Para que nadie más recorte la fantasía con una tijera, todas las mañanas, como solía hacer la familia de Mauricio (el protagonista del cuento Un lugar posible, de la escritora cubana Olga Marta Pérez), la Editorial Unión riega polvo de estrellas por toda la Isla. Esta vez, con la ayuda de una de sus colecciones más preciadas: Dienteleche, en un conjunto de álbumes de pequeño formato deliciosamente ilustrados: 11 títulos de autores cubanos que han sido publicados como parte del Plan Especial de la Feria Internacional del Libro Cuba 2006 que están ya a la venta a precios módicos, en moneda nacional, en un importante número de librerías cubanas.
Creada para niños pequeños, Dienteleche, y en especial esta nueva entrega, se distingue por la diversidad de temáticas y estilos de los libros que incluye, cuidadoso diseño e impresión y la presencia de ilustraciones que estimulan la lectura y alimentan la imaginación: ese espacio en nuestras mentes y corazones, donde todo es posible.
Una bruja que empeña su escoba en una tienda de antigüedades para convertirse en pintora en Sueño en una noche de verano, de Nelson Simón (con dibujos de Maritza Miari Gutiérrez), y otra que responde al nombre de Matutina (Foto de familia, de Omar Felipe Mauri Sierra, con Rubén Iglesias como ilustrador), están entre los personajes que pululan en la colección, cuyo nombre por sí solo resulta atractivo.
Cuentan que en las noches, cuando ya todos duermen y estas dos brujas hacen de las suyas, un guajacón pequeño como un minuto —que vivía en una fuente y se sentía melancólico—, arma tremendo alboroto con un collar de cascabeles, lo cual le valió el nombre de Un animal musical, una de las más recientes propuestas de Ivette Vian, ilustrada por Eduardo Sarmiento.
Mientras tanto, un pepino estirado que no quería usar espejuelos confunde los bombillos con mangos, los cordones de los zapatos con espaguetis, el sombrero de una señora con un nido de pájaros, y, como es de esperar, se busca problemas en El cuento de Pomponio Pepino, de Julia Calzadilla (Elio Duarte).
Un rey malo despierta en el fondo de un pozo y es salvado por una lechuza a la que paga con ingratitud en las páginas de Rey Ratón, de Teresa Cárdenas (con soporte visual de Rosa Salgado); al tiempo que una hormiguita bondadosa regala un cuento a la niña enferma de la casa vieja que siempre está sentada en Bili va de paseo, de Magali Sánchez (Eduardo Sarmiento).
Las conmovedoras historias de Mauricio, a quien le nació una hermanita y se fue a Un lugar posible, donde le regalaron polvo de estrellas —que sirve para ser feliz y hacer felices a los demás—, y Monstruosi (Enrique Pérez Díaz, con ilustraciones de Alexis Lago), un pequeño al que sus compañeros llaman así, a pesar de tener un bonito nombre, porque lo consideran muy feo, integran igualmente la nómina de esta serie de cuentos. Del mismo modo figuran La perdida por la ganada o el cambio del niño por la vaca, de Albertico Yánez, El viaje de Mico, de Esther Suárez Durán, y Oigo, habla Migue, de Enid Vian.
Dos nuevos Dienteleche nacieron también este año: Bernardino, de Felipe Oliva Alicea, y El último diente de leche, de José Manuel Espino Ortega. Ambos fueron presentados en la Feria Internacional del Libro de Santo Domingo y tendrán su versión cubana en el 2007. Para la fecha, se prevé, además, una edición especial de la obra de la argentina Ana María Ramb, así como la publicación de títulos de Celima Bernal García, Luis Cabrera Delgado, Luis Carlos Suárez, Emilia Gallego, Susana Haug, Julio M. Llanes y Elvia Pérez, entre otros destacados creadores de cuentos para niños, aseguró el escritor Enrique Pérez Díaz, presidente de la Sección de Literatura para niños y jóvenes, de la UNEAC.
«Esta colección comenzó a publicarse en el año 1999, como fruto de una colaboración con la Comisión Organizadora Permanente de la Feria Internacional del Libro de Santo Domingo, que anualmente presenta a un autor cubano y uno dominicano en libros dobles ilustrados por artistas plásticos de la Isla. Siguen saliendo dos por año en Santo Domingo, y ahora acaban de ver la luz estos 11 en Cuba, como parte del Plan Especial», explicó Pérez Díaz.
Sirva pues Dienteleche para encontrar el camino a la fantasía. Sirva también para alegrarnos el alma, transmitir valores y acercarnos al universo infantil, con las manos repletas de polvo de estrellas.