CIUDAD HO CHI MINH, mayo 18.—El grupo musical cubano Warapo sobresale hoy en los escenarios nocturnos de esta sureña urbe vietnamita con presentaciones que constituyen un remedio santo contra la depresión, informa PL.
Sabido es que el jugo exprimido a la caña de azúcar, bebido espeso y con hielo, lo mismo baja la presión que levanta las pasiones, pero cuatro músicos cubanos le encuentran cada semana nuevas aplicaciones al término.
Se trata de Warapo, banda fundada en 1999 en el corazón de Cuba y que hace tres años actúa en la antigua Saigón, ganándose a un público bien distinto del que llenaba plazas para verlos actuar en su país.
«Trabajar para el turismo es difícil, corremos muchos riesgos como artistas, como perder nuestra personalidad creadora», confesó a Prensa Latina el director de Warapo, Alexei González.
Este tecladista de oscuro sombrero ranchero -«soy el Eliades Ochoa de Raigón», bromea- se rehúsa a ceder al facilismo y ha montado junto al otro fundador, Elder González, un show comentado en toda la ciudad.
«Cada noche movemos el repertorio, incluimos temas nuestros, y los demás los interpretamos a nuestra manera, muy propia, que complace al turista, sin traicionarnos como artistas», explica.
Por ejemplo, versionan el bolero Quizás como un morboso jazz donde se lucen Raúl López y Madelín Corona, cuyo sensual desenfado escénico desconcierta y alborota a un público ajeno al descarnado erotismo cubano.
Quizás por eso Warapo consigue poner a moverse a gente hermética por naturaleza, forzándolos a golpe de ritmo y carisma a romper el hieratismo e intentar algo parecido a un baile.
Los cuatro cantan y todos tienen una personalidad muy fuerte que cala en quienes se enfrentan por primera vez a géneros musicales como la bachata, el son, el merengue rap o la dura timba habanera.
Además, la formación universitaria -un cibernético y un filólogo- se adivina en la inteligente selección del repertorio, que incluye algunos de sus grandes éxitos en Cuba, como «Ella prefiere».
Su buen gusto se refleja con temas alternativos, de esos que ponen a bailar sin remordimientos hasta al más snob de una Facultad de Humanidades: en sus actuaciones, Santana, Bob Marley y Ana Belén conviven con NG la Banda sin asomo de susto.
Porque tras el aparente desenfreno tropical que transmiten, existe un espectáculo serio y bien pensado: Warapo se respeta demasiado como para subestimar la responsabilidad que implica ser embajador de la música cubana.