Al parecer para la mayoría de los músicos resulta una quimera mantener contratos de trabajo fijos en tierra espirituana. Autor: Archivo de JR Publicado: 21/09/2017 | 06:01 pm
SANCTI SPÍRITUS.— Reinaldo Méndez, Machy, integrante del trío Colonial, uno de los más tradicionales de la ciudad del Yayabo, hace meses no recibe el pago por sus presentaciones en el restaurante Mar y cielo. Tras 20 años laborando en centros pertenecientes al Grupo Empresarial de Comercio, Gastronomía y Servicios, asegura que hoy los músicos espirituanos presentan problemas para encontrar empleo y deben esperar largos períodos de tiempo para recibir la remuneración por sus actuaciones.
«No todos los músicos cuentan en la actualidad con espacios fijos para presentarse. Los afortunados sufrimos para cobrar. Todo depende de los ingresos de los restaurantes, una de las principales fuentes de empleo de aquí, donde no existen cabarés», expresó.
La historia de Machy se asemeja a la de la mayoría de los músicos de la tierra espirituana, donde mantener contratos de trabajo fijos resulta una quimera. La ciudad de Sancti Spíritus posee solo seis restaurantes con contratos una vez a la semana para el servicio de agrupaciones en vivo, mientras en el resto de los municipios, con excepción de Trinidad, los artistas aficionados amenizan principalmente los diferentes espacios.
¿Qué pasará con los músicos espirituanos, si su empleo se escabulle como el agua entre los dedos? ¿Podrán mantener la tradición sin poseer plaza segura para sus presentaciones? Son preguntas que intentan buscar respuestas y que tropiezan con vestigios de indolencia y violaciones de lo establecido.
Sobre las cuerdas de la problemática
No es un secreto que la contratación y pago de los músicos transita, quizá, por su peor momento. Reuniones con la máxima dirección política y gubernamental de la provincia, fuertes análisis propiciados por el Comité Provincial de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) e intercambios en un programa radial-televisivo de opinión han dirigido sus miradas a la problemática. Y aunque se prometen soluciones, la situación se agrava cada día más.
Según la subdirectora comercial de la Empresa Comercializadora de la Música y los Espectáculos (ECME) en el territorio, Esther Lidia González, además del cierre de los contratos existen deudas de pago de más de tres meses.
Al parecer los administradores de las unidades del Grupo Empresarial de Comercio, Gastronomía y Servicios, fuente fundamental de empleo en la provincia, han sido incapaces de contabilizar cuánto pudiera elevar sus ingresos el incluir en la ficha de costo un gasto intangible: la cultura.
Al decir de la subdirectora comercial de la ECME, entre los argumentos que exponen los principales responsables de esas entidades está la no recaudación necesaria para, además del gasto de su objeto social, realizar el pago a los artistas.
«Hasta que no seamos eficientes en nuestra economía, no podemos pagar como está establecido», dijo Jorge Luis Díaz, administrador de El cochinito, uno de los restaurantes endeudados.
El presidente del Comité Provincial de la Uneac, Marcos Antonio Calderón, considera que todo es resultado de un distorsionado diseño, desde el punto de vista visual, auditivo y comestible.
«Hay falta de voluntad para trabajar. Lo más cómodo es vender un plato de comida, sin pensar en formar un público que busque tus servicios por la calidad y variedad, por un servicio en el cual se unan cultura y recreación», añadió.
Los integrantes del trío Voces brillantes, como alternativa a no haber recibido sus ingresos, han suspendido sus presentaciones en más de una ocasión. «Es una falta de respeto que estemos más de dos meses en una situación que ya es insostenible», destacó Carlos Manuel Bernal, la voz líder de la agrupación.
Eduardo Sánchez, vicepresidente de la Asamblea Provincial del Poder Popular, coincide con que a pesar de que se han hecho intentos para mantener una programación estable con lo mejor del talento del territorio en estos sitios, que constituyen la fuente de trabajo fundamental, ha sido imposible sostener los contratos. «No podemos satisfacer la demanda de los músicos. Somos unos eternos insatisfechos», expresó.
Otras desafinaciones
Otras realidades empeoran el problema de la contratación y pago a los músicos espirituanos. En muchas de las unidades pertenecientes al Grupo Empresarial de Comercio, Gastronomía y Servicios prevalece la contratación de aficionados, «porque se conforman con el pago de cifras irrisorias o en especie, según juicios de la máxima directiva del Comité Provincial de la Uneac.
«Esos hechos han sido identificados y llamados por su nombre, mas se repiten una y otra vez. Hasta exhiben en sus locales carteles promocionándolos. Todos se hacen de la vista gorda», refirió Carlos Manuel Borroto, vicepresidente de dicha organización.
Para un joven artista aficionado, quien prefirió el anonimato, resulta una forma de pago los insumos que ha recibido en varias instituciones donde se ha presentado.
«Mi música le gusta a las personas. Nunca me han dado dinero, pero hemos pactado acuerdos. Todos nos beneficiamos», afirmó.
Otro de los contratiempos con que lidian aquellos que viven de la música en predios espirituanos radica en la existencia de algunos organismos que se arrogan el derecho de proponer el talento a sus instituciones, sin que medie la ECME.
«Lo hemos denunciado: se les niega el espacio a los integrantes de nuestro catálogo y se potencia la presencia de artistas foráneos de “cuestionada calidad” en los centros nocturnos que cobran su entrada por divisa», enfatizó Esther Lidia González, quien tiene a su cargo la comercialización de los artistas yayaberos.
En Sancti Spíritus, mayormente, los creadores del patio sufren de pagos mucho más bajos que los que llegan de otros territorios. Además, enfrentan la arbitrariedad de quienes se toman el derecho de redactar circulares en detrimento de una ley de oferta y demanda, sin pensar en que los artistas se encargan de sufragar audio, transporte, instrumentos, vestuario...
Domingo Fernández, director de la orquesta Las Cuevas, de 52 años de existencia en la tercera villa de Cuba, explicó que recibe 250 pesos por cada una de sus ocho presentaciones mensuales. «La actuación comienza a las nueve de la noche y culmina pasadas las 12. Ese cobro lo dividimos entre todos, mas no estamos excluidos de tributar a la ONAT, a la Empresa y de ocuparnos de mantener en óptima calidad nuestros instrumentos, audio y vestuario», añadió.
La ausencia de lugares con confort y opciones gastronómicas variadas, así como la inexistencia de una estrategia de promoción acertada, también incide negativamente en esta preocupante realidad.
De hecho, los miembros de la Asociación Hermanos Saíz se refieren una y otra vez a la mala calidad de los espacios que tienen los jóvenes talentos, señaló el vicepresidente provincial de dicha organización, Jairo Alberto Pacheco.
«La Casa de la Música, por ejemplo, los ha acogido pero allí el público no encuentra un ambiente agradable. Nuestros asociados se desmotivan por la poca presencia de público y se pierde el espacio», argumentó Jairo.
A todo ello se le suma, según se constató en los criterios recogidos en el informe de la Asamblea VIII Congreso de la Uneac en Sancti Spíritus, el valor de las tasas de gravámenes de la ECME a la hora de negociar con los integrantes de su catálogo.
Abelardo Olmos, director de la entidad, explicó que realizan la comercialización de las unidades artísticas a través de la Resolución 70 del Instituto Cubano de la Música, la cual permite el cobro de hasta un 30 por ciento de la suma total que recibe el creador.
«Durante el 2014 nuestros contratos oscilaron entre el cinco y el diez por ciento. Con las utilidades de nuestros músicos pagamos todo lo referido a la Empresa», admitió Esther Lidia González, su comercial.
Los músicos, de forma general, manifestaron en las jornadas previas al pasado Congreso de la Uneac, sin embargo, el desentendimiento que existe en la gestión comercial, promocional y logística para con cualquiera de ellos.
«Debemos ganar mucho más en la promoción. Las 94 unidades artísticas de nuestro catálogo carecen de afiches y discos», reconoció Esther Lidia.
La llamada cuenta de festividades, rectorada por la Asamblea Provincial del Poder Popular, constituye uno de los mecanismos que permiten la liquidación a aquellas agrupaciones contratadas para amenizar fiestas populares en fechas significativas como inicio y despedida del verano, carnavales y semanas de la cultura.
Actualmente, las de los ocho municipios de Sancti Spíritus han presentado grandes problemas porque las entidades que tributan a ella no la engrosan con la agilidad ni con las cantidades necesarias.
«Estamos exigiendo con mucha fuerza el pago de los tributos. Debemos desterrar de aquí la cadena de impagos al sector artístico», enfatizó Eduardo Sánchez, dirigente gubernamental. De cualquier manera, el trabajo de los artistas de la tierra del Yayabo no debe quedar a la deriva.