La diversidad de lenguajes y estilos de las artes visuales contemporáneas, su riqueza y proyección estética, que llevan intrínsecos códigos que no siempre coinciden con los del espectador común, complejiza la comprensión de esta expresión creativa. De ahí que, en ocasiones, fuera de los círculos de creadores, críticos de arte e intelectuales, algunas de las propuestas de la Bienal de La Habana no sean apreciadas en toda su magnitud, ni tengan la misma acogida que eventos como la Feria del Libro.
Es lógico que así suceda. Sobre todo porque es inherente al ser humano mostrar resistencia ante lo que le resulta incomprensible y este, sin menospreciar a los otros, es un arte difícil, que obliga a mover el pensamiento. Un arte de denuncia, reflexión y análisis, que traspasa la simple apreciación de una obra para instalarse en el intelecto y dar inicio a un rejuego, que culmina con la elaboración individual.
No obstante, y a diferencia de otras bienales del mundo, la nuestra tiene el encanto de atrapar la atención de una gran cantidad de público. Y es que aquí, en la tierra de Wifredo Lam, a un gran número de personas le interesa conocer sobre arte.
Late aún en la memoria colectiva el recuerdo de la buena acogida que tuvo la instalación de ladrillos, en forma de botes, Vive y deja vivir, que para la pasada Bienal creó Alexis Leyva Machado (Kcho) en la Plaza Vieja, en coherencia con el eje curatorial de aquella edición (Dinámicas urbanas). Todo el que por ahí pasó el día de la inauguración de esa ingeniosa y atrevida escultura, no pudo evitar detenerse y cuestionarse qué habría querido decir Kcho. «Está loco. Miren lo que hizo ahora», decían algunos, con el regocijo de contar con un cubano de la talla de este artista.
Inspirados en el ánimo de que Cuba está en condiciones de consolidar un público capaz de descifrar mensajes complejos y disfrutarlos, más de 300 creadores jóvenes y consagrados, de 54 países, han confirmado su participación en la Décima Bienal de La Habana, cita que dará inicio el 27 de marzo y se extenderá hasta el 30 de abril.
Este acontecimiento cultural, devenido espacio de singular importancia en el escenario internacional de las artes plásticas, tiene prevista la presentación de obras de América Latina y el Caribe, África, Asia y Medio Oriente y, en menor escala, de Norteamérica, Europa y Australia. Unos 170 artistas, aproximadamente, conforman la nómina de los doce proyectos colectivos. A ellos se suman 144 creadores con propuestas individuales, y los 25 del Laboratorio de Arte Contextual (LASA), que «intervendrán» espacios públicos en el capitalino reparto San Agustín.
El propósito: incitar a la reflexión, mediante las artes visuales, sobre acuciantes problemáticas sociales y culturales del mundo de hoy, centrados en el tema Integración y resistencia en la era global. Una realidad que moverá el debate, desde diversos ángulos y perspectivas, en torno a la identidad de los pueblos y el que hacer de la plástica en el mundo.
Para no perdérseloCalificada por la crítica especializada como una de las pocas bienales que mantienen su perfil, la de La Habana tendrá nueve invitados especiales y dos talleres de creación. Una vez más el Parque Morro-Cabaña acogerá las grandes exposiciones, al tiempo que en edificaciones coloniales del Centro Histórico, y otros espacios culturales, confluirán otras de menor formato y las colaterales.
No puedo dejar de mencionar, entre las muestras que imprimirán actualidad y pertinencia a la Décima Bienal, la de un grupo de artistas chinos, nacidos en las décadas de los años 60 y 70, y formados en un ambiente matizado por la incidencia de costumbres típicas del Occidente junto a las prácticas tradicionales de esa región asiática.
Seis de estos creadores integran el proyecto colectivo China: Arte contemporáneo revista, que se distingue por la variedad de soportes e individualidad de estéticas y promete atrapar la atención de los participantes en el evento. lo mismo sucederá con las dos entregas individuales que harán los artistas Liu Xiaodong (exponente del llamado realismo cínico) y Chen Xiaoyun (videoarte). Todos ellos representan al arte contemporáneo chino y a una vanguardia por la que actualmente apuestan las más importantes salas de exhibición.
Sobresale igualmente el proyecto Punto de encuentro, que para la cita ha organizado Kcho, quien logró aunar a un grupo de artistas de renombre internacional, con los que ha departido en las bienales de La Habana, Venecia, Sao Paulo y la Del fin del mundo (Ushuaia, Tierra del Fuego, Argentina).
Por medio de discursos específicos que se articulan en la voluntad de realizar sueños, esos creadores celebrarán el cumpleaños 25 de la Bienal cubana, el 30 marzo, a las 8:00 p.m., en la Plaza de San Francisco de Asís, hora fijada para inaugurar esta exposición colectiva.
Exclusivas serán las aperturas de las muestras Inquietud lúdica, (dedicada al recién fallecido japonés Shigheo Fukuda, uno de los mejores diseñadores de todos los tiempos), y la del también difunto Fernell Franco, colombiano premiado en la Primera Bienal de La Habana y a quien se le reconoce entre los grandes fotógrafos de América Latina. La primera de estas exposiciones tendrá por sede el Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam, y la segunda la Fototeca de Cuba.
En Cojímar, desarrollando su obra en áreas urbanas, estará la conocida sudafricana Sue Williamson; mientras que un grupo de artistas brasileños andará en bicicleta por toda la ciudad haciendo videos y proyecciones. Otras atractivas propuestas son las del francocanadiense Hervé Fischer, que estará en el Lam con El retorno paradójico a la pintura en la era digital, y la del brasileño Paulo Bruscky, de quien veremos en la Galería de la Biblioteca Rubén Martínez Villena, Arte en tránsito y en todos los sentidos. Paralelamente, en el Centro Provincial de Artes Plásticas y Diseño se expondrá la muestra colectiva El maíz es nuestra vida, procedente de México; y en La Cabaña proyectarán un programa de videos sobre la violencia, realizado por artistas latinoamericanos y europeos.
Esto es solo un adelanto. La Décima Bienal dará mucho de qué hablar. Organizada con rigor artístico, una vez más sacará el arte a las calles, fiel a los preceptos que le dieron origen.