Alentar, reconocer, estimular… he ahí un importantísimo cometido de las Brigadas Juveniles Campesinas. Autor: Yahily Hernández Porto Publicado: 21/09/2017 | 04:59 pm
CAMAGÜEY.— Crear Brigadas Juveniles Campesinas en los escenarios agrícolas donde conviven jóvenes y fortalecer aquellas que en su funcionamiento no han interpretado coherentemente su razón de ser, fue crucial en el debate del Activo juvenil campesino en esta provincia.
Dichas brigadas deben ser un espacio para la reflexión, donde se generen soluciones a los problemas del centro y hasta de la comunidad desde la integración juvenil.
El informe al encuentro subrayó que esos núcleos deben ser una fortaleza, no solo en la formación integral de los jóvenes sino también en la vinculación de estos para realizar tareas concretas de la producción y de los procesos políticos de la organización.
En Camagüey son pocos los territorios y las organizaciones de base que crearon dichas brigadas y les han dado seguimiento, como refiere el informe. Aquí se cuenta con solo 38 brigadas, 22 en cooperativas de producción agropecuarias (CPA) y 16 en cooperativas de créditos y servicios (CCS), las que agrupan 246 brigadistas, de un universo juvenil superior a los 2 700 jóvenes. Esa diferencia no es coherente con las responsabilidades de las diferentes estructuras de base juveniles.
«Mi CPA está insertada en el movimiento vanguardista del país, con resultados productivos muy alentadores; sin embargo, no estamos satisfechos con el trabajo de la organización, porque se nos siguen sumando jóvenes gracias al Decreto Ley 259, y no siempre los atendemos con rapidez y eficiencia», comentó Yoel Hernández, delegado al encuentro por la CPA Mártires de Cascorro, del municipio de Guáimaro.
En su intervención Yoel se preguntaba cuál es la vía para sumarlos, y se contestaba que la opción son las brigadas campesinas. «Si no integramos en las brigadas a los jóvenes que están y a los que llegan, y si estas, además, no funcionan como tienen que hacerlo, ese nuevo campesino puede desalentarse y retornar a la calle», reflexionó.
En este sentido Hilder Torres Escalona, miembro del Buró Nacional de la UJC, especificó que en la conducción de los jóvenes campesinos está el camino certero para trasformar el trabajo de la organización en el sector, donde urge producir alimentos para el pueblo, tema que por su importancia para el país fue catalogado como de seguridad nacional por el General de Ejército Raúl Castro.
«Cuando una brigada juvenil no se ha creado, o si esta no se abre a su universo juvenil ni es capaz de incorporar a los jóvenes que conviven alrededor del centro de producción agrícola, los cuadros de la UJC de las diferentes estructuras de base deben cuestionarse cómo están trabajando, porque la mayor responsabilidad recae en quiénes y cómo dirigimos a esa gran masa juvenil», aseveró Hilder.
Un ejemplo elocuente es el de Juanes Rodríguez Carmenates, de la CCS Santiago Zamora, del municipio de Jimaguayú, quien autocríticamente reconoció que, a pesar de sus logros productivos, aún no estaba incorporado a esta iniciativa.
Revitalizar los movimientos juveniles es uno de los objetivos principales de la UJC, más si este sector en la provincia crece con jóvenes que no poseen una cultura agrícola, indicó Neobel Yero Díaz, miembro del Buró provincial de la organización.
Aunque los resultados en la creación de las brigadas son superiores a los de igual etapa del año anterior, lo cierto es que la UJC aquí tiene la responsabilidad de multiplicarlas en toda la sabana agramontina, fundamentalmente en los municipios rezagados como Céspedes, Sierra de Cubitas, Guáimaro, Jimaguayú, Najasa y Sibanicú.