El diseño de los proyectos que se realizan en el país el tiene que hacerse a partir de lo que establecen las normas y resoluciones, cumpliendo con políticas estratégicas como la de eficiencia energética y con vistas a futuro; construir con los recursos disponibles obras duraderas, elegantes y económicas.
Así lo señaló Ángel Vilaragut, viceministro primero del Ministerio de la Construcción (Micons), durante el Balance del Frente de Proyectos (FP), el que agrupa un total de 46 empresas de 16 organismos de la Administración Central del Estado.
El directivo se refirió, además, a la importancia de capacitar a los profesionales y técnicos del sector de acuerdo con las tecnologías y equipamientos de punta a nivel mundial, lo que permitirá la exportación de servicios integrados.
Jesús Lacera Linde, secretario ejecutivo del FP, dijo que la inversión extranjera es una de las vías fundamentales para alcanzar el desarrollo económico y social de la Isla. Añadió que se precisa de preparación para que los inversores entiendan que un gasto un poco mayor al inicio del proyecto garantiza más eficiencia y una vida útil más larga.
En el encuentro se debatieron las situaciones puntuales que preocupan a los proyectistas. Entre ellas destaca la insuficiente infraestructura técnica, fundamentalmente el déficit de computadoras, copiadoras de plano, impresoras, ploteadores (trazador gráfico), piezas de repuesto y otros insumos.
Luis Ariel González de Zayas, director general de la Empresa de Proyectos de Ingeniería y Arquitectura Once de Camagüey, señaló la dificultad de obtener el equipamiento necesario con proveedores tradicionales como Cimex, debido a la ausencia de suministros y a la exigencia de autorizo.
Insistió en la búsqueda de soluciones alternativas y en la flexibilización de algunos procesos, lo que posibilitará, por ejemplo, la negociación fluida con los trabajadores por cuenta propia que reparan esto equipos, a quienes las empresas no pueden pagar en moneda libremente convertible.
Otro de los temas cuestionados fue el sistema de pago y la repercusión que tiene en los programas de innovación, desarrollo e investigación, pues tales labores se asumen por concepto de gasto en las empresas y se afectada directamente el salario de los especialistas.