Esteban Lazo Hernández, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, asistió a la sesión vespertina de la Comisión de Salud y Deporte del Parlamento Cubano, durante la presentación del informe sobre el estado de abasto y calidad del agua para el consumo humano en el país, «pues es un tema de vital importancia para el desarrollo de Cuba y la elevación de la calidad de vida de sus habitantes».
Dándole respuesta a los planteamientos realizados en la sesión de la Asamblea en diciembre pasado, la diputada Inés María Chapman, presidenta del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos, expuso la información solicitada y comentó detalles de la Política Nacional del Agua, aprobada en cumplimiento de los lineamientos del 300 al 303 de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución.
«El uso racional y productivo del agua disponible, el uso eficiente de la infraestructura construida, la gestión de riesgos asociados a la calidad del agua y los asociados a eventos extremos del clima son las prioridades de esta política, a partir de la cual le damos prioridad a los tres primeros en esta etapa.
«Contamos con 2 478 lugares con acueducto, 2 752 estaciones de bombeo, 73 plantas potabilizadoras, 150 puntos de cloración con cloro gas con 227 equipos instalados y 2 140 puntos de cloración con hipoclorito con 2215 equipos instalados.
«Se suman 156 estaciones de bombeo de residuales con 217 equipos instalados, diez plantas de tratamiento de residuales, 544 lugares con alcantarillado, 296 lagunas de estabilización, 485 tanques sépticos y 878 013 fosas.
«Mantenemos una cobertura de abasto a la población cubana de 11 210 064 habitantes en un 73 por ciento a través del suministro de agua por redes, mientras que un 12 por ciento recibe el líquido preciado por fácil acceso y un 7 por ciento mediante el servicio público de pipas.
«Toda el agua que suministramos es tratada, incluso la que llega a través de las pipas, pues se supervisa de manera constante el respeto de los niveles de cloro establecidos, y se toman medidas inmediatas si se detecta una pipa con bajo o nulo nivel de cloración porque una indisciplina tal compromete la salud de las personas que utilicen esa agua».
La diputada Chapman precisó que, entre otras medidas ejecutadas, se procede al levantamiento de las zonas de protección sanitarias de las fuentes, se trabaja en la capacitación del personal técnico, la instalación y mantenimiento de equipos de tratamiento así como la importación de equipos y piezas de repuesto para garantizar servicio sostenido.
Urge reducir los 14 000 focos contaminantes en el país que afectan la calidad del agua para evitar la aparición y auge de enfermedades que tienen en ella su principal vía de transmisión, apuntó.
Al respecto, el doctor Armando Garrido Beracierto, jefe del departamento de Salud Ambiental y Epidemiología del Ministerio de Salud Pública, insistió en la prioridad de vigilar la calidad del agua que se le suministra a la población y a la producción, porque «a pesar de que no hay un panorama preocupante en cuanto a los índices de enfermedades diarreicas agudas y brotes de cólera por causa hídrica, sí debemos supervisar la adecuada manipulación de los alimentos, situación que afecta la salud de la población cubana con frecuencia.
Más de ocho millones de habitantes en el territorio nacional son abastecidos por el Grupo Empresarial de Acueducto y Alcantarillado, y su director, el ingeniero Alexander Argilagos Moreira, aseguró se trabaja por extender este servicio.
La diputada y doctora Elba Rosa Pérez Montoya, ministra de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, alertó sobre las consecuencias del cambio climático para el abasto de agua en el país e insistió en que, aunque cada provincia tiene su estrategia para solucionar sus problemas en el ámbito hidráulico, no puede perderse de vista que las grandes guerras en el mundo se librarán en el futuro por el conocido oro blanco.
Lazo Hernández convidó a tomar conciencia a propósito del uso racional de este recurso natural, teniendo en cuenta que, como comentó la diputada Chapman, se valora en 11 000 millones de pesos la cantidad que necesita Cuba para resolver problemas de abasto y saneamiento del agua en el transcurso de 50 años.