Desde el momento mismo en que se dio a conocer el Mensaje del Secretariado de la UNEAC, al periódico Cubarte digital han estado llegando cientos de correos de adhesión como arroyo incontenible, hasta sumar hoy cuatro mil firmas de más de cuarenta y cinco países, provenientes de las personas y lugares más disímiles de la Isla y de toda la geografía planetaria: desde las más célebres figuras del mundo del cine y el espectáculo, hasta los más humildes trabajadores del sector de la Cultura en la Isla, en sus provincias de residencia.
Es casi ya un movimiento popular lo que se está registrando en las sedes de la Unión de Escritores y Artistas, y en las más diversas instituciones culturales, que ya organizan actos públicos para leer la misiva de creadores cubanos a sus similares en los Estados Unidos, en contra de la declaración del gobierno norteamericano de arreciar el bloqueo más largo y despiadado en la historia de la humanidad contra pueblo alguno. Desde el exterior, la mayor cantidad de este respaldo abrumador proviene de hombres del arte y la cultura en Argentina, México, Canadá y España, hasta escritores italianos, peruanos y ecuatorianos, músicos de Jordania, Grecia y Japón, o reconocidos promotores culturales de los Países Bajos, Australia, Sudáfrica y Finlandia.
Contra esta nueva agresión al intercambio respetuoso y de iguales entre Cuba y los Estados Unidos, se han pronunciado grandes de la escena, las artes visuales, la literatura y el séptimo arte como Alicia Alonso, Setsuko Ono, Oliver Stone y Danny Glover; los cantautores Silvio Rodríguez, Bárbara Dean, Daniel Vigletti, Lila Down, Susana Baca, Víctor Víctor, e intérpretes como María Eugenia León y Argelia Fragoso. Pensadores del continente como Frei Betto y Atilio Borón, pacifistas como Cindy Sheehan, y respetables líderes como Jim Winler, secretario general y presidente del consejo de iglesias de Estados Unidos, entre tantos otros.
Resalta que más de medio centenar de firmantes norteamericanos son contrarios al hecho de que el presidente de la gran nación fundada un cuatro de julio —por grandes hombres que nada tenían que ver con ese odio despreciable—, haya anunciado esta vuelta a atrás desde un grotesco teatro miamense, invocando a la mercenaria bridada de los derrotados canjeados por compotas, y frente a desalmados descendientes de quienes sí mandaron a matar a jóvenes inocentes, fueran a decenas de pasajeros de un avión civil en pleno vuelo, o a turistas inocentes en La Habana. Y después se codeaban en indecorosa recepción con la nómina de anexionistas sin escrúpulos que le acompaña en Cuba, siempre dispuestos a asistir a la seña de quien les paga a nombre de los contribuyentes estadounidenses.
Al llamado de los intelectuales cubanos han respondido varias generaciones de graduados de la Escuela Internacional de Cine de San Antonio de los Baños, y realizadores audiovisuales que apoyan los festivales de cine del Caribe, el de documentales Santiago Álvarez, y el internacional de cine de Gibara; y al unísono se han sumado otros artistas solidarios a través de la Red En Defensa de la Humanidad, la Sociedad José Martí, la Asociación Hermanos Saiz de jóvenes escritores y artistas, la Unión de Historiadores, la Fundación Caguayo, la Casa de las Américas, y muchas otras organizaciones de la sociedad civil.
Es un arroyo interminable, como de la sierra, que complace más que el mar.
Tomado de La Jiribilla