La cineasta Rebeca Chávez. Autor: Roberto Ruiz Espinosa Publicado: 21/09/2017 | 05:16 pm
Una entrevista excepcional realizada por el periodista Luis Navarro y que permaneció en el olvido durante más de 50 años, fue encontrada por la cineasta Rebeca Chávez en medio de una búsqueda casi detectivesca, hasta llegar al pasado 33 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, para exhibirse, por estos días, en nuestras salas. El protagonista es nada menos que el joven Fidel Castro, en vísperas de su entrada a La Habana tras el triunfo de la Revolución.
Rebeca, una conocida directora de cine cubano (Ciudad en rojo), armó el documental El día más largo, a partir de este precioso hallazgo, que «dormía» en los archivos fílmicos del ICRT.
—¿Cómo encontró la entrevista?
—Mientras investigaba para la serie Caminos de Revolución, concretamente para el capítulo titulado Antes del 59, encontré casi por casualidad la entrevista. En ese momento estaba solo en la ficha que consignaba su existencia, pero no dispuse a tiempo del material. Sin embargo, no dejé de pensar que tal vez apareciera, y gracias a la constancia de Zoila y Marlen, del ICRT, así fue. Revisé prácticamente todo lo que había de 1959.
«Acuérdate que en ese año el ICRT aún no se había fundado. Existía la cadena de radio y televisión CMQ, la más importante, que tenía corresponsales en muchos lugares. Entre los materiales de ese año aparece esta entrevista, la segunda que le hacen al Comandante en Jefe en los primeros cuatro días de 1959. La primera se la hicieron en Palma Soriano, y esta sucede en el aeropuerto de Camagüey, el 4 de enero. Él venía al frente de la Columna No. 1 desde Santiago de Cuba e iba rumbo a La Habana. Luis Navarro, periodista de CMQ, fue enviado especial en esa ciudad y se dirigió a la terminal aérea para conseguir declaraciones de Fidel sobre los últimos acontecimientos».
—¿Por qué El día más largo?
—Porque no son las 24 horas de ese 4 de enero, sino un día más largo, que empezó cuando Fidel se enteró de la huida de Batista hasta su llegada a Camagüey. Son físicamente como cinco o seis días en la vida de una persona, pero en la historia, en la emoción, es —creo yo que puede ser asumido así— un solo día para Fidel. Es una misma secuencia de sucesos: Batista huye, él organiza las tropas para la toma de Santiago de Cuba sin creerse que va a entrar tan rápido.
—¿Cómo usted pudo armar algo así?
—Lo primero fue hacer una cronología de los sucesos fundamentales, que le permitieran al espectador situarse en el contexto de esos días. Diciembre de 1958 es uno de los meses más febriles de la Revolución, con la batalla de Santa Clara, las tropas de Batista en las últimas y el Ejército Rebelde en la ofensiva final. La batalla de Santa Clara es un hecho crucial, porque allí colapsa realmente el ejército de Batista. La Columna No. 1 de Fidel se encontraba en ese momento en el central América, cerca de Santiago de Cuba, y es allí donde él se enteró por radio que Batista se había ido.
«En la entrevista que le hicieron en Palma Soriano él contó algunas cosas de lo que había estado viviendo, pero el sonido de esa entrevista está francamente en muy mal estado... Cuando llegó a Camagüey, creo que estaba más relajado, aunque sin dormir como él mismo dice; pero ya ha triunfado y narra con mayor detalle lo vivido. Es una larga entrevista, hecha para la televisión, que dura cerca de una hora...».
—¿Fue transmitida ese día o después?
—No lo sé. Como todos los acontecimientos eran importantes y se sucedían unos detrás de otros, cada minuto era crucial y noticia. Pienso que esta entrevista, si es que se transmitió, tal vez no se llegó a televisar completamente. Era muy larga, estaba sin editar, y quedó ahí, hasta que la encontré.
—¿Cómo logró revivir una entrevista hecha por otra persona en otra circunstancia?
—Fue lo más interesante y un reto. Después de tanto tiempo era un riesgo, pues Luis Navarro tenía otros objetivos, los cruciales del periodismo. Es alguien que se dice a sí mismo: ahora tengo al protagonista esencial de la historia que está sacudiendo a Cuba, y él me la va a contar.
«Y es eso lo que hace Fidel: contar, no solo lo que ha vivido ese 4 de enero en el aeropuerto de Camagüey, sino lo ocurrido en los días precedentes, que él tenía muy frescos en su memoria. Va atrás, hace como un resumen, un viaje a su memoria. El recuerda con mucha emoción a los caídos, las derrotas, y lo que le espera. Ahí está un Fidel de 32 años, en su plenitud eufórico, un héroe absolutamente popular y tratando de explicar a los demás y a sí mismo lo que estaba sintiendo, que era increíble».
—¿Cómo vincula el material fotográfico nuevo, con el contenido de la entrevista filmada?
—Fue apasionante hacerlo. Por ejemplo, en un momento dado Fidel habla de que se ha reunido con Eulogio Cantillo —un general batistiano que lo traicionó— en el central Oriente, para que se rindan, y ahí están las fotos. Comenta de la reunión con Rego Rubido, jefe de la plaza militar en Santiago de Cuba en ese momento, y están las fotos y filmaciones de este encuentro en el Escandel (unas estribaciones cerca de Santiago de Cuba). Ves a Celia, a Vilma, todos cansadísimos, en las negociaciones. Está el momento cuando Raúl llega al Moncada el mismo día primero y el cálido recibimiento popular de los santiagueros, ya de madrugada... Vamos dando constancia gráfica, testimonial, de todo lo que Fidel dice, que realmente ocurrió tal y como lo cuenta.
«Es, como tú dices, un documento salvado del olvido, al que además sometimos a una serie de trabajos técnicos para limpiar la cinta y tener más definición en la imagen. Se digitalizó y ahora este material va a tener muchísima más vida.
—¿Es este un documental del pasado o del presente?
—Del pasado y del presente. Es una historia del pasado que quiere prolongarse en el presente. Después de todo es una aspiración muy antigua y que por suerte sucede todos los días. Todo empieza en el pasado.