Rubén Darío Salazar junto a los títeres Pelusín del Monte y la abuela de Pelusín (al centro). Fuente: el entrevistado Autor: Cortesía de la fuente Publicado: 21/09/2017 | 04:51 pm
El teatro de títeres tendrá en breve en la ciudad antigua un sitio privilegiado, habilitado con un foso y un juego de ocho tarimas practicables, dos varas escenográficas de tracción manual y tres puentes de marionetas de hilo, destaca PL.
El proyecto, síntesis de tradición y modernidad, data de 2008 y responde a las exigencias de flexibilidad del teatro contemporáneo. Su sede es la Casa Pedroso en el entrecruce de la Avenida del Puerto y la calle Obrapía.
Será un teatro-museo equipado con aditamentos y recursos ténicos sin precedentes aquí en la historia de un género de rica tradición en la isla, sedimentado por los célebres Hermanos Camejo, rescatado y continuado por nuevas generaciones de artistas.
Con capacidad para 64 personas, el nombre de la sala es ya un anticipo de su magia, El Arca, un cofre que, una vez abierto, dará paso a un mundo en que los muñecos adquieren vida propia para contar sus propias historias, recrear otras y beber en las fuentes de la literatura y la realidad para transmutarlas en arte.
Los titiriteros, esos artífices que propician la magia, están de plácemes con la cercana apertura de un Arca que permitirá una relación íntima y cáida con el público, mediante puestas en escena y temporadas a cargo de una pequeña compañía, aunque acogerá también a otros grupos invitados.