En el aniversario 50 de la Revolución debe ocupar su lugar en el altar de Cuba aquel apotegma martiano de que la libertad es la atmósfera, y el trabajo es la sangre
«Debemos concentrar nuestros esfuerzos en el aumento de la producción y la productividad; si importante es ganar la batalla en el campo militar, frente a las agresiones imperialistas, igualmente para la Revolución es ganar la batalla de la producción», sostenía Ernesto Che Guevara, por cuya inspiración los trabajadores y jóvenes cubanos se han ido este fin de semana a los campos y fábricas, en fiesta obrera del trabajo.
«...ese es el espíritu que ustedes están llamados a contagiar a todos los que están cerca de ustedes: el espíritu de ponerle pies, alas, cualquier cosa a todo; el espíritu de volar en la producción, el espíritu de ir hacia delante, rompiendo todos los obstáculos, barriendo con todo lo que se oponga al cumplimiento del deber social», afirmaba el Guerrillero Heroico.
Y en el aniversario 50 de la Revolución debe ocupar su lugar en el altar de Cuba aquel apotegma martiano de que la libertad es la atmósfera, y el trabajo es la sangre... Porque el trabajo como diría el Apóstol «es milagroso».
Y bajos esos principios, los jóvenes y trabajadores de toda Cuba impulsaron tareas productivas en centros de trabajo y estudio y laboraron en fábricas y empresas, centros de trabajo y estudio, hospitales, escuelas y obra de la construcción.