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Atrapados y «sin salida»

Entre los títulos presentados en la Feria del Libro algunos, como Alguien voló sobre el nido del cuco, han servido de base para significativos filmes

Autor:

José Luis Estrada Betancourt

Jack Nicholson como el McMurphy de Alguien voló... SI un libro es bueno, de esos que no te permiten conciliar el sueño y no puedes abandonar siquiera cuando caminas por las calles, aunque dejes incrustada tu frente en una de esas señales «atravesadas» en tu amena lectura, entonces no hay salida. No vives hasta que dejes atrás la última palabra. En más de una ocasión no he podido escapar de ese «tormento».

Ese es uno de los tantos poderes que tiene un libro: hacerte su prisionero. Pero hay quienes se resisten a verse subyugados, y no aguantan estar pendientes tanto tiempo de cómo se desarrolla una trama. Yo soy de los que disfruta con volver atrás, releer algún pasaje que me pareció fenomenal, imaginar el rostro de los personajes, su manera de hablar, de moverse... Por eso, cuando sé que una película se ha inspirado en una obra literaria, siento que algo me arrastra hasta el cine inevitablemente, y todo por una razón: comprobar si el realizador ha sido capaz de cuidar la atmósfera y la historia que ideó el autor.

Supongo que lo mismo le sucederá a otros que, al igual que yo, estamos de plácemes en esta 17 Feria del Libro, donde algunos títulos publicados por la Editorial Arte y Literatura, han servido de base para largometrajes en verdad significativos. Alguien voló sobre el nido del cuco —la película homónima se proyectó en Cuba con el título de Atrapado sin salida—, de Ken Kesey, es uno de esos libros que no debemos dejar de leer, incluso aunque nunca se haya apreciado la magnífica película de Milos Forman, el destacado cineasta de origen checoslovaco radicado en Norteamérica.

En la película se narra la historia de Randle P. McMurphy, un «delincuente» que, para evitar ir a la cárcel, finge locura y es ingresado junto a una «pandilla de locos» en un manicomio donde encuentra un ambiente de represión y de miedo. En lo adelante, McMurphy será un instigador, un violador del «orden»; la chispa que necesitaba la mecha. Y claro, al ser un inadaptado, choca con las normas establecidas, cuidadas con esmero por la enfermera Ratched.

Tanto en la película, ganadora de cinco Oscar en 1975 —mejor película, director, actor (Jack Nicholson), actriz (Louise Fletcher) y guión adaptado—, como en el libro, se habla de internos recluidos en su mayoría por su propia voluntad para evadirse de la realidad, que se sienten alejados de una sociedad que los rechaza por su condición de diferentes, y que los margina como seres indeseables para el sistema, el cual, no obstante, los somete a sus leyes dentro de las paredes de un manicomio, que se divide como la sociedad según Platón: gobernantes, guerreros y productores, de ahí que no sea más que la extensión de ese mundo exterior.

Alguien voló... es un estremecedor alegato sobre la libertad y el abuso del poder ejercido contra aquellos que son diferentes; una crítica descarnada a la sociedad norteamericana donde Ratched representa el poder arrollador que quiere anular unas mentes quizá menos enfermas que la suya. McMurphy, por su parte, al ser un tipo genial pero molesto, es marginado, reprimido.

Personalidad emblemática del underground contestatario norteamericano, Kesey, el autor de este magnífico libro, alcanzó la notoriedad justamente con esta, su primera novela, que nació de sus vivencias como voluntario en los experimentos con drogas psicotrópicas que el gobierno de su país ensayaba para futuros usos terapéuticos, lo cual transformó profundamente su percepción de la realidad social y personal.

Crítica contundente a todo lo que anule la libertad del ser humano y considerada una auténtica novela de culto, Alguien voló sobre el nido del cuco narra una historia de amistad, de vida, de rebelión. Volviendo al tema libro-adaptación al cine, no es este exactamente el caso de los filmes que solo toman de un volumen el título, pero el guión no sigue la trama con exactitud: mientras que en la película del director de Amadeus y Hair el protagonista es el personaje que interpreta Jack Nicholson, en el texto todo está contado desde el punto de vista de Chief Bromeen, el indio que no habla (Will Sampson), quien una y otra vez comunica sus temores al lector. Pero eso no tiene la mayor importancia.

Se dice que a Kesey no le complació la versión cinematográfica pues no estaba muy contento por la elección de Nicholson para el rol principal, aunque a decir verdad está soberbio, al igual que lo estuvo en El resplandor, de Stephen King, otra de las buenas propuestas de Arte y Literatura. Como quiera que sea, Alguien voló... es de esos libros que no pasarán inadvertidos, porque irremediablemente atrapan.

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