El maestro Juan Calzadilla, premio nacional de Artes Plásticas de Venezuela (1997), recibió del joven pintor, galerista y colaborador cubano Abel Basulto una monocromía de su serie Pictogramas. Autor: Cortesía de Producciones de la 5ta. Avenida Publicado: 21/09/2017 | 05:21 pm
CARACAS.— Varias piezas de la serie Pictogramas, un proyecto de investigación sobre la bandera cubana que desarrolla el pintor y galerista cienfueguero Abel Igor Basulto Vázquez, engrosarán fondos venezolanos que atesoran colecciones de artes plásticas del país antillano.
El autor concluye esta semana, junto a un centenar de instructores de arte, profesores y artistas isleños, una exitosa misión de dos años, como parte de la colaboración cubana en la Misión Cultura Corazón Adentro.
Es este un programa de apreciación-creación artística, desarrollo de talentos locales y revitalización y fortalecimiento de los valores culturales y patrimoniales de Venezuela, que se desarrolla en miles de barrios populares de esta nación, y que tiene a su disposición la internacionalmente reconocida experiencia y metodología de la enseñanza artística isleña.
Una de las piezas de la investigación, también conocida como Banderas, fue obsequiada por Abel Basulto para ser entregada al presidente Hugo Chávez, una segunda a la colección de la Embajada de Cuba aquí, y otra formará parte del patrimonio de la Fundación Nacional de Museos de Venezuela, la cual quedará bajo custodia del Museo de Bellas Artes de Caracas, a cargo de preservar los fondos de arte universal.
La donación fue recibida por el pintor y poeta Juan Calzadilla, director de la Galería de Arte Nacional y premio nacional de Artes Plásticas de Venezuela (1997).
El maestro Calzadilla agradeció la entrega y significó la relevancia de la obra como la primera en la intención de dotar al patrimonio venezolano con piezas de algunos de los jóvenes valores cubanos de la misión cubana aquí.
Explicó que es un hecho cultural, pero también un acto simbólico que testimonia la colaboración de Cuba en el desarrollo cultural de este pueblo, desde la inclusión y la masificación.
El premio nacional de Artes Plásticas también se refirió, a propósito de la participación de pintores locales en la XI Bienal de La Habana, a que en estas artes los nexos entre Cuba y Venezuela deben crecer aun más.
Tiene que ser una muestra —enfatizó— de los procesos de integración que vive América Latina, tanto con obras de los grandes maestros como de sus jóvenes talentos.
En aguas familiares
A Abel Igor Basulto lo unen muchas cosas con Venezuela. Termina dos años de «relevante colaboración solidaria», señalan sus compañeros. Pero primero estuvo su mamá, quien fue psicóloga del equipo provincial de béisbol de Cienfuegos, y que entre 2003 y 2005 formó parte de la misión deportiva aquí.
Tras ella, entre 2007 y 2009, arribó su hermano, profesor de Cultura Física de la Universidad Carlos Rafael Rodríguez. Y ahora, cuando él termina, quisiera que su hermana, también profesora de Cultura Física, le siguiera como relevo.
Es una familia de deportistas. Él también lo fue. Nadador desde los cinco hasta los 19 años, incluso formó parte del equipo nacional de natación. Tras retirarse del intenso entrenamiento, se entregó por entero a su destino: el de pintor.
Con un alto dominio técnico, trabaja el performance, el eating-art, pasando por el ready-made y el arte procesual; la intervención pública, el arte corporal y el muralismo...
Acucioso investigador, su estancia en Venezuela, además de experiencia de vida y aprendizaje social y humanista, le ha permitido incorporar nuevos códigos en esa eterna búsqueda del artista que es alcanzar la plena universalidad.
Es el caso de sus últimas piezas de la serie Pictogramas, la que ya había empezado a desarrollar en Cuba, pero a la que aquí le ha agregado nuevas simbologías y técnicas, como es el caso del proyecto monocromático sobre la bandera cubana a la que incorpora simbologías aborígenes del Caribe, tan presentes en toda la vida y la cultura venezolana.