegar todo ese talento al pisar las tablas del escenario. «El teatro fue lo primero que hice, lo que me abrió las puertas al mundo de la actuación y lo que quisiera seguir haciendo de por vida.

«Cuando me gradúo de la ENA comienzo en el grupo Teatro El Público, que es como una gran casa para mí y agradezco enormemente lo que me ha aportado para mi formación. Al entrar a un escenario se apodera de mí ese nervio que te indica que se enciende algo dentro de ti».

Otras actuaciones significativas de Ana Flavia en el campo de las tablas son su interpretación de la madre de Petra von Kant en la puesta de Teatro El Público titulada Las amargas lágrimas de Petra von Kant y el personaje de Magdalena en una nueva versión del clásico de la literatura universal La casa de Bernarda Alba, del director español Carlos Aguilar, bajo la dirección de actores de Ulises González, obra que se estrenó el pasado 21 de enero en Cuba.

Entre sus nuevos proyectos está la pieza Orlandia, que próximamente estrenará Teatro El Público y que traerá sorpresas a los receptores en una trama conducida en su mayoría por las nuevas generaciones actorales.

Lorena: un papel que robó el corazón de los telespectadores

Muchos aún recuerdan su destacada participación como Luanda en la telenovela Entrega. Su último papel en televisión, a diferencia del coprotagónico que interpretó en la anterior puesta en pantalla, fue un personaje secundario. A pesar de ello, la actriz supo darle una relevancia de matices que lo colocó entre los favoritos de la teleaudiencia.

Ana Flavia compartió pantalla con Ariel Zamora y Daniel Reyes en la recién finalizada telenovela Tan lejos y tan cerca. Foto:Cortesía de la entrevistada

Lorena, su papel en la recién finalizada telenovela cubana Tan lejos y tan cerca, logró conseguir millones de sonrisas tras la pantalla en cada escena. La joven demostró una vez más sus dotes artísticas de gran nivel en un conflicto tan poco abordado en la Televisión Cubana como es la discapacidad en la adolescencia.

«La situación epidemiológica en la Isla a causa de la pandemia era muy complicada. Me encontraba en Pinar del Río con mi familia y estaba cerrado el paso interprovincial por el aislamiento que se impuso a raíz de la COVID-19. Recibo una llamada de Alberto Luberta, uno de los directores, para darme el papel. Acepté al momento, pues ya había trabajado con él y con Loysis Inclán en la anterior telenovela Entrega y siempre es un placer inmenso y un lujo laborar bajo la dirección de ellos.

«Me encantó el personaje. Sabía que no era protagónico, pero que sus escasas participaciones iban a llegar a las personas. Su conflicto tiene algo de novedoso, pues es una muchacha impedida físico-motora, que a pesar de sus miedos interiores se enfrenta a la realidad de manera positiva».

—¿Qué es lo que Ana Flavia admira más en Lorena?

—En ocasiones el personaje es un poco arisco o brusco, pero es producto de la coraza que se crea para combatir ese complejo de inferioridad que tiene y que no expresa al exterior. Sin embargo, en su interior tiene una sensibilidad increíble, siempre está dispuesta a ayudar, es totalmente solidaria y desinteresada. Su optimismo y su sentido del humor es lo que más admiro de ella.

En cuanto a la preparación para encarnar a Lorena afirma que «el repaso continuo de los guiones, la búsqueda de referencias sobre el tema de la discapacidad en los jóvenes, acercarse a ellos y practicar mucho con el sillón de ruedas para lograr sincronización entre
acción y textos de manera natural» fue lo que más la ayudó.

Aunque la teleaudiencia mostró su interés a través de las redes sociales por una posible relación entre Lorena y Xavier, el personaje que interpretó Daniel Reyes, la actriz piensa que «la esencia del papel no está en una historia de amor, sino en su actitud ante sus limitaciones y la vida».

Ana Flavia se encuentra cursando el cuarto año del ISA. Es una muchacha sencilla y amable. No duda en fotografiarse con sus admiradores en su andar cotidiano. Aunque como a todo joven le gusta divertirse, se considera una persona tranquila. Le fascina estudiar idiomas y bailar. Entre sus sueños está participar en una producción de teatro musical y danzario e interpretar un personaje que salga totalmente de lo contemporáneo.

La artista también ha incursionado en el cine. Entre sus actuales presentaciones está la película Vicenta B, estrenada recientemente en Toronto, y el telefilme Demonios en la almohada (2022), bajo la dirección de Elena Palacio, donde la actriz forma parte del conflicto de la infidelidad de pareja.

Aunque el deporte quedó en su vida como una quimera, se siente realizada al desempeñarse como profesora de acrobacia escénica en la Escuela Nacional de Teatro.

—¿Qué retos presupone el magisterio para alguien que ha tenido tan buenos profesores durante su carrera artística?

—Fue muy bonito quedarme dando clases de acrobacia porque de cierta forma es una especialidad relacionada con la carrera que estudié desde pequeña.

«Es un desafío muy grande ser alumna y luego profesora en la escuela donde me formé, porque la idea de estar al nivel de esos grandes maestros que tuve me hace superarme cada día más. Además, aquí siento una sensación de estar activa y siempre joven, pues terminé la escuela, pero aún sigo en ella. Siempre tuve este sueño y la ENA me dio la oportunidad de hacerlo realidad y de seguir vinculada a eso que tanto me gusta ejercer».

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