Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Estrenan en Cuba el espectáculo danzario musical Vida

Autor:

José Luis Estrada Betancourt

Creado por Lizt Alfonso y el coreógrafo Kelly Robinson, se presentará en el  teatro Mella, de la capital cubana, desde el 12 de enero

Fotos: Cylla von TiedemannVida, el más reciente espectáculo danzario musical creado por Lizt Alfonso y el coreógrafo Kelly Robinson, será estrenado en el Mella, los próximos 12 y 13 de enero. Mientras esta historia de la abuela que le narra a su nieta toda su existencia deslumbraba en Canadá y alcanzaba un éxito arrollador —acaba de ser seleccionado por el prestigioso diario Monday’s Globe and Mail, entre otras 34 puestas en escena en disputa, como una de las cinco mejores presentadas en aquel país en 2007—, Lizt solo soñaba con la posibilidad de que esta, su más cercana coreografía, pudiera ser aplaudida también en su tierra. Y para su regocijo, no solo subirá a las tablas en el céntrico teatro, sino que permanecerá en cartelera hasta los primeros días de febrero.

«¡Al fin Vida en La Habana!, exclama Lizt. No hace mucho hablábamos del éxito de esta obra en Canadá y de la ilusión enorme que nos embargaba de hacerla en Cuba, porque el público se merecía ver esta propuesta que difiere de lo que hasta el momento había enfrentado el Ballet Lizt Alfonso. Y no ha sido fácil, pues se trataba de traer hasta acá una producción muy grande: vestuario y escenografía (ambos de Yannik Larivee y Ricardo Reymena), accesorios... Pero todo está listo», asegura con evidente alegría la Alfonso, quien explicó que después del estreno, Vida estará la segunda semana de enero, de viernes a domingo, y a partir del jueves, desde la tercera en lo adelante.

Dividida en dos actos, esta historia comienza con una fiesta en honor al cumpleaños de Vida, extraordinaria abuela, maestra y líder. Sus pasos son seguidos muy de cerca por su nieta Alma, la niña que crió como suya. Pero, por momentos, Vida siente una extraña presencia... En lo adelante el espectáculo permitirá que, mientras Vida le entrega su legado a Alma, los espectadores penetren los recuerdos de esta mujer (la niñez, el despertar espiritual, el amor, la represión, el conflicto, la nueva era, la separación, la entrega, la maestra), la cual es interpretada por dos grandes de la música cubana: Omara Portuondo y Ele Valdés.

De esta dos increíbles artistas, Lizt comenta: «Omara fue en la primera persona en que pensé para que defendiera el personaje. ¿Quién mejor que ella, una estrella indiscutible de la cultura cubana? Lo mismo me sucedió con Ele, la voz líder de Síntesis. Estaba convencida de que ella era también la adecuada para ese rol, y no me equivoqué», dice la reconocida bailarina.

Explicó asimismo que la Vida que veremos ahora no es exactamente como la que hizo furor en Canadá. «Cada obra nuestra es como una escalera que nunca termina, pues siempre está sujeta a cambios que puedan hacerla superior. Y en este caso no estábamos muy conformes con el final, así que convidamos a X Alfonso para nos ayudara a conformar otro diferente e hiciera el tema que cierra el espectáculo (lo escrribió a cuatro manos junto a Lizt), con el cual nos sentimos muy satisfechos y creemos que quedará definitivamente de este modo».

Siempre diferente

Vida constituye la primera vez en que las muchachas del Ballet Lizt Alfonso compartirán el escenario con bailarines que han sido invitados para la ocasión: Vadim Larramendi (Ballet de la Televisión Cubana) y Oddebí García (Conjunto Folclórico Nacional), algo que abrió una puerta que parecía cerrada. «Aunque nuestra compañía es netamente femenina —me refiero a las bailarinas, pues están nuestros músicos—, no podíamos contar una historia donde el amor juega un papel esencial y no estuviera el primer y único amor de Vida. Por eso invitamos a estos hombres talentosos que se han relacionado magníficamente bien con las bailarinas».

Asimismo, Lizt intuye que no pocos pensarán que algunas de las coreografías de Vida las han visto en otra ocasión (en su mayoría las de Alfonso, aunque también hay creaciones de Diana Fernández y Yadira Hernández). Y no estarán del todo errados. «En este espectáculo incluimos algunos fragmentos de éxitos de la compañía en estos 15 años, como Alas, Elementos y Fuerza y compás —será la próxima propuesta de este colectivo danzario para la venidera gira (muy cercana, por cierto) por importantes plazas de Canadá—, pero que al estar insertadas dentro de otro contexto toman un sentido diferente», señala, al tiempo que aprovecha para hacer otra aclaración:

«La historia de esta mujer se enmarca desde los años 30 del pasado siglo hasta la actualidad, lo cual se puede traducir también como la historia de nuestro país durante las últimas ocho décadas, sin embargo, no es un calco de la realidad, pues hay mucho simbolismo dentro de este espectáculo de gran formato —en ocasiones hay más de 50 artistas en el escenario—; elementos que vienen de la danza o del teatro, en dependencia de la cuerda por la que queríamos movernos».

Danza, teatro y música

Aunque mi personaje no es muy extenso, pues no permanezco durante todo el espectáculo, sí es esencial en la obra al tratarse del único amor de Vida, explica el primer bailarín Vadim Larramendi. Aunque la danza es esencial, la música no lo es menos en esta propuesta. Tanto es así que en esta puesta con diseño de luces de Howard Ungerleider y de sonido de Armando González, se pueden escuchar piezas que son clásicos: Quiéreme mucho (Gonzalo Roig), Veinte años (María Teresa Vera), Por eso yo soy cubano (José Ramón Sánchez, El Madrugador), Y mucho más (Alberto Vera), La era (Silvio Rodríguez) o Ayabba (Carlos Alfonso), por solo mencionar algunas. Correspondió a Denis Peralta dirigir musicalmente a Vida, lo que, sin duda, fue una gran empresa.

«Este es un espectáculo muy abarcador en lo musical. Sin abandonar la fusión que nos distingue, quisimos hacer algunas versiones de estos temas antológicos, lo cual es nuevo para nosotros y, además, concebir los arreglos para que fueran interpretados por figuras muy reconocidas», enfatiza Denis, quien agrega que también hay números escritos específicamente para la obra, de la autoría de los jóvenes Yordanis O’Reilly, Juan Pablo Solas, Yuniel Rascón y Damián Nueva.

«Como en Alas, hemos invitado a músicos como Yamilé Pedro (violoncello), María Amelia González (violín) y Mayquel Hernández (trompeta), a quienes se suman esta vez Esteban Puebla (guitarra eléctrica) y las cantantes Eme Alfonso y Yoanna Pozas».

Para Ele Valdés, quien aquí se desdobla como la Madrina, Vida también fue un reto inmenso. «Siempre he formado parte de grupos: coros, cuartetos, y después, de Síntesis. Y aunque soy la voz líder de esa agrupación, jamás pensé que me iba a ver incluida en el elenco de una obra musical, donde tengo que interpretar un papel, transmitir emociones, tener en cuenta el espacio escénico, cuando en Síntesis siempre me he movido a mi gusto y manera. ¿Lo más duro? Tener que cantar temas tan memorables como La era, insuperable en la voz de Omara, por ejemplo. No obstante, también ha sido muy lindo pues he podido descubrir otra Ele».

En el caso de la reina del Buenavista Social Club lo más complicado ha sido, según dice, asumirse como actriz en esta maravillosa obra donde coinciden tantas generaciones de artistas. «Lo más difícil, reconoce, es después de cantar La era o Y mucho más, tener que soportar la carga emocional que tiene Vida, pues todo lo que sucede en ella es la existencia misma».

«Es que no es sencillo, acota Lizt, cantar con un nudo en la garganta, pues aunque Vida no es un espectáculo triste, por el contrario, está lleno de alegría y optimismo, sí hay momentos muy fuertes. La pequeña Yaraidy Fernández (Alma) nos ayuda mucho, a pesar de que le ha costado aparentar que está aprendiendo a bailar, apunta Lizt entre sonrisas, pues es quien le debe recordar a cada rato a Omara y a Ele: “respiren profundo para que podamos llegar al final”».

Concluye la Alfonso, que no hubiera podido recorrer todo este camino, si antes el mismo no hubiera sido transitado por figuras de la talla de Alberto Alonso, Héctor Quintero o Nelson Dorr, por solo mencionar algunos.

Ellas y ellos

Sin duda, el personaje del Ángel —representado por Maysabel Pintado y Lizdianet González— es primordial en esta obra. Y es que está presente en toda la puesta al ser la guía de Vida en las diferentes etapas —el personaje de Vida es asumido no solo por Omara y Ele, sino también, en diferentes momentos, por Camila Sánchez (Vida 1), Ana Laura García (Vida 2), Yudisley Martínez o Carmen Rosa López (Vida 3) e Indira Álvarez o Lizt Alfonso (Vida 4).

Interpretar el personaje del Ángel se complica más si también tienes que hacer el General, como le sucede a Maysabel Pintado, quien lleva 11 años como primera bailarina —hace 15 que forma parte de la compañía. «Estar en Vida ha sido un honor para mí en todos los sentidos, sobre todo por tener la responsabilidad de ir conduciendo la historia. En un principio era la Muerte, que tenía que ser agresiva y al mismo tiempo seductora, sensual, pero este fue uno de los cambios que sufrió el espectáculo. Por tanto, tuve que pasar de un personaje negro a uno blanco, sin que se haya transformado la coreografía, es decir, que he tenido que bailar con intenciones opuestas. Es muy difícil sobre todo en momentos en que la escena es fuerte y uno tiene que mostrar tranquilidad, sobriedad...

«En el caso del General se trata de un rol varonil, que debo encarnar sin intentar imitar a un hombre, pero dando ese carácter masculino, todo lo contrario del Ángel, que es algo inmaterial. Sin embargo, ha sido una experiencia muy rica para mí».

Parecido piensa Yudisley Martínez (Vida 3), para la cual el principal reto es verse prácticamente sola en el escenario, lo que le produce una sensación extraña que ya había probado en Elementos, «pero que, igual, no cambia mucho las cosas. No obstante, eso es nada comparado con trabajar por primera vez con un bailarín como pareja, asegura. «No estábamos acostumbradas a eso, como tampoco a actuar. Estamos habituadas a darlo todo bailando, pero esto es distinto. Así que fue como volver a aprender —Kelly Robinson nos ayudó muchísimo—, irte compenetrando con los muchachos poco a poco para que al final las cosas salieran bien», señala esta joven que en el 2006 se convirtió en primera bailarina y que se formó completamente dentro de esa compañía.

Vadim Larramendi Paz es su homólogo en el Ballet de la Televisión Cubana. Cuenta que vivió tremenda alegría cuando supo que Lizt, después de asistir a unas clases, vio en él al Joven. «Inmediatamente acepté y he tenido que trabajar muy duro, nada de llegar y “la puse”, pues los de nuestras compañías son estilos distintos. No se trata de interpretar a un personaje como el Albretch de Giselle, que ya tiene sus códigos. Incorporar lo teatral ha sido lo más complejo, pero con el tiempo todo fue fluyendo».

Y claro, también el baile en pareja. «Cuando siempre has estado con los pies en el suelo, y de repente te ves a dos metros de altura, es lógico sentir un poco de temor, así que junto con la profesora Clotilde Peón he tenido que enseñarles las técnicas del lift (cargadas), para que se puedan elevar sin perder su personaje. Como ves, la dificultad es doble, pero ha valido la pena. Y el público me dará la razón».

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