La Vitrina de Valonia es un espacio que promueve la vinculación interactiva entre la población y el patrimonio. Autor: Néstor Martí Delgado Publicado: 21/09/2017 | 05:45 pm
En La Habana Vieja se mezclan con misticismo lo antiguo y lo contemporáneo. Por sus calles aún circulan los almendrones como «dinosaurios» de ciencia ficción, mujeres exuberantes rondan las plazas a semejanza de las pregoneras del siglo XIX, y algunos «caleseros» conducen los coches en románticos paseos.
Sus edificios, antes marcados por el hollín o enverdecidos con el moho, poco a poco son restaurados y se integran al contexto citadino para salvaguardar y promover su valor patrimonial antes de que el deterioro físico y estructural sirva de pretexto a la desmemoria. Y la gente, que anda sobre intermitentes calles adoquinadas, marca el ritmo de la modernidad, haciendo vivir la urbe que le rodea.
Entre los rincones de esa ciudad museo, el visitante puede descubrir la historia de manera interactiva, al vincularse a los proyectos socioculturales que la Oficina del Historiador (O.H.C.) ha diseñado como parte de un mapa que construyen casi 60 instituciones. Las más diversas manifestaciones artísticas se insertan en la vida del Centro Histórico: música, artes plásticas y teatro confluyen en el empeño de enaltecer nuestra herencia cultural.
Juventud Rebelde se lanzó a desandar las rutas de la otrora villa de San Cristóbal de La Habana para mostrar algunas de sus opciones culturales y recreativas.
En esa experiencia, Lilibeth Iglesias Bermúdez, especialista del departamento de Comunicación del Centro de Información Cultural de la O.H.C., explicó que el programa de la Oficina del Historiador «está integrado por las propuestas que hacen las instituciones vinculadas a nuestra labor. Cada una de ellas elabora su proyecto anual que tributa a la Dirección de Patrimonio Cultural y, a partir de estos, se conforma nuestro programa sociocultural».
Propuestas al caminante
Los misterios del Alma Máter, el recorrer la barriada de Miramar en bicicleta, los delicadísimos dibujos de las vasijas francesas y las utópicas máquinas voladoras de Leonardo da Vinci son algunos de los atractivos que han cautivado a quienes por las Rutas y Andares descubrieron parte de La Habana, desde que en 2001 surgió esta iniciativa destinada a la familia cubana.
Aunque inicialmente el proyecto solo incluía recorridos y visitas a museos, ha devenido un gran programa de gestión cultural con el objetivo de acercar el patrimonio que se atesora a los distintos públicos. A estos itinerarios se integran especialistas en diversas temáticas, artistas de la plástica, reconocidos intelectuales y músicos.
«La Ruta Joven es una derivación de Rutas y Andares. Surgida como parte de la estrategia de comunicación de la O.H.C., se propone una mayor incorporación de la juventud a la gestión cultural del patrimonio», expresó Iglesias Bermúdez.
Como novedad, en abril los participantes tendrán la oportunidad de acercarse a la fotografía. La Ruta permitirá a los caminantes tomar imágenes del entorno citadino y exhibirlas en los espacios expositivos de La Habana Vieja.
El aprendizaje de la memoria
Por estos días en que el fuego de las antorchas recordó con vigilia juvenil al hombre de los Versos sencillos, la Casa Museo Natal de José Martí es sitio de visita necesaria. La institución celebra su aniversario 89 de fundada, el 161 del natalicio del Apóstol y los 125 años del nacimiento de la revista La Edad de Oro.
Desde el 28 de enero, el hogar del Maestro acoge la exposición Echar mis versos del alma, perteneciente al proyecto de la cátedra martiana En todas partes soy, del Instituto Superior de Diseño.
Atractivas resultan las conferencias y talleres en los museos, casas museos y centros culturales. Cada institución, de acuerdo con su perfil, genera una opción para el aprendizaje de cuestiones étnicas, literarias, musicales, danzarias, de las artes plásticas e históricas.
Entre las opciones académicas de la O.H.C. se distingue el Colegio Universitario San Gerónimo de La Habana, donde se cursa la carrera de Preservación y Gestión del Patrimonio Histórico-Cultural, orientada hacia cuatro perfiles: Museología, Arqueología, Gestión Urbana y Gestión Sociocultural. El colegio organiza además cursos, diplomados, maestrías y doctorados.
Para los que gustan de la espontaneidad de la danza en espacios citadinos, el encuentro es con el Festival de Danza en Paisajes Urbanos Habana Vieja, Ciudad en movimiento. Presidido por Isabel Bustos, directora de danza-teatro Retazos, el evento se desarrollará del 9 al 13 de abril y propiciará intercambios entre jóvenes coreógrafos y talleres para niños y adolescentes.
Entre pinceles y colores
Los amantes de las artes plásticas encontrarán el sitio justo en el espacio Barcelona-La Habana. Desde hace dos años en la calle Barcelona, No. 63, esquina a Águila, Centro Habana, funciona el taller Coup de fouet, término catalán que significa «latigazo». Su objetivo no es solo enseñar los rudimentos del dibujo, sino también el art nouveau, forma belga y francesa de referirse al arte modernista.
El dominio de las acuarelas, el trabajo con el papier maché y las técnicas del dibujo son algunas de las herramientas que aprenderán los niños que asistan al taller de creación Oswaldo Guayasamín, localizado en la casa homónima del Centro Histórico. Todos los sábados, desde las 9:00 a.m. y hasta el mediodía, tendrán allí una cita con su maestra y fundadora Zenaida Díaz.
Asimismo, un mundo de aventuras pueden descubrir en la biblioteca de la Vitrina de Valonia: las peripecias detectivescas de un niño llamado Tintín, o cuando Elpidio Valdés carga al machete y el capitán Plín hace amigos entre los cocos verdes.
Lysbeth Daumot Robles, su bibliotecaria, señaló que el centro, ubicado en el antiguo Palacio de los Condes de Cañongo, es un espacio dedicado fundamentalmente a la promoción de la cultura de Bélgica. «Nuestra biblioteca es la única del país especializada en la historieta. Fue fundada en 2008 a partir de una donación de historietas belgas traducidas al español que hizo la Embajada de ese país en Cuba», agregó.
Partituras sobre el atril
Uno, dos, tres... así marca la batuta, en el aire, el ritmo de una de las muchas melodías que llenan la ciudad. Unos cantan canciones tradicionales en los restaurantes, otros interpretan en solitario varias notas con las que pretenden seducir al viajero; y algunos invocan a través de sus instrumentos a Mozart, Lecuona o Vivaldi para colmar con sus obras las salas de concierto.
La música tiene aquí un escenario propicio, afirmó Iglesias Bermúdez, quien sostuvo que uno de los eventos culturales más atractivos del Centro Histórico es el Festival de Música Antigua Esteban Salas.
«Del 15 de febrero al 22 de marzo se desarrollará su décima edición en la Iglesia de Paula, la Basílica Menor del Convento de San Francisco de Asís, y —por este año— en las villas fundacionales», comentó.
El Lyceum Mozartiano, fundado en 2009 bajo el auspicio de la Oficina del Historiador, el Instituto Superior de Arte y la Fundación Mozarteum de Salzburgo, constituye uno de los proyectos relevantes en la cartelera musical. Su finalidad es cultivar y difundir la música de concierto. Los jóvenes de la Orquesta Sinfónica adjunta al Instituto Superior de Arte (ISA) cuentan con este espacio para demostrar su virtuosismo y cautivar a nuevos melómanos.
Si usted quiere saber...
Voz del patrimonio y reciente quinceañera, la emisora Habana Radio es un espacio en el que se socializan y divulgan las propuestas de la ciudad. A través de sus ondas, de manera ininterrumpida, se fomenta la responsabilidad ciudadana y el conocimiento de la historia.
El sitio web www.habanacultural.ohc.cu muestra la cartelera más completa y actualizada de las actividades que se desarrollan en el Centro Histórico; mientras que en las principales plazas se distribuye mensualmente su Programa Cultural impreso. Existen también las publicaciones Con vara y sombrero, revista para niños, y la trimestral Agenda Cultural Adolescente, estrenada el pasado 21 de enero.
El Centro de Información Cultural, situado en Oficios No. 8, entre Obispo y Obrapía, es igualmente un referente para la orientación del público.
Formas recreativas relacionadas con la historia y el patrimonio pueden resultar cercanas y asequibles para quienes se decidan por La Habana Vieja como una propuesta de disfrute. Es una posibilidad placentera que reconoce en la cultura una experiencia lúdica para bien del intelecto y abierta a la renovación.