La formación de profesores para la enseñanza técnica profesional podría potenciarse preparando especialistas que ya disponen de experiencia y conocimientos. Autor: Roberto Ruiz Espinosa Publicado: 21/09/2017 | 05:00 pm
Una organización del sistema nacional de enseñanza atemperada a los cambios económicos del país, es uno de los desafíos para el próximo curso escolar. Mientras la universidad disminuye la propuesta de plazas y las que ofrece se orientan mayormente hacia especialidades de ciencia y técnica, restringiendo las de corte humanístico, la enseñanza media superior se acomoda, para que haya una correlación entre los estudiantes, las plazas y la disponibilidad laboral.
Por esta razón, una mayor cantidad de alumnos que ahora terminan la enseñanza secundaria básica irán a los politécnicos, y muchos menos continuarán sus estudios en el preuniversitario.
Ello aumenta el compromiso para la Enseñanza Técnica y Profesional (ETP), una de las más afectadas por las limitaciones económicas, pues se trata de una educación cara, que requiere de insumos para las prácticas docentes.
Sin embargo, este no es el único dilema. Si bien las aulas anexas creadas en entidades de la producción y los servicios han sido una solución a la carencia de recursos materiales que enfrentan los institutos politécnicos, la falta de docentes calificados constituye un problema que no se resuelve solo con la buena voluntad y el concurso de los futuros empleadores.
Luego de dos trabajos anteriores en los que JR abordó la creación de las aulas anexas, sus deficiencias y perspectivas, una visita a la Universidad de las Ciencias Pedagógicas para la Enseñanza Técnica Profesional Héctor Pineda Zaldívar (ISPETP), motivó a este colectivo a indagar sobre la formación de los docentes para estos centros, así como la cobertura y preparación de los mismos para el próximo curso escolar.
El Héctor Pineda Zaldívar se fundó hace 37 años en la capital. Inicialmente era un centro de formación de profesores para las gamas técnicas, y en 1977 pasó a ser una universidad.
Siempre ha sido centro rector de la formación de maestros para esa enseñanza y tenía alumnos de todo el país hasta los años 90, cuando se crearon facultades en las universidades pedagógicas del resto de las provincias.
Odelaisis Deliz de los Santos, rectora del ISPETP, precisó que el centro cuenta con 306 docentes, suficientes para cubrir la demanda de dos facultades: Ciencias técnicas e Informática.
«Tenemos ocho carreras: Agropecuarias, que se divide en dos especialidades: Veterinaria y Agronomía, y Economía, Mecanización, Mecánica industrial, Eléctrica, Construcción civil y Química industrial. La matrícula total es de 4 244 alumnos, de ellos 2 609 en Informática».
La rectora precisó que esa universidad no escapó a la pérdida de equipamiento ocasionada por la etapa más dura de la crisis económica. «Tenemos que revitalizar muchísimo nuestros talleres. Hay especialidades, como Mecánica y Eléctrica, que no poseen condiciones para impartirse, porque la tecnología con que contamos no tiene nada que ver con la actual. Está obsoleta».
Odelaisis añadió que también presentan problemas con la captación. Para la mayoría es más atractivo ser profesor de Informática o Economía que de otras materias.
«En el caso de Mecánica, Construcción y Eléctrica, que se van a potenciar debido al déficit de este tipo de técnicos en el país, se deberá hacer un trabajo más profundo. Debemos comenzar a revisar las estrategias de captación para el ingreso. El proceso será largo.
«Además, excepto las Agropecuarias, el resto son carreras fuertes, que llevan Matemática, Física y Química, y muchos jóvenes no se inclinan hacia esas materias.
«Tenemos también que potenciar la autopreparación de nuestros maestros. La educación aquí hoy está sustentada en profesionales reorientados.
«En la Facultad de Informática tengo de todo. Hubo que reorientar a esos maestros, y dependió de su compromiso, conciencia y ejemplo. Son profesores muy buenos, pero tuvieron que poner el corazón.
«Esta profesión requiere de elementos básicos de psicología, de pedagogía. El que se gradúa en la CUJAE es técnico; el del Varona, pedagogo. Solamente nosotros sumamos las dos realidades».
Maestros para septiembre
En el Héctor Pineda Zaldívar se desarrolló un curso de habilitación de cinco meses y medio de duración. Con esos docentes se cuenta para dar respuesta a la matrícula prevista para el próximo curso en la capital.
«Fueron 517 jóvenes de toda la capital, que finalizaron con una fuerte preparación tanto metodológica como técnica, porque buena parte de ellos procedían de los politécnicos de Informática, y se reorientaron a otras especialidades técnicas.
«Ello supuso un reto mayor —refirió la rectora del ISPETP— pues se habilitaron como profesores de Mecánica, Construcción Civil y Transporte».
En la Facultad de Ciencias Técnicas del ISPETP hay 1 555 trabajadores matriculados, la mayoría técnicos de nivel medio que ejercen como profesores en los tecnológicos mientras hacen la licenciatura. Y una pequeña parte no son docentes, sino capacitadores de organismos.
Además, hay 80 estudiantes que están en el curso regular diurno. De ellos, 36 hacen el primer y segundo año intensivos, y el resto son alumnos de tercero a quinto, que están insertados en los politécnicos como profesores y reciben clases en los Colegios Universitarios Municipales (CUM), antiguas SUM.
Eduardo Concepción, vicedecano docente de la Facultad de Ciencias Técnicas, explicó que de estos alumnos hay un grupo que se prepara para ser profesores de Construcción, Mecánica, Transporte y Agropecuaria. «Si los sumamos no llegan a cien. El grueso estudia otras especialidades. En Economía, por ejemplo, hay 240».
Preocupado también con la escasa matrícula en esas especialidades, Jesús Enrique Lastra, jefe del Departamento de Eléctrica, acotó que aunque se estudian varias carreras, prácticamente hay dos que se llevan la matrícula: Informática, con el 50 por ciento, y Contabilidad.
«Mientras se incrementa la matrícula en los politécnicos de Mecánica, en primer año de esta universidad hay un solo estudiante formándose como profesor de esta especialidad, y hay años donde no tenemos ninguno. La situación es igualmente delicada en Mecanización y en Eléctrica. Los que matriculan no reúnen condiciones y se quedan por el camino».
Los profesores expresaron también su inquietud por decisiones tomadas antaño. Jesús Enrique Lastra recordó que la reorientación de las especialidades en los tecnológicos abolió de la noche a la mañana una tradición en determinados centros escolares.
Entre ellos citó el Eduardo García Delgado, donde se formaban técnicos en la especialidad de Automática; Aguado y Rico, en Mecánica y Electricidad; y Armando Mestre, donde siempre se estudió Mecánica y actualmente es de Economía.
Luis Miguel Billot, asesor de ingreso de la Vicerrectoría docente, afirmó que si bien es cierto que la tecnología está en la empresa, el estudiante que va a la práctica debe tener un mínimo de preparación en los talleres escolares. «En el centro laboral entra en contacto con la tecnología de avanzada, pero también debe saber hacer las cosas con el mínimo de recursos».
En el recuerdo del profesor Mario Francisco Quintero, vicedecano docente de la Facultad de Informática, está el Politécnico Julio Antonio Mella, donde laboró durante 11 años en el Taller de Plantillería.
«La enseñanza técnica es la más costosa. No es lo mismo dar una clase de Matemática, con tiza, borrador, alumno y aula, que una de Plantillería, que necesita sierra, sinfín, herramientas de carpintería y madera...
En su opinión, se necesita una inversión en esta enseñanza en centros puntuales. «En la universidad, para formar a los profesionales en este campo, y en varios tecnológicos. Preparar a esos profesores sería una tarea de varios años. ¿De dónde podrían salir? De las empresas. Es más fácil preparar a una persona que ya es especialista, dándole las herramientas metodológicas, que formar a un maestro en una asignatura técnica».
Según comentó Eduardo Concepción, la Dirección Provincial de Educación en la capital realiza gestiones con los organismos para solicitar técnicos que vayan a la docencia. «No son profesores; conocen el oficio, la tecnología, pero les falta la parte metodológica. Nosotros como institución estamos en disposición de ofrecer los cursos en Pedagogía, Didáctica y Metodología de la enseñanza técnica. Ya el año pasado atendimos metodológicamente a todos los profesores de ETP de la provincia».
Respuestas sin justificaciones
La dirección del Ministerio de Educación no está ajena a las inquietudes y temores que lógicamente despiertan los cambios en la enseñanza politécnica. Al preguntarle a Alexander Manso, director de Enseñanza Técnica Profesional del Ministerio de Educación, acerca de la cobertura docente para asumir en el próximo curso escolar el inusitado incremento de matrícula, afirmó que la misma está en concordancia con las necesidades de fuerza de trabajo calificada de cada organismo.
«Pensábamos que un 60 por ciento de los graduados de noveno irían a la ETP y un 40 al preuniversitario. No ha sido así, porque la demanda de los organismos no llegó a ese indicador. Son un poco más de 77 000 (un 58 por ciento) los que irán al politécnico, de un total de casi 134 000 graduados de noveno grado.
«La decisión de incrementar el ingreso a la educación técnica está dada por una necesidad económica del país de garantizar la fuerza de trabajo calificada que necesitan los territorios. Sobre todo en tres especialidades que hemos declarado como priorizadas: Agropecuaria, Construcción y Contabilidad. No es una decisión precipitada, responde a la situación económica de Cuba.
«Indudablemente el aumento de matrícula implica necesidades de docentes, para lo cual durante todo este curso escolar hemos venido dando pasos.
«Primero organizamos un curso de habilitación intensivo, donde se les dio la preparación primaria que deben tener estos docentes. Se impartió del 1ro. de marzo al 3 de julio, a unos 2 000 estudiantes de cuarto año de ETP de todo el país, en las mismas especialidades en que se acabaron de graduar.
«En septiembre empezarán a impartir docencia, y está concebido que durante el próximo curso escolar mantengan una preparación sistemática, de una semana al mes, en la asignatura que están dando. Además recibirán una preparación para poder aprobar las pruebas de ingreso a la Educación Superior, que harían el próximo curso.
«Ellos se están graduando como profesores de nivel medio superior para la ETP en especialidades en que ya se graduaron como técnicos medio.
«También hemos trabajado de manera intensa durante este curso escolar en la capacitación a más de 1 300 especialistas de la producción y los servicios, que están impartiendo clases en nuestras instituciones educativas en las materias en que tenemos déficit. Esta cifra debe ser mayor para el próximo curso.
«Para nada podemos decir que la cobertura docente tenga una situación crítica, ni que sea diferente a otros cursos».
—Las aulas anexas, además de ser una solución para la falta de talleres en los politécnicos, lo son para el déficit de profesores especializados. ¿Cómo está previsto resolver la falta de preparación pedagógica de los técnicos de la producción que asumen la docencia en dichas aulas? ¿No estaremos ante nuevos profesores «emergentes» que causen anomalías que tratamos de superar en otras enseñanzas?
—En ningún momento hablaríamos de profesores emergentes, es diferente el concepto y la categoría. Se trata de un especialista de la producción que tiene todos los conocimientos técnicos, y está de más decir que lo primero para poder hablar de Pedagogía y Didáctica es tener el dominio del contenido, y estas personas lo tienen.
«Del 5 al 9 de julio se realizó el Seminario Nacional preparatorio para los docentes, y como parte de él, en cada escuela donde estos especialistas van a impartir docencia, se les dio un curso de preparación pedagógica.
«Las aulas anexas son un tema que se ha venido trabajando durante este curso escolar y tienen dos objetivos principales: uno, que los estudiantes tengan la posibilidad de interactuar con la tecnología instalada en la producción y los servicios, que no existe en los politécnicos.
«El segundo propósito es aprovechar el espacio en las entidades de la producción y los servicios, a partir del incremento de matrícula, porque hay politécnicos que no tienen toda la capacidad física para los estudiantes».
Manso significó que las aulas anexas no son una solución transitoria, sino que en ellas está el futuro del politécnico, pues debido al ritmo acelerado que tiene hoy el desarrollo de la ciencia y la técnica, no se puede aspirar a tener en la escuela la tecnología de punta.
«Es una tendencia mundial, porque siempre la empresa se va a ir modernizando. La vía para adquirir las habilidades propias de las especialidades, dominarlas, tiene que ser con tecnología actualizada que está instalada en las entidades de la producción y los servicios.
«No obstante, no hemos renunciado a que, de conjunto con los organismos, se garantice un mínimo de recursos a los politécnicos, donde el alumno pueda familiarizarse con las habilidades básicas de la especialidad.
«En este curso escolar se emplearon más de 724 aulas anexas, con una matrícula superior a los 18 000 estudiantes. Los resultados han sido positivos en sentido general, aunque esto depende mucho de la atención y prioridad que le dé la empresa, el organismo, y la responsabilidad del profesor que va a impartir docencia en esa aula anexa.
«Pueden quedar lugares donde no se cumpla lo que está establecido y haya experiencias negativas. Pero si la escuela y la empresa convenian lo que se quiere, se le da seguimiento y control, y si además logramos que la entidad identifique que está formando el relevo de su fuerza de trabajo calificada, la experiencia es positiva.
«También hemos aclarado que el aula anexa no es un espacio físico. No hay que preparar un local: puede ser un laboratorio por donde rotan los grupos o un taller donde están los tornos y los estudiantes van dos días a la semana. Los otros tres días reciben la asignatura en la escuela. Esas variantes no las podemos decir desde el Ministerio. Dependen de las características de cada centro.
«Insistimos en que el aula anexa no debe entorpecer el proceso productivo de la empresa, por eso indicamos usar horarios flexibles».
—La disminución de plazas para algunas especialidades y el aumento de otras —como Informática— obligó a muchos docentes a reorientarse. Hoy se habla de un nuevo reordenamiento de esas carreras. ¿Volverán a reorientarse los maestros? ¿En qué medida puede afectar esto la calidad de la enseñanza?
—Eso ocurrió fundamentalmente con los informáticos. En los años 90 hubo movimiento de especialidades. Por ejemplo, aumentaron las carreras agropecuarias y otras disminuyeron.
«Durante un tiempo estuvimos ingresando estudiantes a especialidades de los servicios sin que ello respondiera a la demanda de nadie. Gastronomía, Comercio, Operador de microcomputadora, porque teníamos las capacidades en los politécnicos. Y ¿qué ocurría? Estudiaban cuatro años y cuando se graduaban no tenían trabajo, lo que hacíamos era alargar el problema.
«En el caso de Informática fue un programa nacional priorizado; hoy quedan 25 centros. Se planificaron ingresos grandes de alumnos, que respondían a un nivel de inversiones en ese sector laboral que aún no ha ocurrido, y eso provocó que en los últimos cursos hayamos tenido dificultades para ubicar a los graduados.
«Ahora hay que utilizar las capacidades de esos politécnicos en otras especialidades, y pensar en una estrategia para los docentes. Pero eso no quiere decir que mañana se va a reorientar a todo el mundo, porque todavía hay altas cifras de alumnos en esos centros, en segundo y tercer años. La informatización de la sociedad se sigue trabajando. Hay que ver la estrategia futura. Hoy no nos sobra ningún profesor».
Isel Parra, directora de Formación del personal pedagógico del Ministerio de Educación, significó que la reorientación de los profesores siempre va a obedecer a una necesidad económica primaria, a la cual la formación tiene que dar una respuesta.
«Hoy existen tres especialidades priorizadas y se necesita más fuerza de docentes, pero si hay una reorientación, siempre irá acompañada de una preparación. No es un proceso instantáneo, ni el maestro estudia por su cuenta sin que se le preste ayuda y se presente un programa para ello.
«La reorientación siempre se va a dar cuando las condiciones económicas lo exijan. Y la respuesta de las carreras técnicas y de todas las priorizadas hoy, siempre va a estar en función de preparar a los maestros».
—Los profesores del Héctor Pineda Zaldívar alegan que hay especialidades poco atractivas por el peso que llevan de Matemática, Física y Química. ¿Han pensado en alguna solución, como lo han hecho otras universidades para motivar a los jóvenes?
—Dondequiera que haya Física, Química y Matemática, en cualquier universidad de Cuba e internacional también, habrá cierto recelo en la aceptación de esas carreras. Sin olvidar que la tendencia del país ha sido optar por licenciaturas de corte humanístico, algo que hubo que ordenar también, porque no era posible seguir graduando licenciados en especialidades de letras, cuando no se les requería.
«En el caso de la carrera de Matemática-Física, los alumnos de preuniversitario cursarán el grado 12 en las universidades pedagógicas. Es una experiencia similar a las que se aplicaron para las licenciaturas en ciencias puras. Eso puede ser transferido a las demás especialidades».
—Se habla de una nueva concepción de las carreras pedagógicas. ¿En qué consiste?
—Vamos a formar profesores con dos principios básicos: que tengan una doble especialidad —lo cual es económicamente positivo, dada la situación del país—, y en segundo lugar estamos hablando de un docente que puede atender más de un nivel de enseñanza. Un educador con un perfil más amplio.
«Por ejemplo, surge la carrera de Educación Laboral-Informática, prevista para que ese futuro educador pueda trabajar en las dos especialidades.
«Esto debe dar respuesta a la calidad de la enseñanza, lo que pasa es que los resultados de la educación no se ven a corto plazo. Pero para una buena educación, hay que contar con un buen maestro».