Yanelkis Hernández Pich considera que el apoyo de la comunidad es trascendental para solucionar cualquiera de sus problemas. Autor: Lisandra Gómez Guerra Publicado: 21/09/2017 | 05:58 pm
TRINIDAD, Sancti Spíritus.— Al verla por vez primera, me di cuenta de que no habían exagerado cuando decían que ella era delgadita como una bailarina, que parecía una muñequita de biscuit. A simple vista una no se puede imaginar que detrás de esa imagen juvenil haya una personalidad tan fuerte, madura y digna de imitar.
Luego de intercambiar algunas palabras con la trinitaria Yanelkis Hernández Pich, pude advertir en ella a la mujer que toma decisiones trascendentales, a la vecina incondicional y a la delegada que desde muy joven, a los 21 años, ha apostado por la transformación de la circunscripción 9 del Consejo Popular Centro del municipio de Trinidad.
Desde hace siete años desempeña esa función, que agrega no pocos rigores a su labor como fiscal y madre de una niña de seis años.
Por estos días Yanelkis está inmersa en las asambleas del cuarto y último proceso de rendición de cuentas del delegado a sus electores, correspondiente al décimoquinto mandato de los órganos municipales del Poder Popular, el cual tiene lugar en las 14 537 circunscripciones del país hasta el 21 de diciembre. Para dialogar sobre su labor como delegada, gentilmente accedió a conversar con nuestro diario.
—¿Cómo has logrado esa dualidad fiscal-delegada?
—Trabajar en ambos ámbitos ha sido una gran responsabilidad. Ser delegada y al mismo tiempo integrante de las asambleas Municipal y Provincial del Poder Popular implica un reto, porque debes aprender de los líderes formales e informales del barrio para lograr la movilización de todo el pueblo en función de la autogestión comunitaria. Y la Fiscalía te exige mucha autopreparación y compromiso para enfrentar lo mal hecho. Pero nada de esto podría ser sin el apoyo de mi familia.
—En ocasiones los electores proponen candidatos a delegados sin meditar debidamente en sus cualidades. ¿Qué características no deben faltarle a este representante popular?
—Se pueden citar varias, pero es primordial ser líder, tener capacidad de orientación y movilización, saber dialogar y escuchar, y lograr la participación popular a través del ejemplo personal.
—¿Cuál sería el abc en el trabajo de un delegado?
—Hay que estar al lado de la comunidad. Nos toca defender sus intereses y gestionar soluciones a los problemas, pero eso no puede hacerlo uno solo. Debemos apelar a aquellos que representan las organizaciones políticas y de masas, y a las administraciones, para hallar entre todos las respuestas y las soluciones. El delegado no resuelve, sino que busca y gestiona apoyándose en la comunidad.
—¿Y has sentido ese apoyo de cuadros de dirección de las entidades que integran tu comunidad?
—Sí, porque la comunidad se encuentra fortalecida a partir de un diagnóstico participativo.
—¿Cómo mantienes la ecuanimidad en una reunión en la que pueden producirse incomprensiones por parte de quienes te eligieron?
—Una vez que la comunidad dio su voto, se ha de asumir todo desde la perspectiva del delegado, quien debe ser un ejemplo. Para ello es preciso prepararse bien todos los días y entrenarse en tomar decisiones con calidad. No hay que esperar, por ejemplo, a la fecha de una asamblea para conocer la inquietud de un vecino. La capacidad de escuchar y dialogar hay que ponerla constantemente en función del diagnóstico de necesidades y capacidades del barrio.
—El enfrentamiento a las indisciplinas sociales y la atención epidemiológica y sanitaria son puntos de prioridad en este cuarto y último proceso de rendición de cuentas. ¿Qué estrategias has asumido?
—En el primer proceso identificamos las indisciplinas de la comunidad y cómo podríamos resolverlas. En el segundo implementamos el plan de acción, y a partir del tercero nos centramos en la evaluación de lo hecho y de lo que nos queda por hacer.
—Si te volvieran a proponer como delegada, ¿aceptarías?
—¡Claro! Mi compromiso no es solo con la circunscripción, sino también con nuestro momento histórico.