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La mujer es una insuperable matriz de transformaciones, que puede desempeñar un papel activo en la actualización del modelo de desarrollo económico cubano; se evidenció en el Taller que, auspiciado por la Asociación Nacional de Economistas y Contadores (ANEC), se celebró ayer en la sede de esa organización profesional.
Las delegadas, premios anuales de Economía, funcionarias, académicas y mujeres con responsabilidades en la ANEC, debatieron con agudeza, los desafíos y cardinales urgencias de la economía cubana en lo cualitativo.
Estimula constatar tanta inteligencia femenina para alertar de que en este asunto, en el que nos va presente y futuro, no podemos caer en la trampa de las campañas; y sí crear las condiciones para que las tan mentadas eficiencia y eficacia rompan el cascarón y echen a andar, a partir de transformaciones sistémicas.
Se analizaron la sustitución de importaciones y el fomento de la exportación, la jerarquía que aún deben alcanzar el control y la contabilidad como antídotos contra el flagelo del delito económico y la corrupción; el tan llevado y traído resquebrajamiento del sentido de pertenencia, las holguras de muchos presupuestos, las potencialidades de horizontalidad que puede alcanzar el desarrollo local y la necesidad de rescatar la economía del trabajo, en especial el frente de Recursos Humanos, entre otros temas.
Se llamó a profundizar el papel que desarrolla la ANEC en la preparación de cuadros de dirección y de Gobierno, para que asuman con pensamiento creativo los retos y cambios que la economía cubana les irá imponiendo en el camino.
Y se insistió, con ese coraje maternal que asiste a la mujer, en la trascendencia política que entraña la actualización y transformación del modelo de desarrollo, yendo a la raíz con sistematicidad y rigor; al tiempo que lograr que los cubanos se sientan dueños, partícipes y responsables de nuestra economía socialista.
Yolanda Ferrer, secretaria general de la FMC, solo habló un instante para felicitar tanta inteligencia y profundidad femeninas —fruto de la Revolución—, y destacar el rol que pueden ejercer ellas en el logro de una conciencia y sensibilidad económicas, incluso desde el hogar y la familia.
