Cuando el doctor Juan J. Musset, vicepresidente del Cuerpo de Bomberos del Comercio de La Habana, conversó casi una hora por teléfono con su esposa, el 2 de noviembre de 1877, ante periodistas y personalidades del Gobierno, lo hacía para demostrar públicamente la eficacia del funcionamiento del invento telefónico en nuestro país.
Según reportó el periódico La Voz de Cuba en esa fecha, el aparato, conformado por un alambre muy fino con dos cajitas de diez pulgadas de largo, cinco de ancho y tres de alto en los extremos, permitió además que Musset escuchara —desde el Cuartelillo en San Ignacio No. 108, entre Luz y Acosta— a su hija tocar al piano Las Malagueñas, en la sala de su casa, en la calle Amargura No. 21.
De esta forma se realizó la primera conversación telefónica en lengua española de la que se tiene noticia en la historia de las telecomunicaciones en Iberoamérica, en un momento importante para la historia de la Isla.
Según comentó Betsy Pérez Boza, directora del Museo de los Bomberos de Cuba, nuestro país ocupa un lugar destacado en la historia de la telefonía.
«Fue en 1849, en la capital cubana, donde el inventor italiano Antonio Meucci realizó los primeros experimentos telefónicos conocidos, antes de que Alexander Graham Bell le disputase la paternidad del invento. Además, poco menos de dos años después de que en Estados Unidos le concedieran a Bell la patente de invención, se pusieron a prueba en La Habana dos de sus aparatos. La casualidad, curiosa, hizo que desde un cuartel de bomberos se efectuara la primera llamada en español, también en nuestro país», agregó la museóloga.
Desde 2009, una placa conmemorativa de bronce, obra de los artistas de la plástica Alexis Ponce y William Pérez Fernández, conmemora ese acontecimiento en la fachada de la casa que perteneció al doctor Musset y su familia.