José Reynerio Valdivia, el único cubano que forma parte de la Asociación Mundial de Magos. Si se dice José Reynerio Valdivia puede que nadie sepa de quién se está hablando, pero si se susurra Piter, enseguida vendrá a la mente la magia que envuelve a este artista.
Es el único cubano que forma parte de la Asociación Mundial de Magos radicada en Hollywood, y ganador del premio La Cima. Además, es miembro de la Asociación de magos de Madrid, obtuvo el premio a la creación en el año 2003, y le fue entregado el premio por la obra de toda una vida.
Piter tiene 72 años y casi seis décadas brindando su arte con números que demuestran el poder de la imaginación y la fantasía.
«La magia es el aire que necesito para respirar. Desde niño hacía mis trucos con barajas y practicaba otros tipos de ilusiones», comenta.
«Con solo 14 años me considero un adicto y paso a formar parte del circo Miriam, en mi natal Guasimal, en Sancti Spíritus. Mi amor por la magia era todo lo que tenía para soñar», confiesa.
Las Tunas me hechizó, dice Piter al referirse a la tierra que escogió para vivir, y en la que ha dado lo mejor de sí. Esta ciudad le debe mucho, pues con su ingenio fundó una escuela de magia y creó la compañía Huracán Mágico.
En la escuela se desempeña como profesor y afirma que no quiere llevarse los secretos a la tumba; por eso disfruta tanto enseñar a las nuevas generaciones.
Es el director de la Compañía y con esta ha ganado diversos premios nacionales e internacionales; pero el que más disfruta es el que le da Ánfora, otra de sus ilusiones hechas realidad.
Piter es fundador y principal organizador del Festival Internacional de Magia Ánfora, que se apodera cada noviembre de Las Tunas, convirtiéndola en la ciudad mágica de Cuba.
«Todo comenzó siendo una jornada ilusionista en la provincia, y posteriormente alcanzó repercusión internacional. Cada año se le dedica a un país amigo, y cuenta con la participación de prestigiosos magos de todo el mundo. Este año será dedicada a España y al 210 cumpleaños de la ciudad de Las Tunas.
«El Ánfora ha sido la vía para probarme y conocer hasta dónde soy capaz de ilusionar al público, más ahora cuando tenemos mayores condiciones para el desempeño de nuestro trabajo, pues el Teatro Tunas, escenario principal, está completamente reparado».
—¿Imaginó algún día ser el mago que es?
—Siempre le tuve miedo a la frustración y luché con todas mis fuerzas para salir adelante y ejercer la profesión que me gustaba y con la que era feliz, pero en mis sueños no estaban los logros que poseo hoy.
Ahora se propone fundar el primer museo de magia en Cuba. «Yo quería tener un lugar donde poner todas mis cosas de magia, y tanto luché por eso hasta que lo conseguí. Tengo en la sala una pequeña colección que contiene varios objetos artísticos, y entre estos a Don Bosco, el santo de los magos.
«Son cosas muy valiosas para mí y a veces me da mucha pena haber perdido otras, pero prometo recuperar y agrandar mi minimuseo.
«Es más natural morir que nacer, y yo quiero que cuando un día yo parta quede plasmado todo cuanto hice y por lo que luché. Quiero dejar a Las Tunas siempre mágica».
—¿En qué está enfrascado ahora?
—Estoy recopilando datos desde el primer evento de magia nacional, porque quiero dejar un legado. Ánfora me tiene ocupado y pensativo; solo quiero que este año sea inolvidable...»