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Tres gigantes de la canción brasileña en la TV de verano

En el programa ¡Bravo! se presentará el homenaje de los cantautores sureños Caetano Veloso y Roberto Carlos a Antonio Carlos «Tom» Jobim

Autor:

Juventud Rebelde

Entre las ofertas musicales de la televisión en los tórridos meses veraniegos figuran sendos conciertos relacionados con la música de Brasil, en el programa ¡Bravo! (ahora los lunes a las 10:00 p.m. por el Canal Educativo y con retransmisión los domingos a las 11:00 a.m. por Tele Rebelde).

Sumándose a la sistemática difusión, que de la rica solfa en el gigante sureño realiza el espacio que eficazmente conduce Robert Chorens y dirge Roberto Fergunson, esta vez nos toparemos, en primer lugar, con el delicioso homenaje que dos cantautores imprescindibles (Caetano Veloso y Roberto Carlos) emprenden sobre la música de un tercero: Antonio Carlos «Tom» Jobim.

Tom Jobim fue una de las figuras claves en el movimiento conocido como bossa nova (nueva voz), que caló desbordando la geografía brasileña desde fines de los 50 hasta mediados de la siguiente década y que constituyó ciertamente un empujón a las armonías y timbres en boga, gracias a su intimismo, su irreverente y creadora disonancia, y su herencia de la cultura norteamericana de posguerra (especialmente el jazz); todo mixturado con el impresionismo de Ravel y Debussy.

Fundamentalmente músico, Jobim (aunque creó en varios casos las canciones completas) se unió a letristas de vuelo para dar a luz algunas de las obras que, trascendiendo incluso el bossa nova, se inscribieron para siempre en el imaginario de Brasil. Junto con el poeta Vinicius de Moraes, Dolores Durán, Chico Buarque de Hollanda y otros importantes compositores, rubricó preciosas obras, de las cuales una buena parte aparece en este concierto desde las cálidas voces de esos dos colegas ilustres: Caetano y Roberto.

A dúo pocas veces, pero sobre todo protagonizando sendos bloques, con los arreglos de Jaques Morelenbaum y Eduardo Lages (respectivos directores musicales de los intérpretes) y sus bandas reforzadas por una nutrida orquesta de cuerdas, ellos seleccionaron las músicas acordes con sus personalidades musicales, y hay que confesar que por ahí comienzan los méritos del espectáculo.

De ese modo asistimos a los duetos Garota de Ipanema, Wave, Tereza da praia y Chega de saudade para dar paso a Caetano (Por toda a minha vida, Ela é carioca, O que tinha de ser...) desde ese timbre a veces agudo, siempre matizado y finísimo que le caracteriza; y después a Roberto (Corcovado, Por causa de vocé, Eu sei que vou te amar/ Soneto da Fidelidade...) con esa sensual e intimista manera de acercarse a la canción.

Momentos maravillosos ocurren cuando Daniel Jobim (el nieto) desgrana al piano una delicada versión de Aguas de março, o aparece en una pantalla el propio Tom junto a Roberto interpretando, décadas atrás, su hit Ligia.

El concierto tuvo lugar hace exactamente un año en el Auditorio de Ibirapuera de Sao Paulo (luego repetido en Río de Janeiro), con la grabación de un especial para TV Globo incluida, que ahora todos veremos gracias a la Consejera Cultural de Brasil en Cuba, Silvana Dunley, y a la TVC.

Claro, que las buenas nuevas no acaban ahí, pues resulta que hace apenas semanas uno de estos cantantes que prestara su voz y su «geito» al anterior espectáculo (Roberto Carlos) pasó a recibir, en sus 50 años de vida artística, el homenaje de un grupo de importantes voces femeninas de su país, quienes en el concierto Elas cantan Roberto interpretan momentos significativos de esa larga y fructífera carrera desde sus personales estilos.

El coautor (junto a Erasmo Carlos) de verdaderos himnos en toda Latinoamérica como Detalhes, Eu preciso de vocé, A distancia, Amada amante y otros muchos (sobre todo en sus versiones al español), ahora es «cantado» por féminas de diversas generaciones en la rica y variopinta nómina de la canción brasileña.

Se sabe que en Roberto se cumple el viejo dicho de que «no todo lo que brilla es oro». Varias de las piezas que ha compuesto y/o interpretado en esas intensas cinco décadas no han sido lo que se dice maravillas, pero en sus nada escasos momentos de altura, él ha merecido ese título con el cual sus coterráneos lo han bautizado desde el principio: el Rey.

Y una oportunidad de comprobarlo es disfrutando de este homenaje donde también, por supuesto, hay desigualdades, pero que sobresale asimismo por una bien pensada adecuación de los temas seleccionados, a sus intérpretes.

Se echa de menos la presencia de varias inmensas cantoras que de toda la vida lo han incorporado a sus repertorios (Bethania, Gal, Simone...), pero en su defecto hay otras cuya sola presencia ya enaltece el show: Alcione, por ejemplo, en su desgarrada lectura de Sua estupidez; la actriz Marilia Pera en una de esas piezas con texto hablado que ella pudo «actuar» (120... 150... 200 kms per hora); la temperamental Fafá de Belem en Desabafo; la energética Ana Carolina en un superéxito, Força extraña; o Zizi Pozzy y su hija Luiza atacando aquella apropiación que en su época hiciera Roberto de San Remo (Canzone per te). Por último, ese monstruo sagrado que es Nana Caymmi (Nao se esqueça de mim) acompañada por Yvette Sangalo, Fernanda Abreu, Claudia Leite, Hebe y otras más, se unen al homenajeado, pletórico de Emociones, en un tema elocuente para la ocasión: Cómo é grande o meu amor por vocé.

Grande, sin dudas, como la música en estos dos sensibles espectáculos que muy pronto podrá ver usted en la programación veraniega de la TVC, mediante su espacio ¡Bravo!, y que yo desde estas páginas recomiendo.

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