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El próximo salto de El Toro

Jorge Betancourt García dice adiós al clavado para dedicarse a entrenar niños de entre cinco y ocho años de edad

 

Autor:

Hugo García

MATANZAS.— De haber obtenido en otro deporte los resultados que acumula en su carrera, en el caso de Jorge Betancourt García el tratamiento mediático hubiera sido distinto. Durante siete años fue el capitán de la Selección Nacional de Clavados de Cuba y cuatro veces obtuvo la distinción de Atleta Medallista más destacado en torneos.

Sin embargo, en su último salto nos apoderamos de las confesiones de un joven sencillo, que ha dicho adiós al deporte activo envuelto en su modestia.

Comenzó la práctica del clavado en la pre-EIDE Jorge Dimitrov, en 1987, e ingresó a la escuela de iniciación deportiva (EIDE) Luis Augusto Turcios Lima, de la provincia de Matanzas, en 1988. Ya en 1989 ganó tres medallas de plata en los Juegos Nacionales Pioneriles en Camagüey, y en 1992 es promovido  al equipo nacional juvenil.

Así comienza a tejer su impresionante palmarés, que incluye 17 medallas en torneos Grand Prix (dos de oro y ocho de plata); seis veces Campeón en Juegos Nacionales Escolares; tres primeros lugares en los Campeonatos Centroamericanos y del Caribe de Aficionados a la Natación (CCCAN); y siete primeros lugares en las Olimpiadas Nacionales; cuatro en juegos del ALBA y seis veces Campeón Nacional de 1ra. categoría.

A El Toro, como es conocido en el mundo del clavado, lo encontramos en la misma piscina donde a los diez años de edad hiciera sus primeros saltos desde un trampolín de un metro. En el Ateneo Aurelio Janet lo observamos como entrenador de un grupo de diez niños matanceros, de entre cinco y ocho años de edad, e impartiendo docencia a dos técnicos que se especializan en este deporte. El objetivo es llevar a planos estelares el clavado matancero.

«En la Olimpiada de Atenas obtuvimos muy buen lugar, pero fue el momento más triste en mi vida por un error que cometí, pues estuvimos cerca de obtener medallas en el trampolín de tres metros sincronizado y tuvimos que conformarnos con el cuarto lugar».

Comenta que su momento culminante fue en 2005, cuando ganó en los Grand Prix una medalla de bronce en Rostok, Alemania; plata en Madrid, España; bronce en Montreal, Canadá; y oro en Roma, Italia. Fue segundo en la modalidad de sincronizado y cuarto individual del ranking mundial.

—¿La afición se sorprendió al no verte competir más en el 2010?

—Fue una decisión personal dejar el clavado. Todavía en gran parte del 2010 competí. Fui cuarto en el Grand Prix de Montreal, Canadá; gané una medalla de plata y dos de bronce en la IV Olimpiada Nacional del Deporte Cubano y séptimo en la Copa del Mundo de Clavados de Shantou, China. Me esforcé mucho en mi carrera, con mucha voluntad. Ya me cansaba y era pesado el entrenamiento. El clavado conlleva mucho rigor físico, sobre todo los clavados más complejos.

—¿Qué cambios observas en el clavado en esta última década?

—Son apreciables, principalmente por el hecho de que se compite con más grados de dificultad. Cuba evolucionó, estamos en la élite. La propia participación internacional continua nos hizo estar entre los primeros del ranking mundial.

«El futuro inmediato está garantizado: se ha heredado rivalidad y deseos de competir, y los entrenadores cuentan con mucha visión futurista, eso se lo agradecemos, ellos miran cinco años hacia delante».

 

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