El periodista Luis Sexto (a la izquierda) y José Alejandro Rodríguez, durante la presentación de Crónicas del primer día. Foto: Franklin Reyes «El cronista no es un profesional repentino y emergente. No se pueden crear cronistas de emergencia —pues este es un sublime oficio— y mucho menos cuando pensamos en formar periodistas como Luis Sexto, y que no se hiera porque le llame un periodista sólido, sensible y grande».
Así habló nuestro colega José Alejandro Rodríguez —otro señor de capa y espada de la crónica periodística cubana— al intervenir en la tarde de este jueves en la presentación de un nuevo libro del hermano en Periodismo, Luis Sexto, publicado por la Editorial Pablo de la Torriente Brau, bajo el sugerente título de Crónicas del primer día y que muy bien pudiera denominarse Crónicas para siempre.
«Casi todo lo que Luis Sexto ha escrito, escribe y se está preparando para escribir, fue, ha sido y es algo que le hierve en su espíritu, que anda en su cabeza dando tumbos de creador con el ánimo de brotar revestido de letras que lleguen a los corazones, y lo logra», comentó Pepe Alejandro, e inmediatamente dio lectura a algunos fragmentos de la que encabeza el texto, entre casi 40 crónicas: Tras la ventana, mirando caer la lluvia con las pupilas y los iris del alma.
«Pepe sabe que yo creo en él. Hemos andado juntos por similares aventuras periodísticas, en unas tres décadas de oficio, yo un poco antes que él, por razón de mis años», expresó Luis cuando le tocó su turno.
Visiblemente emocionado, dijo que cuando había enterrado a su hijo, inmediatamente después tuvo que sentarse a escribir un artículo para la revista Bohemia, porque ni en las más duras circunstancias de su vida ha dejado de ser el periodista y el cronista que tiene corriendo en sus arterias.
Confesó que se ha ocupado de leer, no por leer, sino para asimilar vivencias de otros creadores como las del poeta Agustín Acosta y el también cronista Fernando G. Campoamor, un grande de las letras periodísticas cubanas un tanto ignorado y olvidado.
Luis resaltó la importancia de asimilar la cultura y no limitarse a citar títulos de libros y los nombres de sus autores, y confesó que las crónicas que publica en este y en los dos textos similares anteriores, surgieron gracias a que Juventud Rebelde le abrió generosamente sus puertas. Por último anunció que escribe ya sus memorias, y que llevarán por título «Vivo, luego escribo».