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En la cueva de Santo Tomás. Autor: Fundación Antonio Núñez Jiménez Publicado: 21/09/2017 | 05:33 pm
La biblioteca de su casa de La Habana, adecuada en un gran galpón en el patio, es, no solo un enorme calidoscopio de libros, sino también un sorpresivo muestrario de raros documentos, mapas, fotografías, fósiles, objetos diversos, cada uno de los cuales guarda múltiples significados para el ojo experto de quien es, a la par, humanista, científico, explorador, artista, político.
Si alguna palabra pudiera definir a Antonio Núñez Jiménez sería la de visionario, un visionario que ha intervenido, además, en el accionar histórico de su pueblo, tanto como Viceministro de Cultura, cargo que ocupa actualmente, cuanto como partícipe del proceso revolucionario, del que ha construido un vívido testimonio en la serie de monografías titulada En marcha con Fidel, cuya publicación iniciara la editorial Letras Cubanas en 1982.
Ahora, este científico y explorador que ha entregado su vida a la cabal intelección de su patria natal Cuba: la naturaleza y el hombre, concebida en diecisiete tomos, es su obra más vasta, emprende, encabezando un equipo de cuarenta científicos originarios de diversos países, una travesía de casi 9 000 kilómetros que, iniciada ya el lunes pasado en Misahuallí, lo llevará por el Amazonas y el Orinoco hasta el Caribe y Cuba. Más que el geógrafo o el antropólogo, quien parte a esta nueva aventura parece ser el convencido latinoamericanista que intenta completar la visión de lo que José Martí denominó Nuestra América, para cerciorándose de los caminos que en el remoto pasado vincularon a los pueblos aborígenes, renovar, con más lúcida percepción, el sentido histórico de la integración latinoamericana.
Este ha sido, quizás, uno de sus más caros sueños, como antes lo fue el de visitar el Polo Norte, en 1972, formando parte de la XIX expedición soviética al Ártico, o en 1982, el de dirigir la primera expedición científica cubana al continente antártico. La aventura, el rastreo y conocimiento del mundo, la pasión por la naturaleza y el hombre, son los múltiples signos que presiden el ciclo vital de Núñez Jiménez, quien ha entregado ya y sigue entregando a la cultura americana y universal una obra multifacética, profundamente humanística. Si el espeleólogo y geógrafo —fundó a la escasa edad de diecisiete años la Sociedad Espeleológica de Cuba, en 1940— ha aportado con obras fundamentales como el Atlas Nacional de Cuba, la Geografía de Cuba y la ya citada Cuba: la Naturaleza y el Hombre, el político y diplomático ha escrito libros como Diálogo con los estudiantes peruanos, El Segundo Frente Oriental Frank País, El pueblo cuenta su historia. Paralelamente, el Antropólogo e Investigador ha entregado sus obras Petroglifos del Perú. Panorama Mundial del Arte Rupestre, Cuba: dibujos rupestres y, más recientemente, en 1982; su biografía de Wifredo Lam, en la que, a propósito del gran pintor surrealista cubano, vuelca sus preocupaciones en torno al fenómeno de la transculturación africana e hispánica que tuvo lugar en dicha isla.
Por demás significativo resulta que este cubano universal, descendiente de campesinos murcianos y calabreses, inicie su periplo por la Amazonía y la Orinoquía justamente en el Ecuador, país clave y punto de confluencia de diversas culturas precolombinas, último avance —quizás— del ámbito cultural caribeño en su expansión hacia el sur. El sueño del visionario se torna preciso y la aventura, esta aventura de río, mar y selva que involucra a ecuatorianos, cubanos, antillanos, peruanos, colombianos, venezolanos y brasileños, se convierte casi en una metáfora, la representación audaz de ese otro gran sueño que todavía no ha terminado: la búsqueda de nuestras raíces y de nuestra identidad latinoamericana.
