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Tierras con abono familiar

La finca El Gallo es fruto de la unión de cinco usufructuarios espirituanos, quienes buscan alternativas para generar mayores producciones. De sol a sol, con las mangas de las camisas a los codos, buscan sortear obstáculos y hacer parir la tierra con vigorosidad

Autor:

Lisandra Gómez Guerra

SANCTI SPÍRITUS.— Muy cerca de la ciudad del Yayabo, en un área compacta de más de 250 hectáreas conocida como El Gallo se espigan producciones abonadas con el esfuerzo familiar. Herencia del padre-abuelo, de sol a sol, se suben las mangas de las camisas a los codos en busca de sortear obstáculos y hacer parir la tierra con vigorosidad.

«Mi papá comenzó esto. Hoy tiene 70 años, reside en la ciudad, pero viene todos los días hasta acá —comienza el recorrido por sus más de 30 años apegados al campo, el usufructuario Yunior Piñero Hernández—. Cuando terminé el servicio militar pude estudiar, pero decidí venir a ayudar, y cuando me permitieron solicitar tierra no perdí tiempo».

Junto a él también se aventuraron a tumbar marabú y cuánta huella de obsolescencia existía, así como a darle vitalidad a otras hectáreas pedidas en la localidad conocida como Las Yayas, su esposa, hermano y, más recientemente, su hijo.

«Es una finca colectiva, perteneciente a la Empresa Agroindustrial Municipal Sancti Spíritus y, además de los cinco miembros de la familia contamos con una treintena de trabajadores. Poco a poco, hemos tirado para adelante y hoy es un sitio que no solo tiene resultados, sino que ha acogido importantes visitas».

Con solo recorrer hasta donde lo permite la vista, se tropiezan de frente con cultivos varios, incluyendo frutales, cedro y café, así como con saludables crías de ganado mayor y menor.

«Sobrecumplimos con los planes de entrega de leche a la industria. El resto de producciones llegan al Estado mediante la Empresa a la que pertenezco. Para seguir aportando desde este pedacito de tierra queremos incrementar la parte del ganado caprino, específicamente el chivo con el doble propósito de obtener leche y carne.

«Tenemos conejo, aves y cerdo. En el caso de las gallinas recogemos las posturas y las colocamos en las incubadoras, pero el tema de los apagones nos está golpeando en eso».

—¿Cómo logran en El Gallo superar ese y otros desafíos del momento actual?

—Por ejemplo, en el complejo problema de los impagos de la industria lechera a los campesinos no he sufrido mucho porque hasta el momento me han ido pagando más o menos en tiempo y forma. Pero, otras veces sí se han demorado un poquito.

«Mientras que con lo de sacar dinero del banco tenemos un encadenamiento con nuestra Empresa. Cuando ellos van a depositar, nosotros los campesinos, que necesitamos efectivo, vamos y así logramos resolver».

De encontrar alternativas, Yunior Piñero Hernández y el resto de su familia tienen unos cuantos kilómetros recorridos. Después de mucho tiempo con grandes problemas con la utilización y aprovechamiento del agua, ya esa realidad está a punto de desaparecer del mapa.

«Ese ha sido nuestro eterno talón de Aquiles. Trabajamos en un proyecto ambicioso: la construcción de una conductora de agua que podrá incrementar el rendimiento y las tierras cultivables. Era un sueño y necesidad porque con el agua disponible se nos obligaba a regar por gravedad y eso, además de erosionar los suelos, hace que se pierda una parte considerable del líquido».

Conocieron de esa preocupación el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez; el Primer Ministro, Manuel Marrero Cruz, y, más recientemente, el Vicepresidente de la República, Salvador Valdés Mesa. Con todos dialogó este guajiro que, nervioso, no perdió las oportunidades de mostrar, además, con mucho orgullo, la excelente salud de sus producciones.

«Han sido muy buenos encuentros y estimulantes porque son personas con muchas responsabilidades y aceptaron venir hasta la base.

«Igual, han sido para mí decisivos los acompañamientos desde las direcciones Municipal y Provincial de la Agricultura y la Empresa Agroindustrial Municipal Sancti Spíritus. Los llamo en cualquier momento por dudas y se despeja todo rápido. Por ejemplo, he recibido recursos por esa vía que, junto a los saberes heredados de mi padre, las experiencias diarias y las orientaciones hoy me permiten tener así esta finca».

Sin tiempo para cruzarse de brazos, en ese pedazo de tierra espirituana se tienen muchos sueños. Todos buscan aportar a las mesas de sus coterráneos porque «esa es la misión de nosotros los campesinos».

«Queremos incorporar unos cuantos renglones, porque como estaba sin agua nos concentrábamos en los cultivos más resistentes como la yuca, el plátano burro y el maíz. Pero, desde hace dos años quiero sembrar papa y creo que ya ahora, solucionado el problema, será un hecho. Pretendemos ampliar la siembra de alimento animal con la asesoría de la Estación Experimental de Pastos y Forrajes de la provincia. El Gallo será una finca cada vez más diversificada y donde se aproveche todo, porque ahí está la calve del éxito».

Una filosofía de trabajo y vida que reconoció el Presidente cubano a pie de surco cuando expresó a modo de conclusión, tras palpar el espíritu que transpira el área: «Es un ejemplo digno de destacar en momentos en que urge recuperar la economía del país».

Asimismo, destacó la manera en que ya han extendido experiencias similares entre productores de otros municipios espirituanos y cómo en medio de tantas limitaciones lo logrado por Piñero Hernández es muestra de todo lo que se puede producir.

 

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