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Más allá del sueño

El litoral cubano, de punta a cabo, es resguardado por jóvenes responsables, que conocen hasta la fuerza con que rompen las corrientes marinas en las costas

Autor:

Yahily Hernández Porto

CAMAGÜEY.— El litoral cubano, de punta a cabo, es resguardado por una «experta juventud» de verde olivo y conocedora hasta de la fuerza con que rompen las corrientes marinas en las costas.

Conocer los períodos lluviosos, fríos o cálidos… las diferentes estaciones del año, se convierte en arma indispensable para los Guardafronteras, quienes saben que según las características del clima serán las «sorpresas» que arrastrarán las olas del mar.

Por eso desde que se acerca el mes de mayo, es como si de forma simultánea se dejara escuchar la señal de completa disposición combativa en cada unidad de Tropas Guardafronteras (TGF) del país, en las que sus jóvenes uniformados intensifican, durante el día y la noche, la búsqueda de «hallazgos indeseables».

Durante el verano anterior y los meses contiguos a él no ha sido diferente el escenario marítimo: «La experiencia no miente, porque el empuje de las corrientes marinas nos prepara psicológicamente para lo que casi siempre ocurre en esta época: el arrastre por el mar hacia la costa de todo tipo de objeto. Y así fue, porque aquí se aseguró más de media tonelada de droga durante el mes de agosto del año pasado», dijo a JR el granmense Rafael García Molina, segundo suboficial del puesto fronterizo de Pilón.

Desde mayo del 2011 hasta febrero pasado se vivió un intenso trabajo operativo por los oficiales y jóvenes soldados de las TGF, por la manera en que se han comportado los recalos de drogas en las unidades fronterizas de Pilón, en la provincia de Granma; en La Herradura, en Las Tunas; y las ubicadas en los cayos Sabinal, Romano y Guajaba, del polo turístico de Santa Lucía, en la provincia de Camagüey.

Los jóvenes cuentan

Recuerdan los combatientes que desde el primer vestigio de la esperada «sorpresa» el sueño se espanta, hasta que desaparecen completamente los envoltorios con droga.

«Aquí la cosa se puso fea de verdad —narró el segundo suboficial García Molina—, porque ni el capitán Verdecia, con más de 20 años de experiencia en el litoral, había visto tanta droga junta, y recalos unos detrás de otro, que a cuentagotas llegaron a nuestras costas. Cada contenedor tenía entre tres y cinco pacas de droga», rememoró el joven, de solo 25 años de edad.

Lo ocurrido en Pilón, según palabras del experimentado capitán Alexander Verdecia Núñez, «fue el resultado de la Operación Barrera, que cerró filas contra el narcotráfico en aguas cubanas».

«Aquí —añadió Verdecia— nos llegó la alerta por la radio de que se habían avistado paquetes de marihuana en el litoral costero conocido por Quiebra Seca, en la provincia de Santiago de Cuba, y desde el 8 de agosto se aplicó el Plan Barrera, en el frente comprendido desde esa ensenada hasta Cabo Cruz, municipio de Niquero, en la provincia de Granma».

En toda esta zona oriental, el Plan Barrera contempló exploraciones navales en los frentes afectados, y gracias a ello se halló una embarcación tipo lancha rápida semihundida a 2,2 millas náuticas al suroeste de la desembocadura del río Magdalena, del municipio de Guamá, en la provincia de Santiago de Cuba, la cual fue reflotada y remolcada hacia el Puesto Fronterizo de Pilón.

«Durante el chequeo realizado a la embarcación se encontraron en el compartimiento de proa 31 sacos con bultos de marihuana en su interior», explicó el capitán Alexander, quien junto a una veintena de soldados y oficiales, maniobró con la nave hasta bien entrada la noche.

Con la operación, en Granma y Santiago de Cuba se incautaron unos 655 kilogramos de marihuana, distribuidas en 45 sacos, de ellos 31 a bordo de la embarcación, 11 en el mar y uno en tierra, al sur de los municipios de Pilón y Niquero; y además se encontraron otros dos bultos en el litoral del municipio de Guamá, en la provincia de Santiago de Cuba.

Recalos que no pasaron

Lo ocurrido en Santiago de Cuba y Granma es una pequeña expresión de lo que realizan, día tras día, las Tropas Guardafronteras (TGF) cubanas en el enfrentamiento al narcotráfico internacional. El avistamiento de un solo recalo de estupefacientes o de nave no cubana en nuestras aguas, desata en toda la costa de la nación acciones que neutralizan a este flagelo mundial.

De esta manera y con el riguroso trabajo de los combatientes que revisan sistemáticamente el litoral costero, cayería y mar territorial del país, se detectó el 25 de noviembre del 2011, a las 6:32 de la mañana, una lancha rápida por el Puesto de Observación Visual del Puesto Fronterizo Boca de Samá, en el municipio de Banes, provincia de Holguín, lo cual desencadenó su persecución hasta que la nave narcotraficante fue capturada en la costa norte del municipio de Jesús Menéndez, en la provincia de Las Tunas.

Aquella acción combativa y de enfrentamiento al narcotráfico originó que en los 225 kilómetros de litoral costero, que se extiende entre el límite Este de Playa Corinthia, del municipio de Frank País, en Holguín, y el límite Oeste, en El Manglito, municipio de Manatí, en Las Tunas, «se reforzara la Operación Barrera, que le permitió solo a nuestra unidad situar más de 40 recalos de droga, uno de los más grandes ocurridos en toda la zona», informó Elder Bruzón Ávila, jefe del Puesto de TGF La Herradura.

Junto a otros 20 combatientes, el soldado Yader Cobas Moreno, de 18 años de edad, el más joven en la tropa de La Herradura, permaneció varios días sin dormir «porque el mar arrastraba hacia nosotros y a cualquier hora pacas, sacos, alijos, paquetes y bolsas de droga. Aquello no tenía para cuando parar. Mientras hubo señal de peligro en el mar o en la costa, todos sabíamos que había mucha pelea por echar».

Con esta acción, que se extendió desde el 21 de noviembre hasta el 13 de diciembre, y que agrupó también a los integrantes de los destacamentos Mirando al Mar, se contabilizaron unos 205 hechos de recalos, y lo incautado tuvo un peso certificado y superior a los 1 400 kilogramos de droga.

La aparente calma no engaño

Como ejército uniformado, los guardafronteras del litoral del Balneario del Polo Turístico de Santa Lucía, en el municipio de Nuevitas, al norte de la provincia de Camagüey, no tuvieron descanso ni cuando comenzó el año nuevo.

Durante los meses de abril y agosto del 2011, en esta tierra de pescadores ocurrieron dos recalos masivos de narcóticos en los que se incautó más de una tonelada de droga en los cayos Sabinal y Romano.

Y lo que parecía un mar en reposo se convirtió en un mar embravecido, pues con las experiencias vividas por sus compañeros tuneros y holguineros, y con el intercambio de información en tiempo real con los servicios homólogos del área, nadie podía confiarse de la aparente calma.

Los combatientes de los puestos fronterizos ubicados en los cayos Sabinal y Guajaba, y de todo el litoral de Santa Lucía, lugares por donde el 5 de febrero iniciaron los recalos de drogas, encontraron unos 400 kilogramos de marihuana hasta el pasado mes de febrero.

Ya todos aquí comprenden que en la «tranquilidad» puede esconderse el peligro. De ahí lo apropiada que resultó esta idea del subteniente Edisney Rodríguez, técnico canino que junto a su perro recorre periódicamente más de 40 kilómetros del litoral norteño camagüeyano: «Hasta con un mar en calma la droga flota y recala, señal de que la pelea aquí apenas comienza».

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