Juanchi. Autor: Cortesía de la fuente Publicado: 10/03/2018 | 07:11 pm
Si alguien dice en este momento en Cuba el nombre Juan José Hernández quizá la mayoría no recuerde que se trata del joven rubio y carismático que durante tres años cantó con la orquesta Adalberto Álvarez y su Son (1996-1999).
Después de eso dejamos de verlo en en escenarios cubanos deleitándonos con su música. Sin embargo, Juanchi, como le dicen cariñosamente a este cantautor y salsero cubano, no ha dejado de crear. Ha cultivado una carrera en ascenso que le ha permitido situarse en los primeros escaños dentro del panorama cultural internacional, no solo como cantante sino también como compositor, pues a él debemos canciones tan populares como Arroz con habichuela (El Gran Combo de Puerto Rico); Cubanos (Isaac Delgado, Los Van Van); y Conteo regresivo (Gilberto Santa Rosa); por citar solo algunas de las más pegadas.
Otros grandes como Elvis Crespo, Víctor Manuel, Ismael Miranda, José Alberto El Canario y la Original Banda El Limón, de México, también han incorporado a sus repertorios temas de este creador, quien ha colaborado con Ana Isabelle, Pupy Santiago, NG2, Luisito Carrión, Julio C. Sanabria, y Oscarito (El más loco).
Juanchi es igualmente autor del sencillo de Gilberto Santa Rosa que acaba de salir al mercado bajo el título El amor de los amores; y ha grabado cuatro CD con su empresa San Juan-Habana Records: Llegó San Juan-Habana (2008); El amor se fue de rumba (2009); La hora del té (2012); y Llegué para quedarme (2016).
Sin embargo, en Cuba, su patria, apenas se conoce la música de este camagüeyano que cuenta con más de 400 piezas de su autoría (un centenar de ellas grabadas); dos premios de la Sociedad Americana de Compositores, Autores y Editores (Ascap); año 2008 y 2009, respectivamente, a la Mejor Canción Tropical y a la editora de la pieza, Clave Beat Music; y dos nominaciones a los Grammy Latino.
En 1999, con apenas 24 años, luego de haber cantado con la orquesta Adalberto Álvarez y su Son, se radicó en San Juan, Puerto Rico. Ahí estableció una familia y ha desarrollado una carrera artística que hoy lo coloca en el pentagrama musical caribeño como compositor, músico, cantante y productor.
«Agradezco infinitamente la oportunidad que tuve de ser parte de la agrupación de Adalberto. Mi paso por ella fue una gran escuela», confesó a JR durante su reciente visita a La Habana, donde viven sus padres, hermana y sobrina.
—¿Cómo fue tu inserción en el panorama musical boricua?
—Puerto Rico es un país fiestero. Mis primeros trabajos en él fueron con la guitarra. Me adentré en su música, folclor. La primera oportunidad me la dio Ismael Miranda. Después de eso, el trompetista Humberto Ramírez hizo una audición y pude grabar una canción. Willie Rosario me vio cantando y empecé a trabajar con su orquesta (2006-2013). Paralelo a ello seguí componiendo canciones. Desde entonces existe entre nosotros una gran amistad, lo respeto y admiro mucho.
«En 2006 quise hacer mi orquesta porque tenía muchas canciones escritas y quería interpretarlas yo. Le puse San Juan Habana porque en ella fusiono dos culturas muy parecidas. Al comienzo éramos cinco músicos y ahora somos ocho. Sabía que iba a ser difícil, porque nosotros no sonamos igual a otros grupos.
«Gran parte del éxito que hemos tenido se debe a la integración musical de mis influencias cubanas con las puertorriqueñas. Hacemos salsa, timba, son cubano, guaguancó o guaracha, rumba, merengue, pachanga, plena, changüí, timba, conga santiaguera, entre otros géneros.
«En Puerto Rico se conoce la música cubana. Ahora mismo no hay muchos cantantes cubanos allá. El más reconocido soy yo. Todos se van a vivir a Estados Unidos».
—Te lo han propuesto…
—Sí. He ido a presentaciones, pero me voy a quedar en Puerto Rico que es como estar en Cuba, con algunas ausencias, por supuesto. Es un país que quiere mucho al mío y que me abrió las puertas. Mis hijos (Juan José y Diego Alejandro) nacieron en Puerto Rico. Tengo muchos amigos allá. Mi agradecimiento eterno a los puertorriqueños.
—¿Por qué la música?
—Mi mamá no me daba leche. Me ponía a Benny Moré. Ella es una mujer muy musical. En la casa teníamos un tocadisco y yo me pasaba las horas delante de él. Escuchábamos rumba, música clásica, jazz, El Gran Combo, Julio Iglesias, Oscar de León, Rubén Blades… Mi mamá cantaba. Tiene muy buen oído, le debo mucho.
«Un día llegué de la escuela y le dije a mis padres: búsquenme una guitarra que el viernes voy a tocar en el matutino. Salieron por todo el pueblo hasta que la encontraron. No logré aprender en tres días, pero al menos canté. A los nueve años aprendí a tocarla “de oído”.
«Canté en muchas bandas juveniles. Mis padres siempre estuvieron conmigo, apoyándome. Mi papá caminaba para arriba y para abajo con todos los instrumentos. En la adolescencia me incorporé a la Nueva Trova, y en 1991 inicié estudios de canto lírico en el Instituto Superior de Arte. También trabajé en el Teatro Lírico Rodrigo Prats, de Holguín, donde actué en varias óperas, operetas y zarzuelas».
—Tu vasta carrera como compositor te ha colocado en lo más alto del panorama musical contemporáneo.
—Lo hago como algo natural, por inspiración. Comencé a los 13 años de edad. Nunca pensé en dedicarme a componer canciones. En ocasiones grabo la música en mi móvil o me siento a escribirla. Soy muy exigente conmigo. Ivonne Guerra, mi esposa y representante, me ayuda mucho. Es muy afinada y posee buen oído.
—Cuéntanos cómo surgen Arroz con habichuela, Conteo regresivo y Cubanos.
—Una tarde, al ir a buscar a mis hijos a la escuela, parece que tenía mucha hambre porque se me ocurrió la canción Arroz con habichuela. Empecé a tararearla. Cuando llegué a la casa se la canté a mi esposa y ella me dijo que era bien boricua la música.
«Jerry Rivas me pide algunos temas y le grabo un cassette pero no incluyo Arroz con habichuela, porque la quería para mi grupo. Lo escucha y me pide algo más cubano. Se la canto y quedó muy complacido, tanto que tituló el CD Arroz con habichuela y fuimos nominados El Gran Combo de Puerto Rico y yo, como compositor, para un Premio Grammy en 2007.
«Algo similar sucedió con Conteo regresivo. Gilberto Santa Rosa me pidió algunas canciones. Primero no se la envié. Luego decidí hacerlo y ya ustedes vieron el resultado. Es una balada que ha pegado mucho y fue nominada a los Grammy en 2008.
«Cubanos yo se la había presentado a Isaac Delgado hacía ya algún tiempo. En ese momento no se dio lo que pensábamos hacer. Un día Isaac me dice: escucha esto. Era mi canción acabada de grabar, sin los arreglos todavía. Fue una sorpresa para mí. La interpreta junto con Los Van Van».
—Tienes dos películas. Háblanos de ellas.
—En ambas aparezco como actor secundario. La primera vez fue en la película cubana Cuarteto de La Habana (dirigida por Fernando Colomo, 1999), y la segunda aparición la hice en La espera desespera (Coraly Santaliz, 2012, Puerto Rico). Mis hijos dicen que ganaré el Oscar al artista extra, extra, extra secundario.
—¿Cuánto ha influido en tu crecimiento como artista la formación recibida en el sistema de enseñanza artística cubana?
—Todo lo aprendido en mi patria resume mi logro. Cuba es un referente para el mundo; yo defiendo nuestra música en todas partes y digo con mucho orgullo que soy cubano.
«La música es una carrera de resistencia, sacrificio y reinvención. Pero sobre todo, de aprendizaje. Coqueteo con la poesía, el baile, el dibujo, la actuación, pero la música es... mi pasión.
«Estoy preparando un proyecto literario-musical, con escritores puertorriqueños, y el quinto CD con mi orquesta San Juan Habana».
—¿Tienes en mente trabajar con alguna casa discográfica cubana?
—Es lo que más quisiera en este momento. Poseo todos los derechos de mi música y puedo darla grabada para que la promuevan. O preparar algo completamente inédito.
«No tengo todavía una respuesta en firme pero ya hemos iniciado algunos contactos y estoy a la espera de que me llamen.
«Yo sueño con actuar nuevamente en mi patria y estoy seguro de que muy pronto podré estar aquí con mi grupo. Quiero poner a bailar a la Isla como hago en Puerto Rico y compartir escenario con mis amigos músicos».