En 1962 durante los días de la Crisis de Octubre, en los talleres de la UNEAC, escribí este poema que titulé Patria y dice:
Patria
No puedo esperar más
digo y vuelvo a repetir ahora
que cada día que pasa
quiero más este viento debajo de las hojas
Esta casa que mis ojos han visto diariamente
Que yo sabré cuidar
y la sombra del jagüey
Y la tierra
Pero no basta. Ahora van a oírme una voz
templada en el fuego
porque han preguntado por mí
Y me parece que se trata
de un amigo cercano
Y mi corazón me entiende
Y yo sé que a mi lado, en los pueblos, lejos, en el campo
hay una fuerza como el viento
que está dispuesta a defender la vida
45 años después, y como reafirmación a mi compromiso con la Patria y con la Revolución que ahora se ve de nuevo amenazada por el mismo enemigo de siempre, escribí estos versos que titulé Empujando un país:
Empujando un país
Yo soy el que anda por ahí
empujando un país
No es una fantasía, es cierto,
me he pasado la vida empujando un país
Con grandes piedras del camino
y mis zapatos gigantes
he ido poco a poco empujando un país
Contra los grandes vientos
y la noche que chirría en sus goznes,
contra la falta de oxígeno
y los malos presagios
he hecho lo indecible por empujar un país
Pero hay muchas otras cosas que hacer
como amar en lo oscuro,
sin paredes por cierto,
o desgranar el arroz cotidiano con sabor a coleópteros,
o limarse las uñas frente a un espejo de azogue,
o jugar a la pelota
con los niños estrábicos del barrio
Así que perdonen si no escucho
Las quejas de mis contemporáneos
Yo no puedo hacer otra cosa
que seguir empujando un país
Tomado de La Jiribilla