La creación de infraestructuras para esta ingeniería, única de su tipo en Latinoamérica, ha sido posible gracias a alianzas con múltiples instituciones. Autor: Favio Vergara Publicado: 01/03/2025 | 09:50 pm
Mientras en 2020 el mundo trataba de entender qué era el SARS-CoV-2, ese nuevo coronavirus cuya mortalidad parecía no conocer límites, en Cuba un grupo de expertos se alistaba para abrir una carrera universitaria sin precedentes, dedicada también a combatir «bichos» y otras amenazas.
Aunque la COVID-19 puso en alto muchos proyectos, y atrasó otros, en noviembre de 2021 la Facultad 2 de la Universidad de las Ciencias Informáticas (UCI) se convirtió en la sede oficial de la nueva Ingeniería en Ciberseguridad, única de su tipo en toda América Latina. En un mundo donde las fronteras físicas se desdibujan y las amenazas más peligrosas no vienen de ejércitos convencionales, sino de líneas de código malicioso, esta especialidad ha dejado de ser un lujo para convertirse en una necesidad estratégica.
Para Cuba, que desde 2018 comenzó un proceso de transformación digital que hoy vislumbra nuevos caminos, la ciberseguridad es más que vital en aras de proteger una creciente infraestructura de datos. Pero, ¿de qué va esta ingeniería? ¿acaso formamos hackers con capuchas para que desde un cuarto oscuro desentrañen en tiempo récord líneas de código?
Eso es lo que nos han mostrado las películas de Hollywood durante años, pero nada está más alejado de la realidad. Aunque sí se encargan de trabajar con mucho código, nuestros ingenieros en Ciberseguridad tienen una formación curricular bastante exigente, tal y como pudo comprobar Juventud Rebelde en visita reciente a la sede universitaria.
Allí conversamos con profesores y estudiantes sobre los derroteros de una disciplina que el pasado mes de diciembre aportó su primera graduación.
Hola, mundo
La creación de la carrera de Ingeniería en Ciberseguridad en Cuba no fue fruto del azar, sino de una necesidad impostergable. Según Mónica Peñas Casanova, decana de la Facultad de Ciberseguridad de la UCI, todo comenzó con un levantamiento realizado por el Ministerio de Comunicaciones, que evidenció un déficit alarmante de profesionales capacitados en temas de seguridad informática.
«El proceso de transformación digital que vive el país exige garantizar la protección de nuestros activos digitales», explica Mónica.
Este diagnóstico coincidió con un momento crítico: la pandemia de la COVID-19, que aceleró la adopción de tecnologías digitales en todos los sectores y también trajo consigo nuevos riesgos. Desde ataques de ransomware hasta filtraciones de datos, las amenazas cibernéticas se multiplicaron, dejando en evidencia la vulnerabilidad de sistemas y redes a todo lo largo del planeta.
Fue entonces cuando la UCI, en colaboración con organismos claves como Etecsa, Segurmática, la Empresa de Tecnologías de la Información (ETI) de BioCubaFarma y el Ministerio de Comunicaciones, decidieron dar el primer paso. «No solo diseñamos un programa de ciclo corto en Administración de Redes y Seguridad Informática, también creamos una especialidad de posgrado en Seguridad Informática», detalla Mónica. Estos esfuerzos sentaron las bases para lo que hoy es una carrera de pregrado completa, reconocida tanto dentro como fuera de las fronteras cubanas.
Según los profesores Mónica, Tony y Vladimir, esta es una carrera estratégica para Cuba. Fotos: Favio Vergara
Uno de los aspectos más destacados de esta ingeniería es su enfoque en equilibrar teoría y práctica, al adaptarse a las demandas globales de la industria. Para lograrlo, el equipo de la UCI estudió minuciosamente los currículos de países líderes en ciberseguridad, como Rusia, la Comunidad Europea y varios Estados asiáticos. «Decidimos crear una carrera de pregrado porque entendimos que era necesario formar profesionales desde las etapas iniciales», explica Vladimir Milián Núñez, vicedecano de Investigaciones de la Facultad de Ciberseguridad.
El plan de estudios incluye contenidos como Matemática Discreta, Álgebra, Programación, Lógica, Criptografía y Teoría de Números, entre otros. Pero lo que realmente distingue a esta carrera son los roles específicos en los que los estudiantes pueden especializarse.
«El currículo todavía tiene temas perfectibles, y hay varias ideas que hemos manejado con el Consejo Nacional de Ciberseguridad. Hemos ido rindiendo cuentas periódicamente, no solo de cómo hemos hecho la carrera, sino de hacia dónde van los graduados. Como no existía precedente para la demanda formal que tiene el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social sobre dónde debemos ubicar a esos estudiantes, el Consejo Nacional de Ciberseguridad le asignó la tarea al Ministerio de Comunicaciones y hemos trabajado con ellos para identificar cuáles son las entidades priorizadas», nos dijo la «profe» Mónica.
—¿Es muy demandada la carrera?
—Sí, no hemos podido cubrir ninguno de los dos programas, ni para el técnico superior ni para la ingeniería. Ofertamos todos los años 200 plazas en Ingeniería, 60 plazas de técnico superior y 60 de ese mismo técnico para el curso por encuentro que está abierto en varias universidades del país.
«Con respecto a la apertura de la carrera en otras universidades, amplió la Decana, estamos ubicando a graduados de esta carrera de ciclo corto en otras universidades del país para reforzar las carreras en Tecnología de la Información y la Comunicación, y se hizo una propuesta al Ministerio de Educación Superior para abrir un perfil de ciberseguridad en otras carreras afines.
«Esperamos abrir la carrera como tal —la Ingeniería en Ciberseguridad— a mediano plazo en otras dos universidades del país, porque eso lleva una serie de requerimientos, como el claustro y la infraestructura.
«Para nosotros ha sido un desafío ejecutar la carrera. Hemos convertido en claustro a especialistas en ciberseguridad de muchas empresas. Hoy recibimos colaboración de la ETI, Segurmática, el Minint, la Cujae, Etecsa, entre otros. Replicar eso en otras universidades va a ser difícil, sin embargo, iremos entregando graduados de esta carrera que permitan apoyar el proceso», amplió la Decana.
Una ética, muchos roles
¿Qué competencias técnicas y éticas deben caracterizar a un ingeniero en Ciberseguridad? Antonio Hernández Domínguez, jefe del colectivo de la carrera de Ciberseguridad, y jefe del Departamento Docente de Ciberseguridad, explicó a este diario que, a partir de la flexibilidad del Plan E, al que se circunscribe esta carrera actualmente en un ciclo de cuatro años, se conformó un currículo que puede ser completado de diferentes maneras.
Así, los estudiantes no solamente defienden sus ejercicios de culminación de estudios a través del clásico trabajo de diploma o tesis.
«Hay un nuevo tipo de ejercicio que nosotros lo hemos conformado como el portafolio. Fundamentalmente se dedica a que los estudiantes durante la carrera certifiquen un grupo de roles, los cuales responden a un grupo de competencias necesarias para el Ingeniero en Ciberseguridad. En este caso nosotros definimos un grupo de roles a partir de un estudio que se hizo en el marco europeo», aclaró.
Entre ellos están el analista de datos y trazas, que se enfoca en adquirir un grupo de competencias para analizar datos usando inteligencia artificial —o no—, y también analizar las trazas que se pueden estar generando por cada uno los sistemas informáticos.
Hernández Domínguez agregó que otro rol está relacionado con el evaluador de vulnerabilidades, lo que es conocido en el mundo «como el famoso pentester, que se dedica a estudiar cuáles son las vulnerabilidades presentes en una infraestructura. Y bueno, prepararse ante posibles ataques y tomar un grupo de medidas, sobre todo establecer el plan de riesgos. Esa también es una competencia muy importante, incluso a partir de los concursos que se realizan».
En ese sentido, explicó que existe un gran concurso global llamado Capture the Flag (o capturar la bandera), donde los estudiantes de esta ingeniería han tenido un grupo de experiencias durante el último año, «y esta es una de las competencias en las que más pueden certificar habilidades». Los alumnos no solo han realizado el concurso a nivel nacional, sino que también intervinieron en lides con sede en México, Rumanía y Sevilla, España.
Los otros roles, explicó el Jefe del colectivo de la carrera de Ciberseguridad, «están relacionados con la inserción de nuestros ingenieros en el proceso de desarrollo seguro de software porque, aunque tenemos diferencias con otras carreras, nuestros ingenieros en ciberseguridad también reciben una disciplina relacionada con el diseño y programación de software.
«A partir de ahí se forman competencias en el ámbito de ser arquitecto en ciberseguridad, que es la persona encargada de insertarse en este proceso de desarrollo de software y definir los requisitos de ciberseguridad que necesita un programa desde su propia concepción, y no como normalmente se desarrolla, que se comprueba una vez terminado si cumple o no con esos requisitos». Esto es nuevo, piensa este redactor, pues cambia el paradigma de desarrollo de software en Cuba.
Halexy Velázquez Delgado, estudiante de tercer año, junto a los pioneros de la ingeniería en Ciberseguridad en Cuba Mónica Delgado y Angel Alejandro Guerra Vilches. Fotos: Favio Vergara
«Ahí también tenemos los desarrolladores seguros de software. Esto es un perfil muy similar al de un ingeniero en Ciencias informáticas, pero tiene una particularidad que se enmarca en implementar los requisitos de seguridad que requieren los softwares, y a partir de esta disciplina se orquestan las habilidades que necesitan esta competencia.
«También en el ámbito ético y en el ámbito legal hemos definido un rol que llamamos gestor de ciberseguridad, que comprueba e implanta un grupo de estándares, buenas prácticas y leyes establecidas en el país.
«Y en el caso de la infraestructura crítica y de las infraestructuras de red, tenemos una competencia que es el Administrador de configuraciones seguras. Esto es un rol muy importante. Nosotros desde la disciplina de infraestructura tecnológica preparamos muy bien a los estudiantes en el ámbito de la configuración de redes, servicios telemáticos y sistemas operativos», abundó el profesor Tony, como todos le llaman.
Es común que en la industria del software existan roles, explica luego la Decana. «Trabajamos, a partir de la primera graduación, en llevar ese conocimiento al contexto de ciberseguridad, y estos roles son el resultado de una investigación de los definidos por la Comunidad Europea para los especialistas de ciberseguridad. Los ingenieros se van especializando en ellos y aspiramos a que sean reconocidos en la industria y, además, que para poder ocupar un cargo asociado a estos roles los tengan certificados, es un camino de dos vías», considera.
La Decana comentó luego que, para la culminación de estudios, además del portafolio y la tesis existe una tercera forma: por publicaciones científicas de alto impacto.
Asimismo, puntualizó que en el tema ético estos estudiantes reciben una asignatura llamada Ciberdefensa. «Los estudiantes van adquiriendo conciencia a lo largo de la carrera, de la responsabilidad que tienen con las organizaciones, de la protección de la infraestructura y, sobre todo, de ser proactivos en la medida de lo posible en esa protección, y si hay que reactivarlo, hacerlo con compartimentación, con adherencia a los principios éticos que caracterizan a nuestra sociedad.
«Muchas veces, cuando entran a la carrera vienen queriendo ser hackers, porque eso es lo que han visto en las películas, pero no es así», bromeó luego.
«También se involucran en proyectos extensionistas. Tenemos un proyecto que se llama Visitas de Alegría, en el que ellos van a casas de niños sin amparo familiar, y forman a los niños en temas relacionados con la seguridad informática. En la medida en que ocurre el proceso de transformación digital las personas están sometidas a los riesgos que tiene, es bueno formarlas en ese sentido para que hagan un uso seguro de las tecnologías», consideró.
Explicó también que en la Jornada Nacional de Ciberseguridad que se hace todos los años en el país, los estudiantes se empeñan en actividades con un enfoque educativo, aunque todavía queda mucho por hacer, significó.
Historias de pioneros
Halexy Velázquez Delgado estaba interesado en los temas de ciberseguridad desde antes de conocer que la carrera existía. «Cuando estaba en 11no. grado vi que esta era una carrera nueva, que podía tener un mayor mercado laboral y me interesa lo de ser pentester. Eso fue lo que me motivó», explicó a JR.
Lo acompañan Mónica Delgado y Angel Alejandro Guerra Vilches, los «pioneros» de la primera graduación en esta ingeniería. «En mi caso me impactó mucho la palabra ciberseguridad, investigué un poco y me llamó la atención que era la primera vez que se hablaba de informática forense, y me decidí por la carrera», nos dijo Delgado.
Angel, en cambio, iba por otros derroteros. Con la carrera de Medicina en la mano, conoció de este camino y dio un giro de 180 grados a su vida. No se arrepiente ni por un segundo.
—¿Cómo ha sido la experiencia con la carrera? ¿cómo han cumplido las expectativas?
—Halexy: En mi caso estoy por empezar las asignaturas específicas, pero en general la carrera me ha gustado, sobre todo los concursos que te brindan formación en temas de ciberseguridad.
—Angel: Uno siempre viene con las expectativas muy altas, pero algo que impactó es que como que somos la primera graduación, muchas cosas se fueron organizando en este proceso. Vienes con idea de «comerte el mundo», pero luego hay que aterrizar. Me siento bien formado. Muchos de los problemas se dieron con la práctica y la infraestructura, que tuvieron que irse resolviendo por el camino.
«Es que en esta carrera tuvimos que transformar a profesores de Informática para que les dieran cuestiones de ciberseguridad, y especialistas de ciberseguridad en profesores», advierte Antonio Hernández Domínguez.
«Vamos corrigiendo por el camino, desde que salieron a la primera práctica nos permitió cambiar cómo debíamos enfocarles las asignaturas. Y eso ha sido un aprendizaje para todos», aseguró por su parte la Decana.
—¿Por qué creen que la ciberseguridad es estratégica para Cuba?
—Angel: Lo principal es el proceso de transformación digital. Sin ciberseguridad no se puede llevar un proceso de transformación digital. Garantizar la seguridad de tus activos es uno de los principales objetivos que debe tener dicho proceso.
—Mónica Delgado: También la parte de la concienciación en las personas, que sepan de temas de ciberseguridad, es muy importante.
—Halexy: La población cubana tiene muy baja formación en ciberseguridad, eso se ve mucho en la sociedad. Además, en la infraestructura que existe en el país no se cuenta en algunos casos con las medidas de ciberseguridad implementadas, y esas son las principales cosas que debemos lograr.
La Decana no duda en intervenir nuevamente y, categórica, afirma que «esta es la carrera más difícil de la universidad, porque tiene un alto rigor, y el contenido que reciben es de muy alto estándar, necesario para la formación de un ingeniero en Ciberserguridad. Además, tienen un componente práctico».
Al respecto, Yanssel Urquijo Morales, especialista en Seguridad Informática del Centro de Informática Médica y profesor de la carrera, explicó que en otra especialidad, como Ciencias Informáticas, se tienen experiencias previas con asignaturas afines de otras universidades. «En el caso de Ciberseguridad, es una ingeniería, y requiere de todas las asignaturas básicas que son muy retadoras. No es hasta tercer año que empiezan a dar las asignaturas afines (a ciberseguridad). Al ser una carrera de cuatro años, se les hace muy corto el período de aprendizaje, y les choca no entrar de lleno en la práctica de las asignaturas, que es a lo que todos aspiran desde el primer día».
El futuro
La carrera de Ingeniería en Ciberseguridad no solo está formando profesionales: está sembrando las semillas de un cambio profundo en la sociedad cubana. Desde la concienciación ciudadana hasta la transformación del paradigma de desarrollo de software, su impacto será duradero.
En los próximos años, la UCI planea expandir la carrera a otras universidades del país, mitigando el déficit de especialistas y contribuyendo al desarrollo económico a través de servicios de exportación. Además, se espera que la certificación oficial de la carrera fortalezca aún más su prestigio.
Como aseguró Tony Hernández, «esta carrera no es solo un proyecto académico, es una inversión en el futuro de Cuba». Y en un mundo cada vez más interconectado, ese futuro depende, más que nunca, de la seguridad digital.