En el taller de motores realizan sus clases prácticas los motoristas navales. Autor: Otoniel Márquez Publicado: 21/09/2024 | 08:52 pm
En tierra firme todos podemos ser marineros, pero lo cierto es que adentrarse en el maravilloso mundo del mar, aguas arriba o debajo, requiere de preparación, entrenamiento y mucha sabiduría. Bien lo saben los profesores y estudiantes del Instituto Marítimo Pesquero (IMP) Andrés González Lines, ubicado en Mariel, donde se forman unos 90 estudiantes como patrones de segunda, motoristas navales o biólogos pesqueros.
Este centro, único de su tipo en el país y con una filial en Manzanillo, Granma, asume además la capacitación de todas aquellas personas que por una razón u otra deban enrolarse en una embarcación o asumir alguna tarea ligada al mar, mediante los cursos orientados por la OMI (Organización Marítima Internacional).
Más de 70 docentes asumen la capacitación de los estudiantes del centro, donde se forman los patrones de segunda y los motoristas navales del occidente y centro del país, así como los biólogos pesqueros de toda Cuba.
Yudmila Alonso Moriche, subdirectora docente, asegura que, aunque no completan el claustro, ninguna asignatura se ha visto afectada, pues se apoyan en los 13 profesores que imparten los cursos OMI. «Es difícil encontrar jóvenes que asuman la docencia, pues el trabajo en el mar aporta mayor remuneración, no obstante, con los profesores cubrimos todas las materias».
Proceso de captación, estudios y práctica
Para acceder a una de estas especialidades hay un camino trazado que inicia en las empresas pesqueras del país o centros que requieren de estos especialistas. En 9no. grado se realiza la captación en las escuelas, en especial en aquellas ubicadas en comunidades costeras.
Los interesados deben tener cualidades físicas adecuadas para la vida en el mar, proceder preferiblemente de círculos de interés afines con las especialidades, vocación por las actividades relacionadas con la pesca o proceder de una familia pesquera; es indispensable saber nadar.
«En el proceso de captación participa activamente la empresa que demanda, pues es esta la responsable de acoger al estudiante durante las prácticas laborales concentradas de primero a tercer año para; después, durante el cuarto año, asumir las prácticas preprofesionales, y luego el adiestramiento del recién graduado», explica Alonso Moriche.
Una vez aquí, los estudiantes aprenden todo lo necesario para ejercer su actividad, un aspecto en el que colaboran empresas circundantes
ligadas al mar o a la biología marina. Además, cuentan con la embarcación de instrucción Manatí, ubicada en Cabañas, y con un centro de genética cercano donde realizan sus entrenamientos los biólogos.
Para la cienfueguera Emilenys Betancourt Manreza fue un tanto difícil acceder a la especialidad de Biología Pesquera por el hecho de proceder de Cumanayagua, una localidad distante del mar. «Siempre me gustó la biología marina, y busqué por todas las vías estudiar eso. Afortunadamente, en mi año nadie procedente de un poblado costero la quiso y yo pude acceder a la escuela».
Ya en segundo año, asume la responsabilidad de presidenta de la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media (FEEM) y alude a las mejoras en las condiciones del centro. «En las vacaciones arreglaron los albergues, los baños, y al comenzar el curso nos entregaron uniformes nuevos, aseo y la base material de estudio. Además, la alimentación ha mejorado y la piscina ya está en óptimas condiciones».
A su lado, Idayris Martínez Escobar, procedente de Batabanó, en la provincia de Mayabeque, sí fue beneficiada por residir en una localidad costera. En su caso mantiene vínculos con la Empresa PescaMay, donde realizó sus prácticas a bordo de una embarcación pesquera y pudo aplicar lo aprendido en clases.
También Dany Eriel Izquierdo Monrabal, en tercer año de la especialidad de Patrón de Segunda, procede de una comunidad pesquera, en este caso La Coloma. Allí ha realizado sus prácticas a bordo, primero de un langostero y luego de un bonitero, dos etapas que califica de muy provechosas.
«Aquí aprendemos mucha teoría, pero en la práctica es donde de verdad se pone a prueba todo. Quisiera que en la etapa de clases también pudiéramos practicar más, para luego enfrentarnos mejor a la vida en el mar», explica.
Su sueño, asegura, es entrar a la Academia Naval. Sabe que para eso debe estudiar mucho, pero es un propósito al que no renuncia.
Los cursos OMI
Para todas las personas que deban vincularse al mar, existen los cursos orientados por la Organización Marítima Internacional y que imparten a lo largo y ancho del país los especialistas de este centro, de acuerdo con la demanda de las empresas o la necesidad de personas naturales que deseen aprender lo necesario para la supervivencia en el mar.
En un aula del centro encontramos al profesor Abel Cabrera Rosado impartiendo una clase. Ante un auditorio diverso, el profe explicaba sobre nudos y diferencias entre embarcaciones, apenas una pincelada de cuanto deben saber para operar embarcaciones menores.Este es uno de los cursos que imparten los especialistas del IMP.
Antonio Barroso Valdés, subdirector de Cursos Marítimos, explicó que prestan servicios a todas las empresas de mar y pesqueras del país, así como a otras que requieran instruir a sus trabajadores.
Capacitan a quienes laboran en lanchas de transportación de pasajeros, en la acuicultura, en las Marinas y Marlins, y todo el personal que se vincule con los cruceros, independientemente de cuál sea su actividad, así como a personas naturales interesadas en matricular en los cursos.
Aclara que es imprescindible para vincularse con el mar tener vencidas las materias que ellos imparten. La cantidad de cursos a vencer depende de la actividad que realiza cada individuo, aunque en general todos deben saber de supervivencia, seguridad a bordo, protección marítima, control de estupefacientes, entre otros conocimientos que llegan hasta dominar el inglés marítimo.
El año anterior, 2 500 personas en todo el país accedieron a estos cursos: muchos de ellos pasaron por varias materias para habilitarse en una misma actividad, de ahí que ascienda a 18 800 la cantidad de estudiantes/curso, cifra que les ha permitido, además, obtener ingresos a tono con el nuevo modelo en el que se ha insertado la escuela.
Raúl Bobadilla González, director del centro, explicó que tras pasar a Unidad Presupuestada con Tratamiento Especial y superar el plan de ingresos en casi un millón de pesos, han podido realizar acciones de mejora en el parque vehicular y arreglar la piscina, lo cual permitió beneficiar a los trabajadores y sus familiares en la etapa vacacional.
Aulas dentro y fuera
Olga Lidia Barrero Pérez, profesora de Biología Pesquera y jefa de la cátedra que agrupa a las tres especialidades, ya con 20 años de trabajo en el centro, y el privilegio de haber sido estudiante en este, corrobora desde el laboratorio las mejoras en equipamiento y alimentación en esta última etapa, más las visitas sistemáticas del Ministro, el cual chequea el cumplimiento de las indicaciones.
Mientras, en el mar, Waldo José Rown Rodríguez mantenía ocupados a una veintena de estudiantes de segundo año de las especialidades de Patrón de Segunda y Motorista Naval, en una clase de tecnología y métodos de pesca.
A una distancia prudencial de la costa, cuatro estudiantes practicaban remo y lanzamiento del chinchorro, una tarea en la que, poco a poco, ganan destreza los muchachos, y que requiere de mucha precisión y trabajo en equipo.
Con 78 años y unos 50 dedicados a la enseñanza en el centro, desde su fundación, Juan Ramón Rodríguez Torres asegura haberse reincorporado por amor al oficio. Desde su época de estudiante en Rusia, recibió preparación como profesor y a ello ha dedicado tiempo y esfuerzo.
El profesor de Medios Técnicos de Navegación de segundo y tercer años alude a las buenas condiciones para el estudio, con buena bibliografía y equipamiento que permite familiarizar a los estudiantes con lo que luego enfrentarán en la práctica.
La escuela dispone también de simuladores para la navegación, aunque actualmente esperan por Copextel para realizar acciones de reparación y mantenimiento que posibiliten el empleo nuevamente de estos dispositivos tan útiles y atractivos para los estudiantes.
La paz del instituto y su posición geográfica cercana al mar constituyen espacio ideal para el estudio y la práctica. Vocación y entrega no faltan, para que cada estudiante que inició en sus predios el gran viaje por el mar, llegue siempre seguro a tierra firme, gracias a cuanto aprendió allí.