La prolongada sequía que sufre uno de los acuíferos más importantes del mundo podría dañar su capacidad como pulmón del planeta que absorbe gran cantidad del dióxido de carbono emitido a la atmósfera
El Amazonas, no solo el río, sino todo el entorno que lo rodea, está sufriendo una prolongada sequía que ha conmocionado la respiración de este pulmón planetario, encargado de filtrar el dióxido de carbono (CO2) que congestiona la atmósfera terrestre.
Según revela una investigación conjunta donde participaron más de 40 instituciones diferentes, la angustiosa sequía no solo daña el papel de filtro del acuífero, sino también le hace generar a él mismo CO2, principalmente por la deforestación provocada por la falta de agua y la acción devastadora del hombre.
Los 68 científicos implicados examinaron más de cien bosques sobre una zona de más de 600 millones de hectáreas de la Amazonia, desde Brasil hasta el Ecuador.
A su vez, indagaron en los efectos de las sequías que sufrió la cuenca en varias épocas, especialmente en el 2005, la cual destruyó un gran número de árboles en la selva circundante al río, lo que causó que en ese período el Amazonas lanzara a la atmósfera millones de toneladas de gases causantes del efecto invernadero.
A partir de los datos de crecimiento de más de 100 000 árboles de la selva amazónica, registrados desde hace 30 años, los investigadores constataron que la sequía de 2005 en esta región «provocó una inversión brutal de las absorciones de carbono realizadas durante décadas» y que la «muerte de los árboles se ha acelerado allá donde la sequía impactó más».
Si bien durante períodos normales en una estación climática esa región absorbe millones de toneladas de dióxido de carbono; en 2005, por ejemplo, la sequía redujo en 5 000 millones de toneladas la absorción de CO2 por la selva amazónica ese año.
Esta situación, afirman los científicos, es doblemente preocupante, pues la zona amazónica no solo dejaría de absorber CO2, sino que emitiría mucho más ella misma contribuyendo al calentamiento global, algo preocupante en un territorio que abarca más de la mitad de las selvas tropicales del mundo y cubre un área mayor que el tamaño de varios países de Europa.
«Durante años, la región amazónica ha ayudado a ralentizar el calentamiento climático y si estos pozos de carbono se reducen, o incluso funcionan al revés, el nivel de dióxido de carbono en la atmósfera aumentará aún más», subrayó a la prensa el principal autor del estudio, Oliver Phillips, de la Universidad de Leeds (Gran Bretaña).
Además, los árboles que mueren como consecuencia de las sequías emitirán a la atmósfera, cuando se descompongan, todo el CO2 absorbido durante sus vidas, advierten los expertos. Por eso, la sequía podría provocar un efecto sobre la atmósfera equivalente al que resulta anualmente de las deforestaciones en beneficio de las actividades agrícolas en todo el mundo.
Los expertos alegan que si las sequías se repiten en la Amazonia, esto conducirá a una aceleración del cambio climático, lo cual a su vez catapultará la falta de agua, generando un ciclo altamente peligroso para la vida en el planeta.