Las actividades fueron diseñadas teniendo en cuenta las fases de recuperación de la COVID-19. Foto: Abel Rojas Barallobre Autor: Abel Rojas Barallobre Publicado: 01/10/2020 | 11:16 pm
Un ritmo inusual en la cotidianidad de nuestros días impuso la COVID-19 en Cuba y desde el pasado marzo ningún escenario ha podido escapar de ello. Los meses de verano, tan agitados siempre, obligaron este año a reinventar las habituales formas de hacer para, apegados a las medidas establecidas por el Gobierno, propiciar a nuestro pueblo opciones recreativas consecuentes con la situación epidemiológica.
Sin lugar a dudas, fue este un verano diferente para todos, en el que organizaciones, organismos e instituciones se sumaron también al propósito de contagiar de alegría los más diversos rincones del territorio nacional.
El ámbito comunitario se volvió entonces fundamental para dar vida a una estrategia recreativa diseñada con recursos propios de los barrios y potenciando el talento artístico local, iniciativas que, según reflexionó el Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, deberán mantenerse y diversificarse cuando el país viva la nueva normalidad.
En medio del actual escenario, donde tendremos que aprender a coexistir con la enfermedad, consideró importante todo lo que podamos hacer desde la recreación para recuperarnos del impacto sicológico que han dejado el aislamiento, el confinamiento y el distanciamiento social, del cual debemos mantener determinadas normas de convivencia con mucha responsabilidad.
Ahora vendrá una etapa que, independientemente de lo que se haga desde el sistema sanitario y desde el Gobierno, exige mucho y requiere de una elevada responsabilidad individual, familiar y social, insistió Díaz-Canel durante el encuentro donde también participó el Primer Ministro, Manuel Marrero Cruz.
Como otro elemento esencial a tener en cuenta destacó el tratamiento a la recreación desde los contenidos en la televisión, la radio y las redes sociales, que se han convertido en soportes importantes para llevar propuestas artísticas y culturales, que motiven a la gente y le sirvan, además, como un espacio para desarrollar sus capacidades con determinada alegría y que aporte a la vida, sobre todo espiritual.
En sus palabras, pronunciadas durante un encuentro de trabajo donde se evaluó el comportamiento de las actividades desarrolladas en la etapa estival, el Jefe de Estado enfatizó en el análisis que se debe realizar para definir cómo deben funcionar los centros que estén asociados a la recreación, ya sean culturales, deportivos o sociales y que, en función de sus características, asuman de manera responsable cómo ofertar opciones recreativas.
Justamente el desafío mayor en este verano —aseguró Nislay Molina Nápoles, miembro del Buró Nacional de la Unión de Jóvenes Comunistas—, fue adaptar el Plan de Recreación previsto a las características de cada localidad, en correspondencia con el escenario epidemiológico del país, sobre todo en La Habana, donde la situación era muy diferente a la del resto del territorio nacional.
Las actividades —resaltó— fueron diseñadas teniendo en cuenta las fases de recuperación de la COVID-19 en que se encontraban los territorios, pues unido a la recreación sana del pueblo, siempre tuvimos como premisa fundamental reducir riesgos y vulnerabilidades tanto como fuera posible.
En todo ese empeño resultó vital el esfuerzo de muchos, sobre todo en las comunidades, donde desempeñaron un rol esencial el movimiento de artistas aficionados, los instructores de arte, los promotores culturales y los miembros de la Asociación Hermanos Saíz. «Ese es un resultado palpable de este verano», reflexionó la viceministra primera del Ministerio de Cultura, María Elena Salgado Cabrera.
Asimismo, resaltó la interrelación lograda con la televisión, no solo a nivel nacional, sino también en los propios telecentros provinciales, lo cual permitió que se ofrecieran productos de variada factura y en diferentes formatos. Uno de los grandes retos del período, reconoció, estuvo en darle una visualidad diferente a la cultura y ponerla en función de las nuevas tecnologías.
A retomar de manera más activa en las comunidades las opiniones sobre recreación y cuáles son los intereses de la población en ese sentido, convocó Keyla Rosa Estévez García, directora del Centro de Estudios sobre Juventud. Acercar la recreación a la comunidad, al lugar donde viven las personas, ha sido un anhelo desde siempre, pero para ello, subrayó, es necesario saber cuáles son los intereses que allí se tienen.
Es un tema que debemos analizar no solo de cara al próximo verano —dijo— sino que debe ser tenido en cuenta para diseñar cualquier actividad recreativa en el país.
De igual manera, llamó la atención sobre la necesidad de realizar acciones educativas para enseñar a las personas qué es recreación y cómo recrearse, pues a veces hacemos muchas actividades y no se perciben como tal, entonces la población no siempre disfruta de ellas.
Uno de los principales desafíos que tenemos por delante en estos momentos, —precisó— radica en emplear todos los medios a nuestra disposición, para que las personas no sientan una ruptura entre el período estival y la vida cotidiana.
Indiscutiblemente la COVID-19 impuso a los cubanos un verano diferente, no exento de riesgos, pero en el cual se pudo desarrollar un programa recreativo ajustado a la realidad del país y que propició el disfrute de nuestro pueblo.
En sentido general, valoró el viceprimer ministro Roberto Morales Ojeda, lo hecho en esos meses nos dejó experiencia en muchas cuestiones, con resultados favorables. Además, ahora estamos en mejores condiciones para replantearnos, ante esta nueva normalidad que tenemos por delante, un diseño que realmente responda a las motivaciones e intereses de nuestra población y aporte al enriquecimiento espiritual y al desarrollo humano que tributa la recreación.
Durante el verano se dio vida a una estrategia recreativa concebida con recursos propios de los barrios y potenciando el talento artístico local. Foto: Tomada del periódico Victoria