Como parte de un importante programa de la Revolución el país se propone construir 220 hidroeléctricas en las más de 230 presas que actualmente tiene Cuba
Convertir en electricidad el agua embalsada, y hasta aquella que fluye por los pequeños riachuelos de montaña, podría propiciar que Cuba explote en el futuro un potencial hidroenergético de hasta 814 megawats, los cuales se agregarían al Sistema Electroenergético Nacional.
Este programa, que forma parte de la Revolución Energética y busca un mayor aprovechamiento de las energías renovables, se propone entre otras tareas construir 220 hidroeléctricas en las más de 230 presas que actualmente tiene Cuba.
El plan de inversiones modificaría radicalmente el actual aprovechamiento de esta fuente de energía en el país, donde existen 180 instalaciones hidráulicas que generan unos 60 megawats, mientras que están en fase de desarrollo otros 12 proyectos de minihidroeléctricas, que serán construidas en colaboración con la República Popular China.
Al referirse al tema durante el Foro «Oportunidades de Negocios e Inversiones Extranjeras en Cuba, efectuado en el contexto de la XXVI Feria Internacional de La Habana (FIHAV 2008), el viceministro de la Industria Básica, Juan Manuel Presa Sagué, aseguró que no se trata de «cavar» nuevas represas para convertirlas en generadoras de electricidad, sino de utilizar el enorme potencial existente que hoy está completamente subutilizado.
Al respecto precisó que de esa forma podría aprovecharse cada gota de agua que hoy se usa para el consumo humano, animal o el riego de los cultivos, e incluso aquella que se desborda cuando se abren las cortinas de las presas ante el azote de fuertes lluvias. Todo este líquido, que ahora se desperdicia, de existir las instalaciones adecuadas podría convertirse en energía eléctrica.
Sin embargo, para eso el país precisa tanto de financiamiento como de tecnología, por lo cual se explicó que se ha abierto este campo a la inversión extranjera, lo cual en el futuro inmediato podría contribuir a construir 21 centrales termoeléctricas, así como en el proceso de rehabilitación y modernización de las existentes.
A su vez, el programa pretende encontrar colaboración foránea para el entrenamiento de personal especializado en estas tecnologías, y se propone contribuir a revitalizar la industria nacional, explotando la posibilidad de ensamblar en suelo cubano parte del equipamiento necesario para el país e incluso la región, donde la energía hidráulica toma cada vez más fuerza.
Usando tecnologías híbridas, que incluyan minihidroeléctricas o pico turbinas, aerogeneradores y paneles solares, se le podría llevar electricidad a unas 600 000 viviendas de zonas rurales.