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¿Cuándo llegó Don Quijote a Cuba? Es decir, cuándo arribó a algunos de nuestros puertos la obra titulada El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha.
Pero pensándolo bien, lo fundamental quizá no sea saber la fecha en la que el Caballero de la Triste Figura desembarcó en este país, donde, por demás, han sobrado los Quijotes. Lo esencial es saber que llegó. Y sobre todo saber cuándo llegó a mí, a usted, a aquel vecino o a aquella compañera.
Como a muchos de mis compatriotas, se me presentó en 1960. La Imprenta Nacional publicó entonces, como uno de sus números de estreno, la novela de Miguel de Cervantes. Recuerdo a los voceadores pregonar. Vaya, vaya, salió el Quijote; tome aquí su Quijo barato…
Pero a lo que iba: No tardaron los españoles en despacharlo hacia estos rumbos de Las Antillas y la América Continental. Confundida o ingenua, la Santa Hermandad del control ideológico español lo dejó subir a los galeones y lo dejó bajar, casi al mismo tiempo en que el alucinado «desfacedor» de entuertos echó a andar por el campo de Montiel. Es decir, meses o semanas después de que en la metrópolis empezara a circular la edición príncipe de 1605.
Si llegaron todos o si algunos se perdieron en la travesía, es problema que tal vez pueda resolverse en el fondo del mar. Sabemos, sin embargo, que en San Juan de Ulúa, México, el notario Alonso de Dassa declaró, al ser requisado, que traía consigo, para su propio solaz, la primera parte de Don Quijote de la Mancha y Flores y Blanca Flor.
Más o menos en los mismos días, Don Quijote se bajó más al sur. Fue en Portobelo, Panamá, adonde arribó enrutado hacia Lima por Juan de Sarría, librero de Alcalá de Henares, quien lo embarcó el 26 de marzo de 1605. Años después, documentos expurgados en los Archivos de Indias precisaron que la cantidad totalizó 72 ejemplares.
En suma, estos datos los he hallado leyendo Los libros del conquistador, obra del norteamericano Irving A. Leonard, publicado en Cuba por Casa de las Américas.
