El club, del chileno Pablo Larraín, llegó al Festival con el Oso de Plata de la Berlinale. Autor: Juventud Rebelde Publicado: 21/09/2017 | 06:22 pm
El cine latinoamericano este año ha arrasado en los circuitos festivaleros más importantes del mundo. El clan, del argentino Pablo Trapero, conquistó el León de plata de la Mostra de Venecia; El club, del chileno Pablo Larraín, se llevó el Oso de Plata de la Berlinale; la cinta brasileña La segunda madre, de Anna Muylaert, deslumbró en Sundance; Paulina, del argentino Santiago Mitre, se alzó con varios lauros en San Sebastián, mientras que El abrazo de la serpiente, del colombiano Ciro Guerra, triunfó en Cannes. Y todas, toditas, se encuentran ahora en La Habana, junto a otras cintas del continente de probada calidad fílmica, que harán de este certamen uno de los más reñidos en sus 37 ediciones.
No en balde, la afamada actriz británica Geraldine Chaplin, quien se desempeña como presidenta del jurado de Ficción, no ha dudado en afirmar que para ella el cine más atrayente de la actualidad radica, precisamente, en la producción del continente.
Los que deseen confirmarlo, de seguro no quedarán indiferentes ante propuestas como El clan, donde un camaleónico Guillermo Francella los dejará boquiabiertos al cambiar radicalmente del registro de la comedia, para convertirse en el siniestro líder de una familia tradicional que practicó secuestros y ejecuciones en los años de la dictadura. El director de filmes como Leonera, Carancho y El elefante blanco se inspiró en hechos reales para contar con pericia la trama de una cinta que resultó la más exitosa en su primer fin de semana en la historia del cine argentino y que además representará a su país para la candidatura a los Oscar.
Escalofriantes son también los personajes reunidos en El club. Larraín, quien ya tiene en su aljaba tres Corales por Tony Manero, Post Mortem y No, viene por más con este thriller que convoca al espectador a ir descubriendo el pasado de unos sacerdotes que, cuidados por una monja, pasan sus días en un inadvertido pueblo costero con la venia de sus superiores eclesiásticos. Su compatriota Matías Lira, también se inserta en las similares penumbras de El bosque de Karadima, un argumento que bebe de los verídicos abusos cometidos por un párroco quien era considerado un santo en vida.
Por su parte, El abrazo de la serpiente fue calificada por la revista The Hollywood Reporter como una «exploración visualmente fascinante del hombre, la naturaleza y los poderes destructivos del colonialismo». Esta aventura Amazonas adentro, que mereció el prestigioso Art Cinema Award de la Quincena de Realizadores en Cannes, se configuró a partir de los diarios de viaje por la selva de los exploradores Theodor Koch-Grunberg, el etnólogo alemán que contribuyó al reconocimiento de las tribus de la región, y el estadounidense Richard Evan Schultes, un botánico que documentó las propiedades alucinógenas de algunas plantas.
Filmada en blanco y negro, la cinta hace gala de una fotografía que juguetea con lo antropológico y cuenta además con la estrecha colaboración de diferentes etnias como los cubeos, wananos, huitotos, ocainas y tikunas, quienes hablan en sus propios idiomas y comparten en primer plano sus ancestrales saberes, invitando así, en palabras del propio Guerra, a un viaje «emocionante, de aventuras, que agarra al espectador y lo lleva a descubrir otra manera de entender el mundo».
De los problemas generados por la estratificación social nos habla Una segunda madre. El filme recibió un premio a la Mejor película en el festival de Ámsterdam, a la Mejor actriz en Sundace, y los de la crítica y del público en la muestra Panorama del Festival de Berlín; pues a pocos deja impasibles el conflicto de Val: una empleada doméstica cuya vida se complica cuando su hija, que dejó 13 años atrás, la visita por un tiempo pero se niega a seguir los protocolos establecidos en la casa del adinerado matrimonio donde su madre ha trabajado todo ese tiempo.
En Cannes también brilló Paulina, que recogió el Gran Premio de la Semana de la Crítica, para luego arrasar con tres palmarés en San Sebastián y llevarse el Hugo de Plata del Festival de Chicago. La segunda película de Mitre después de El estudiante, nos presenta a Paulina, una mujer con una exitosa carrera como abogada por delante, que decide por sus convicciones dedicarse a la enseñanza en una zona desfavorecida. La actriz y directora israelí Ronit Elkabetz, que presidió el jurado en Francia, aseguró que el filme de Mitre «impresionó a todos por las cuestiones que plantea y por cómo la protagonista sigue creyendo en la humanidad a pesar del riesgo que corren su vida y su cuerpo».
Más historias fascinantes
Otras historias seductoras como Eva no duerme, del argentino Pablo Agüero, se disputan el ansiado Coral. Protagonizada por el reconocido actor mexicano Gael García Bernal y secundado por el español Imanol Arias, la cinta recorre el periplo del cuerpo de Eva Perón, que fue embalsamado, secuestrado, sepultado en Italia bajo un nombre falso y manipulado por una corte de conspiradores que quisieron borrar su legado de la memoria popular.
Otro argentino, Ariel Rotter, enciende La luz incidente para trasladarnos a los años 60 con una visualidad impactante, que reafirma el relato de su protagonista: una mujer que se debate entre el oscuro duelo por la pérdida de su esposo y la aparente luz que podría lograr con la llegada de un nuevo pretendiente.
Del dolor que ocasiona la falta de un ser querido hablan desde diversas aristas Ausencia y Campo grande, de los brasileños Chico Teixeira y Sandra Kogut, respectivamente; junto con La memoria del agua, del chileno Matías Bize; NN, del peruano Héctor Gálvez, y la cinta mexicana Un monstruo de mil cabezas, de Rodrigo Plá.
La primera, que mereció tres distinciones en el Festival de Gramado, incluido el de Mejor película, confirma cuánto puede pesar el abandono de un padre sobre la persona de su hijo adolescente; mientras que en la segunda, dos pequeños se lanzan a la búsqueda de la madre que los ha dejado para siempre a las puertas de una lujosa casa de Ipanema.
Bize, ganador del Goya por su anterior La vida de los peces, explora ahora las reacciones de una pareja ante la muerte de su hijo y los caminos que emprenden para reponerse ya sea unidos o separados. En tanto, NN, la candidata peruana a los Oscar 2016, da cara a la muerte, a partir de un experto forense que investiga los restos de un varón desaparecido que han sido exhumados, pero nadie reclama.
Prefiere el mexicano Rodrigo Plá poner el dedo en la llaga contra las aseguradoras médicas, al exponer los grados de reacción que pueden desatar las injusticias recibidas por una mujer desesperada, a cuyo marido moribundo se le niega el tratamiento que necesita. Plá, cineasta uruguayo radicado en México, obtuvo con esta cinta el lauro del Festival de Cine Latinoamericano de Biarritz, y escoge alejarse del drama social para acercarnos a su denuncia desde el humor negro.
Otros títulos en la competencia son la brasileña Toro de neón (Gabriel Mascaro), que plasma el mundo de los hombres y el rodeo; la guatemalteca Te prometo anarquía (Julio Hernández Cordón), tan cercana al mundo underground de los skaters; la colombiana Que viva la música (Carlos Moreno) y las mexicanas Yo (Matías Meyer) y Las elegidas (David Pablos), que se acercan a la discapacidad con el rechazo que genera y a la trata y prostitución de menores en México, respectivamente.
La nómina se completa con las cinco propuestas cubanas, de las que hemos hablado anteriormente y seguiremos escribiendo en próximos trabajos: Cuba Libre (Jorge Luis Sánchez), La obra del siglo (Carlos E. Machado Quintela), Vuelos prohibidos (Rigoberto López), La cosa humana (Gerardo Chijona) y El acompañante (Pável Giroud).