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Demostraciones a la cubana de la teoría darwinista

Con especies endémicas como la polimita y la jutía conga un investigador cubano y sus discípulos han demostrado cómo se expresa la selección natural enunciada por Charles Darwin

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Si los turistas que visitan el oriente cubano miran unas pequeñas y coloridas conchas como un muy especial souvenir, para un acucioso profesor de la Facultad de Biología de La Universidad de La Habana, bajo el caparazón de las polimitas vive algo mucho más controversial y apasionante: demostraciones a la cubana de la teoría darwinista de la selección natural de las especies.

El doctor Vicente Berovides y discípulos suyos en la colina universitaria se han dedicado a encontrar las razones de la teoría del científico inglés desde la década del 80 del pasado siglo.

Berovides, junto a un grupo de alumnos, se convirtió en el primer especialista cubano en demostrar el proceso de selección natural en la polimita y la jutía conga, animales endémicos de nuestra Isla.

Anteriormente un grupo de científicos, entre ellos Carlos de la Torre —quien dio nombre a la Polimita picta—, se dedicaron al estudio de las polimitas, pero en cuanto a descripciones físicas. No fue hasta la ya mencionada década que el profesor Berovides inició un análisis detallado sobre la actuación de la selección natural entre esas reliquias naturales criollas, consideradas como los moluscos terrestres más bellos del mundo.

«Demostramos experimentalmente que la destrucción de sus hábitats disminuyen la población y reducen la variabilidad de su concha. Entonces comparamos las colectas de Carlos de La Torre en los años 30 —había en aquel entonces zonas muy boscosas que hoy están desforestadas— con las nuestras. Pudimos concluir que antes existía un 20 por ciento de conchas oscuras, las cuales en estos momentos y en el mismo lugar, están desaparecidas», explicó el doctor.

Polimitas claras viven más

Según este estudioso, la selección natural favorece a las polimitas de conchas claras (blancas y amarillas) porque estas no se recalientan; o sea, absorben menos luz y por lo tanto son las que dejan más descendientes.

Las de colores oscuros gastan más energía en enfriarse, no comen, y al mantener un metabolismo bajo, mueren. Así demostraron que el proceso era genético porque cumplía con las leyes de Mendel, las cuales plantean que dos genotipos (contenido genético de un individuo —ADN—) al cruzarse producen diferentes fenotipos (expresión del genotipo bajo un determinado ambiente).

Existen seis especies de polimitas y cada una está distribuida en una zona específica de Oriente. La Polimita venosta es la más esparcida por toda la región oriental. La Polimita picta es exclusiva de Maisí y resulta la más hermosa, debido a su variedad de colores y elegantes diseños. La Polimita brocheri habita también en Maisí; la Polimita muscarum en Holguín, la Polimita versicolor en Guantánamo y la Polimita sulfurosa solo en el municipio de Sagua de Tánamo; aunque el último estudio las dio por extinguidas.

Berovides apunta que resulta interesante cómo, pese a que las polimitas son moluscos y necesitan humedad, las hay que viven en un ambiente xerofítico —o sea en medios secos— como las que habitan en determinados lugares del oriente cubano. Esta especie se alimenta de un hongo especial de esas regiones, por lo cual si los colectores las trasladan a otras zonas las condenan a la muerte.

Jutías selectas

Si en el mundo de las polimitas la teoría de Charles Darwin tiene total vigencia, como ha demostrado Berovides y su grupo de estudiantes, no es por ello menos aplicable a otro animal autóctono de nuestro archipiélago: la jutía conga.

En este caso, Berovides explica que se concentraron en averiguar las adaptaciones locales de cada población y estudiar las diferencias entre ellas.

«Algunas de estas transformaciones son conductuales, pues por ejemplo, la jutía de manglar hace coprofagia (se come las heces fecales y digiere las proteínas que tiene en su intestino) y son las que mejor están adaptadas.

«La jutía xerofítica, por otro lado, extrae agua de los alimentos, debido a que poseen una médula del riñón relativamente más grande y la última porción de su intestino grueso es seis veces el tamaño de su cuerpo.

«Aquí la selección natural actúa para permitir que solo las que tengan corteza gruesa y largo intestino sobrevivan, pues son las que mejor se pueden adaptar», detalló Berovides.

Conocer las adaptaciones locales de cada población de jutía conga, no solo es importante para ayudar a su preservación, al regular su caza y el posible impacto humano en su hábitat, sino que contribuyen a los esfuerzos para manejar la especie de forma sostenible, ya que una jutía de bosque debe explotarse de forma distinta a una de manglar, pues no son iguales sus ciclos reproductivos.

Se ha probado que la jutía rinde en carne igual que el mejor ganado vacuno —el 65 por ciento—, y su consumo tiene mucha tradición en la población campesina. También constituye el sustento de los pescadores, pues le brinda los requerimientos mínimos de proteína.

Aunque su caza no está prohibida, la investigación de esos animales garantizará la explotación de estas poblaciones de forma sostenible.

Los estudios abarcan la Península de Guanahacabibes, el sur de la Isla de la Juventud, la cayería Jardines del Rey, la de Jardines de la Reina, donde se encuentra la mayor concentración, así como la desembocadura del Cauto y la zona xerofítica de Guantánamo.

Selección también humana

La selección natural es la reproducción diferencial de genes y fenotipos en distintos individuos dentro de una población, en dependencia de las condiciones ambientales; y en el hombre también sucede de la misma manera, pero en el ambiente sociocultural.

La teoría fue enunciada por Charles Darwin en fecha tan temprana como 1838, tras el regreso de un viaje de reconocimiento como naturalista a bordo del barco Beagle, en el cual navegó tras graduarse en Cambridge en 1831.

En su momento la teoría darwinista de explicación de la evolución a través de la selección natural fue muy controvertida, aunque el científico pasó más de 20 años investigando y aportando pruebas para sustentar sus afirmaciones.

Actualmente el doctor Berovides desarrolla otras investigaciones en Cuba de evidencias de la actuación de la selección natural, entre ellas la relacionada con la hipertensión arterial como primera causa de muerte en nuestro país, y debido a la cual, según el especialista, los individuos podrían morir, entre otras causas, por su genotipo.

«Cuba está demasiado mezclada. Aquí el que no tiene de congo tiene de carabalí. Para que actúe la selección natural tiene que existir raza pura, porque la cultura social puede anularla. Por eso las probabilidades de enfermedades en un individuo de raza pura donde actué la selección natural son escasas, ya que la existencia de una «raza pura» es algo imposible, porque el hombre empezó a mezclarse desde que era Homo ergaster hace unos dos millones de años.

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