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Después de la tormenta: Silvio Eneider

La ayuda que brindamos los estudiantes de Ciencias Médicas para la recuperación del huracán Oscar me hizo comprender la verdadera esencia de mi profesión de enfermero, cuenta a JR un joven apasionado y comprometido con el futuro de Cuba

Autor:

Eberth Casanoba Poll

Los libros de Historia de Cuba serán muy gruesos en el futuro. En medio de las desgracias que a menudo azotan a nuestro país se forjan jóvenes héroes. Silvio Eneider Cobas de la Cruz, presidente de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) en la Universidad de Ciencias Médicas de Guantánamo, ha sabido unir la pasión por el servicio a su comunidad con la ética que rige la Licenciatura en Enfermería, carrera que cursa en el 3er. año. El paso del huracán Oscar lo llevó a asumir un papel protagónico en la recuperación de quienes más lo necesitaban.

Su percepción de los estragos causados por el evento meteorológico fue catalizadora para inspirarlo a movilizar a otros estudiantes y demostrar el respaldo universitario en tiempos difíciles. «Hay historias que merecen ser contadas», dijo Eneider rememorando lo ocurrido en Guantánamo, cuando descubrió la nobleza de ser enfermero.

A él lo escuché hablar conmovido recientemente durante la sesión plenaria de la asamblea nacional después del 10mo. Congreso de la FEU, que se desarrolló en la Universidad de Ciencias Informáticas (UCI), el sitio donde «me interesé por la carrera que estudio actualmente».

Después volvimos a su historia, y esta entrevista no solo es una mirada a su liderazgo y humanidad, sino también un homenaje a quienes se levantaron después de la tormenta, a quienes, como él, ayudan a sanar las heridas causadas por el fenómeno meteorológico.

«Nunca pensé en ser médico; mi familia entera lo es. Estudié un año en la UCI, pero creo que el legado familiar era muy fuerte. Al final cambié mi carrera por una de Ciencias Médicas. Recuerdo que venía al hospital de aquí y las enfermeras me mostraban los procederes básicos y eso me hizo enamorarme más por la profesión», cuenta.

Ya en Guantánamo, la vida del joven estudiante se torna agitada. Fue electo presidente de la FEU en su centro de estudios y llevar la vida de líder junto a la carrera fue tarea compleja.

«No siento mis labores como un peso, me siento honrado. En los hospitales existe una tendencia médico-centrista, la mayoría de los presidentes anteriores fueron estudiantes de Medicina. Romper el esquema y ser el primero de Enfermería en llegar al cargo es un tremendo orgullo. Sobre mí recae la confianza y el deber de representar a las demás carreras del área de la salud que antes no tuvieron voz en mi escuela».

Al conversar acerca de sus más difíciles experiencias en los años de estudiante, Eneider recuerda el paso del ciclón Oscar. «Es el evento más traumático que he vivido. Llegamos días después del paso del fenómeno porque Guantánamo estaba incomunicado, los puentes y carreteras colapsaron. Cuando nos informaron que las vías se restablecieron eran las 8:00 p.m., a esa hora comenzamos a llamar a los estudiantes y a convocarlos para el otro día a las 7:00 a.m. No dejamos pasar ni 24 horas. Estábamos en combate.

«Es preciso destacar el papel de los demás muchachos que llevaron esperanza a los lugares más afectados. Cruzamos ríos con tabletas de medicamentos y compuestos para purificar el agua, que ya no era potable. Habilitamos el policlínico de San Antonio del Sur, que estaba inundado completamente, limpiamos las camas, las paredes, trabajamos mucho en aquellos días».

—¿Qué impacto tuvo Oscar en tu formación como futuro enfermero?

—Siempre íbamos a hospitales y prestábamos servicio como parte de la malla curricular, pero en nada es comparable. Aquellas horas interminables de trabajo atendiendo a pacientes aún heridos y brindando apoyo emocional a quienes habían perdido tanto, me hicieron comprender la verdadera esencia de mi profesión.

«Cada sonrisa de agradecimiento, cada mano estrechada en señal de esperanza, despertó en mí una pasión renovada para ayudar. A pesar del caos, descubrí la fortaleza de la humanidad y el impacto significativo que podemos tener en la vida de las personas en sus momentos más vulnerables».

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