Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Rut, en el camino de la ciencia

Una joven santiaguera hace de la investigación con beneficios para la salud su razón de vida

Autor:

Odalis Riquenes Cutiño

SANTIAGO DE CUBA.— Cuando a finales del preuniversitario muchos la imaginábamos ligada a una carrera de Humanidades, como su madre, la Doctora en Ciencias Filológicas Yamile Haber Guerra, o siguiendo los pasos de los varones de su familia, todos ingenieros en Control Automático, la joven Rut Benita Yero Haber se decidió por las ciencias farmacéuticas.

«En 12mo. grado uno no tiene una idea clara de lo que quiere. Me apasionaba la química, pero no la química pura ni de procesos. También quería estudiar algo relacionado con las ciencias médicas y que no fuera Medicina. Entonces, en la búsqueda de opciones encontré las ciencias farmacéuticas, que era como la aleación perfecta: la química y esa aplicabilidad a los procesos biológicos o al mejoramiento de la calidad de vida de los pacientes: razón de ser de un farmacéutico. Por eso me incliné por esta especialidad.

«La influencia familiar fue fuerte, y aunque no seguí sus pasos, de ellos aprendí esa pasión por la investigación, que hasta hoy mantengo, independientemente de la carrera que escogí. Me apasiona estar constantemente preparándome, profundizando en los contenidos. Esa es mi razón de ser como persona, porque no me gusta conformarme con un resultado; siempre trato de ir un poco más allá y llegar al meollo, o a la mayor aproximación posible».

Con esa inquietud como premisa comenzó sus estudios en 2017 en la Facultad de Ciencias Naturales y Exactas de la Universidad de Oriente, y ya desde la vida estudiantil la labor científica definió su camino.

Desde el segundo hasta el quinto años, relata, se vinculó con el grupo científico estudiantil Farmacia y comunidad, y a sus dos líneas de investigación, una relacionada con la parte asistencial, la medicina personalizada, el tratamiento y la educación sanitaria a pacientes con enfermedades crónicas no trasmisibles (ECNT), y sobre todo a la obtención de fármacos a partir de productos naturales y el estudio y validación del empleo empírico de las plantas medicinales de uso tradicional que crecen en el oriente de Cuba, tema que la atrapó.

Intentando profundizar en esos usos tradicionales, desarrolló desde estudios cualitativos preliminares hasta indagaciones en las comunidades, que les permitieron llegar a conocer las plantas con mayor uso empírico para el tratamiento de determinadas ECNT en esta provincia, y demostrar su valía desde la ciencia.

Uno de esos ejercicios constituyó su trabajo de tesis de pregrado: probó la actividad antimicrobiana de una preparación a base del tallo del palo vencedor (Zanthoxylum pistacifolium) contra un patógeno tan fuerte como la pseudomona aeruginosa, capaz de generar una gran resistencia, y llegó a demostrar que era un buen candidato para uso terapéutico.

Por sus aportes desde la investigación, que le valieron durante los años 2021 y 2022 el Premio al mejor estudiante investigador que otorga el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma), junto a su participación en tareas de impacto social, de cultura y deporte, y en cuanta actividad o tarea de la FEU, la UJC o la academia requiriera de sus energías y voluntad, Rut fue seleccionada como la alumna vanguardia integral de la FEU a nivel de país en 2021.

Ya en diciembre de 2022 se graduó con Título de Oro, Premio al Mérito Científico y Vanguardia integral de su promoción de la Universidad de Oriente.

Desde 2023, esta muchacha locuaz y voluntariosa inició su vida laboral en el Laboratorio de Anticuerpos y Biomodelos Experimentales (Labex), perteneciente al Centro de Inmunología Molecular (CIM), y asumió como una gran dicha ser parte de ese colectivo, responsable a nivel nacional de la producción y suministro de los hemoclasificadores que precisan los bancos de sangre y productor líder de marcadores leucocitarios de gran importancia en el seguimiento a pacientes con enfermedades autoinmunes y con VIH-Sida.

Allí llegó también con la experiencia de haberse vinculado durante casi un año con el laboratorio de Biología Molecular de la provincia, en el procesamiento de las muestras de PCR durante los días intensos y dolorosos de la COVID-19.

«Esa fue mi primera experiencia en un laboratorio de mayor nivel. Fueron días superdifíciles: empezamos con 12 horas y terminamos haciendo jornadas de 24; pero eso me permitió, además de aportar, pertrecharme de una serie de técnicas analíticas, desde lo más básico hasta lo más complejo, y aunque todavía estoy aprendiendo, hoy me permiten manejar las cosas con un poco más de soltura acá en el laboratorio».

Como parte de su adiestramiento, Rut se insertó en la avanzada del departamento de Investigaciones de Labex, como especialista en investigación, innovación y desarrollo. Ahora pone su mirada en la investigación y desarrollo de nuevos productos y el mejoramiento de los existentes.

«Estoy en la línea de marcadores tumorales. Pretendemos diagnosticar algunos tipos de cáncer de gran incidencia en Cuba a través de estos reactivos», detalla.

Motivada por lo que hace, apostó por dar visibilidad al quehacer de su centro y se presentó en el concurso internacional Falling Walls Lab, certamen auspiciado por la Embajada de Alemania en Cuba y la Asociación Alemana de Intercambio y Cooperación para la Educación (DAAC, por sus siglas en alemán), que por primera vez el año pasado convocó en Cuba a investigadores, negocios y emprendimientos a derribar barreras desde lo científico, económico y social, y ofrecer soluciones a problemas concretos.

En una presentación de unos dos minutos y medio, totalmente en inglés, Rut Benita mostró la idea innovadora de un nuevo producto al que se han sumado con ganas los nuevos adiestrados llegados a Labex, porque permitirá el diagnóstico y seguimiento de distintos tipos de cáncer a través de un común examen de sangre.

La idea clasificó entre los 15 finalistas, de cientos de participantes, y obtuvo el Audience Awards, premio que otorgaba el auditorio, incluyendo el jurado, a la presentación de su preferencia.

De esta impactante experiencia, dice, le quedó la satisfacción de haber contribuido a la visibilidad de su centro. «Me siento feliz de haber obtenido el premio del público. Eso da una idea de lo importante que es que la ciencia llegue a todos. Terminando la presentación, muchas personas me contaron historias personales muy conmovedoras: «¡Qué falta hubiera hecho ese producto tanto tiempo atrás!, cuando mi hermano, cuando mi tío…», y ahí es cuando una ve el impacto que tendría en la sociedad.

«Esos espacios también son buenos para socializar conocimiento, porque más allá de los predios de nuestro centro, muchas personas tal vez desconozcan lo que hacemos para mejorar su calidad de vida, su salud».

Por eso no le importa que ya el tiempo no alcance para practicar deportes como el taekwondo, al cual, dice, le debe la disciplina y perseverancia con que enfrenta la vida, o para escuchar la música que tanto le gusta. Sabe que escogió un camino de sacrificios. «Aunque los adiestrados no tenemos un gran cúmulo de responsabilidades, prácticamente trabajamos todo el día. A veces tienes que quedarte más tiempo, y por las noches tal vez te pique el bichito de algún proceso que dejaste en el laboratorio… La labor del investigador no acaba: a veces no imaginas que estás investigando, pero sí lo haces, cuando estás leyendo un artículo, un libro, autopreparándote».

En la práctica de deportes, refiere, encuentra el equilibrio mente-cuerpo necesario para llevar el día a día, y cree firmemente en que una formación complementaria (en su caso incluyó el estudio de piano y guitarra), te hacen una mejor persona, esa que no se ve «sin el resto del complemento».

Asegura que es muy difícil encontrar un referente único entre mujeres de ciencia («Hay tantas y tan valiosas…», dice). Pero su ejemplo le ratifica en el camino escogido: «Yo continúo en el empeño de contribuir a mi país y al mundo con mejores tratamientos o la cura de enfermedades que hoy no tienen ninguna terapia.

«Ahora estoy desde otro campo de actuación igual de importante, el desarrollo de las herramientas de diagnóstico para la detección temprana de las enfermedades, y pienso contribuir a que los pacientes tengan medios de diagnóstico accesibles, poco invasivos, y de rápido manejo e interpretación para el personal de Salud, no solamente para Cuba, sino también para otros países».

Su participación en eventos como el Falling Walls Lab y el Maratón de innovación tecnológica le mostraron que hay muchos jóvenes en Cuba con ganas de hacer de este un mejor país, y contribuir a darles soluciones a los problemas.

«En el Maratón vi cientos de proyectos innovadores, nuevas empresas, emprendimientos y nuevas soluciones tecnológicas conducidas por estudiantes muy jóvenes, preocupados por convertir sus proyectos en proyectos profesionales, de vida, aún en el contexto tan complejo que vivimos.

«En el Falling Walls Lab igual: ahí había también recién graduados y nuevos actores económicos, invirtiendo y apostando por su país con temas de impacto en las distintas esferas de la sociedad. Eso me mostró que con mi equipo de adiestrados, altamente comprometidos, no somos únicos, y todo eso hace un mejor país».

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